Hay momentos en que me parece que estoy viviendo dentro
de una película, uno de esos westerns con despiadados
forajidos que campan a sus anchas con total impunidad por territorios lejanos e
inhóspitos, donde las pobres gentes sufren las consecuencias de su codicia y su
crueldad.
Solo así se explica lo que ocurrió en Yanashi, uno de
nuestros puestos de misión, hace un par de meses: el sheriff fue
asesinado a sangre fría en su propia oficina. Una noche, el comisario de
policía estaba sentado en la puerta de las dependencias policiales de esa
localidad, tomando el fresco junto a su pareja, cuando se presentaron unos hombres
que, sin mediar palabra, le descerrajaron varios disparos a quemarropa. La
mujer intentó huir y también murió baleada.
Me lo cuenta una de las hermanas ursulinas, cuya casa está a
cincuenta metros de la comisaría. Escuchó lo que creyó que era un cohete, fue a
la ventana y alcanzó a ver cómo disparaban a la señora; uno de los efectivos,
que intentó salir, también fue tiroteado y se salvó de milagro. Los sicarios huyeron
a través de un maizal que hay al costado de la casa parroquial. Parece que
es un asunto de narcos: cupos no cobrados, extorsiones fallidas o cosas por
el estilo.
Claro que también hay robos a la diligencia. El otro
día, cuando regresaba de Caballo Cocha en el ponguero Haydee, me
relataron que esa misma movilidad había sido asaltada en pleno Amazonas en
medio de la noche dos días antes. Se ve que los choros estaban avisados,
porque levantaron más de 40.000 soles (10.500 €) sin que nadie pudiera hacer
nada. “Los bandidos también tienen que armar su Navidad”, aseguraba mi
compañero de asiento”. 🤐.
A menudo los ladrones están infiltrados en la misma
administración pública, y desde ahí perpetran sus fechorías con mano
informática envuelta en guante blanco. Por ejemplo, el mes pasado, cuando
llegué al Estrecho para celebrar la Confirmación, encontré un paro de los
profesores de la provincia de Putumayo, que protestaban en la UGEL desde varios
días atrás. Resulta que unos funcionarios de esa oficina, aliados con otros en
el gobierno regional, se habían tirado más de cuatro millones de
soles sustrayendo los sueldos de todos los docentes (que no habían cobrado
el mes de noviembre) y varias partidas de materiales, personal de salud, etc.
Escribo más de un mes más tarde de esta foto y ya les han pagado noviembre,
pero no diciembre, ni sus aguinaldos ni sus retenciones. El trabajo en equipo
es lo que ofrece resultados, no cabe duda, y en el rubro de corrupción también.
Claro que más estupefacto me quedé cuando en Islandia la
profesora Floralba, maestra de inicial, me explicó que, debido a la gran
cantidad de niños y la insuficiencia de espacio en el jardín, la Dirección
Regional de Educación de Loreto le comunicó que se creaba una nueva
institución educativa inicial de 30 alumnos, con ella como directora y única
profesora (y dos auxiliares) … pero no le brindaban ningún local, sino que
ella misma tendría que buscarlo y acondicionarlo. Así que la maestra ha
reformado su propia casa logrando una sala amplia, y allí tiene a los críos,
que se sancochan vivos de calor por las calaminas bajas; el que lo
entienda que me lo explique.
En esta jungla se falsifican papeles como canchita.
Hace poco, de una de nuestras oficinas salieron unos documentos rumbo a una
entidad regional, y llegaron a su destino otros parecidos, que habían “reemplazado”
misteriosamente a los originales por el camino. Cosas de brujería y shamanes,
seguro.
¿Y qué pensarían al ver un puente en uno de cuyos
extremos se ha construido una casa? Pues existe en San Pablo, como puede
verse en la imagen de abajo. El puente continuaba una vereda y salvaba un
desnivel, pero se ve que la municipalidad lo había levantado en parte dentro de
un terreno particular. Así que el dueño dijo: “acá yo pongo mi casa, y
punto”.
La selva seguramente también es el único lugar del mundo donde los pilotos de una avioneta militar se colocan caretas de Papá Noel para manejar el día de nochebuena. Los pasajeros de ese vuelo nos quedamos de piedra, y de hecho hay quien no se lo cree, así que como evidencia esta última foto, para terminar esta entrada y este año, esperemos que con una sonrisa. Feliz 2023.
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