Mira que hace tiempo que no escribo en este blog, ¿no? Pues esta noche me apetece, eso es lo que hay. Hace más de un año... Y después de una peculiar "travesía del desierto", me he encontrado con el regalo de dos pequeñas parroquias: Valle de Santa Ana y Valle de Matamoros, pueblecitos rurales junto a Jerez.
Así que soy de nuevo un cura rural con todas las de la ley. Y me parece que no deseo ser otra cosa. Siento de vez en cuando la pequeñez de dónde me he metido, noto las pobrezas personales, la modestia de estos sitios... Como si fuera más sensible al paso del tiempo, me siento "mayor" pero en un sitio diminuto, una persona insignificante perdida en la ladera de un monte...
Pero también reconozco la maravilla y la suerte de estar en libertad, la libertad de tener a quién servir sin que te envidien ni te pisoteen, el privilegio de personas a quienes querer y de quienes aprender...
Por eso prevalecen el agradecimiento y la tranquilidad.