Resulta que casi lo
mejor de las vacaciones ha sido el final, estos últimos días en Lima, quién lo
dijera. Era necesario emplearlos en cuidados médicos, pero ahora veo que más
bien se trataba de tratamientos de cariño, de ponerme simplemente en manos de
amigos.
Henry Vásquez y
Mayte Galarreta son una pareja de Iglesia y un matrimonio feliz. Domi me los presentó un día, antes de la
pandemia, en una cebichería, para conversar acerca de cómo podríamos poner en
marcha en el Vicariato un proceso de discernimiento, de reflexión y de
interpretación práctica del Sínodo de la Amazonía: el plan pastoral.
Ellos son, junto con Bruno
Príncipe, los fundadores de Kairós, una empresa de apenas cinco años
de vida que se dedica a acompañar y asesorar a diócesis, congregaciones y
colegios en diferentes rubros: planificación, reajustes internos, calidad,
construcciones, asuntos judiciales… Una aventura profesional seguramente
inédita (¿habrá alguien en el mundo mundial que se ocupe de todo eso?) que arranca
de la creatividad y formación de los protagonistas, y solo puede sostenerse
sobre una fe fuerte y un profundo amor a la Iglesia.
Aquello que surgió
como el primer contrato de Messi, sobre una servilleta de papel, se fue
fraguando en medio de la niebla de la cuarentena. Kairós proporcionó una primera encuesta dirigida
a los puestos de misión, que se trabajó con diligencia, cuyos resultados Kairós
sistematizó y nos devolvió para que los misioneros hiciésemos un análisis de
consistencia, y posteriormente consolidó en un insumo esencial: el diagnóstico FODA.
De ahí pasamos, ya de manera presencial, a meternos en el propósito (misión y
visión), los marcos situacional y doctrinal, y en la metodología del POA.
Mayte y Henry han
venido a la asamblea vicarial como facilitadores de este camino de soñar juntos
y converger que es el plan pastoral. Su presencia ha supuesto gran impacto
por su delicadeza, su pericia y su buen humor; ellos rezuman cariño hacia el
Vicariato y la misión. De hecho, San José del Amazonas es escenario de
noviazgo, cuando Henry era uno de nuestros misioneros. Todos les tenemos
devoción y no hay cómo agradecerles lo que hacen por este trozo de Amazonía
peruana.
Pero esta entrada va
sobre los amigos, porque con esta pareja mi relación ha evolucionado de la
simpatía a la conexión y a la amistad. Me di cuenta una noche en Indiana, en
el encuentro de agosto, cuando, en un momento en que me sentía muy cargado,
he podido compartirles sin tapujos y con total libertad, y ellos me han escuchado
y aconsejado con prudencia. Lo he comprobado aún más el otro día en que me han
abierto las puertas de su casa, he conocido a sus hijos, a la mamá de Henry y a
su socio Bruno, que es como su hermano.
Había parrillada,
hemos despachado algunitas botellas de vino, hemos reído, nos hemos
confesado... Entre copa y copa recordaba una hermosa frase de Teilhard: “Me
recibo más que me hago a mí mismo”. Realmente nos encontramos a nosotros
mismos en las pupilas de quienes nos quieren. Vamos siendo plasmados,
durante toda nuestra vida, por el afecto abierto y sólido; por esa ruta
intuimos seguridad y saboreamos felicidad.
Este 29 de septiembre hace ocho años que aterricé en Perú
y me asombro de cuantísimo he recibido. He aprendido, he sufrido y he
gozado, pero ante todo he sido agraciado con la bendición más luminosa: la
amistad. Como siempre fue. Creo que ya cité esta frase final de la ancianita de
la película “Tomates verdes fritos”, pero me gusta reproducirla de nuevo:
Tú me has hecho pensar en lo más importante que puede
darnos la vida. ¿Sabes qué es… lo que creo que es? Amigos, buenos amigos.
PS 1: Lo de Kairós también es una publi, ¿eh? Las instituciones
interesadas en sus servicios, que me avisen y yo les pongo en contacto.
PS 2: Kairós significa tiempo adecuado, momento
propicio, oportunidad, tiempo de Dios.