sábado, 2 de agosto de 2025

PERLAS DEL ARZOBISPO DE LIMA EL DÍA DE FIESTAS PATRIAS


Visto con ojos de español, varias cosas del día de Fiestas Patrias me parecen increíbles. Una: que acá en Perú haya una misa oficial, y que en ella el arzobispo de Lima pueda dirigirse de frente a las autoridades del país, en un programa de máxima audiencia.

Dos: que, en esa homilía, Mons. Carlos Castillo le haya dicho a la presidenta de la República, los congresistas y políticos en general, su vida, las verdades del barquero, les haya “sacado el ancho” sin tapujos, con claridad cristalina y sin ahorrarse un matiz.

Y tres: que el nivel de hartazgo de la clase dirigente en este país haya escalado hasta las mismas cumbres de su impunidad y su corrupción, de modo que el mensaje del obispo haya pasado medio desapercibido, como el discurso de Dina.

Por eso me interesa reproducir acá algunas frases tomadas de la página de Facebook del Arzobispado, por si así puedo dar un poco de difusión. Cito en cursiva y comento algo… pero no necesitan mucho aderezo.

“Para ser un verdadero dirigente se requiere sentir las tareas encomendadas desde las vísceras más hondas de su vocación. No es actuar como un simple y triste funcionario, lleno de criterios superficiales, frívolos y banales, ni distraerse en cosas de poca monta”.
Y, sí. Estamos perdidos en Rolex, operaciones estéticas y subidas de sueldo mientras 11 millones de peruanos no tienen acceso a agua potable ni sistemas de alcantarillado.

“La actitud dictadora y mandona viene de personas sin vocación entrañable. Quizá por eso, el sujeto dirigencial se forjó sin vocación democrática, primando más los intereses particulares que el amor entrañable en favor de todos”.
Ahí está, creo, la raíz de la mayoría de los males: los políticos buscan su propio interés por encima del bien común, el gobierno favorece a los “dueños del Perú”, los congresistas hacen leyes para beneficiar a las empresas mineras, madereras… de las que son dueños.

“Gracias a Dios que nuestro pueblo no calla porque es un pueblo digno, consciente de que la República es para todos. Y, porque desde esos movimientos que surgen por todos lados, se va generando un nuevo consenso nacional”.
Realmente la sociedad civil está generando plataformas ciudadanas que pueden ser una auténtica alternativa a los partidos políticos tradicionales, formados nomás para enriquecer a sus cuadros.

“No contribuyamos a que surja la anarquía, hagamos una autocrítica todos, incluso la dirigencia eclesial. Reconozcamos que una amplia capa de la dirigencia nacional vive de espaldas a la mayoría y solo ve su propio interés”.
También las autoridades eclesiales tienen que vigilar para no caer en la tentación del autoritarismo, el ensimismamiento y los intereses particulares.

“Nuestro pueblo percibe que son pocos los que actúan por vocación de servicio, como María, y que un espíritu mafioso se ha apoderado de nuestros corazones, dejándose llevar por la malsana tendencia mundial de la indiferencia egoísta y tiránica”.
Asu, acá más o menos llama “mafiosos” a los políticos. Realmente estamos gobernados por una coalición que Pilar arroyo califica de “autoritaria, ultraconservadora, mafiosa y corrupta”, que estos años ha destruido muchos avances en políticas públicas tan importantes como educación, salud, transporte, medio ambiente, minería, tributación, etc.

En fin… este pueblo al menos grita por sus derechos y cuestiona a sus gobernantes, y aleluya si lo puede hacer mediante la tribuna del obispo de Lima, de la Iglesia. No salgo de mi asombro ante el grado de: el deterioro social y económico del Perú; la caradura de ministros, diputados, gobernadores y alcaldes; el sufrimiento de la inmensa mayoría de la población; y el manejo de los medios de comunicación para amañar, lavar, esconder y tergiversar.

A pesar de todo amo este país: ¡viva el Perú!

martes, 29 de julio de 2025

TU HIBISCO


Mamá,
¿has visto
a tu hibisco de la playa
florecer de fuerza y hermosura?
 
Lo noto, en la mañana fresca
y salada,
desperezarse de pura y silenciosa alegría.
 
Es compañero
de la juventud adulta de tus hijos,
los sueños cristalizando,
compartidos en conversaciones nocturnas,
con el arrullo
del jazmín fragante alrededor.
 
Fiel,
el arbusto amigo,
contempla a tus nietos
en sus primeros pasos,
o por las tormentas de verano
de la adolescencia,
en los luminosos mediodías.
 
Esta flor rosada y blanca,
discreta pero poderosa
como la firma de un cuadro;
estas hojas lozanas,
esta vida siempre nueva y siempre nuestra,
el hibisco,
¿no es acaso Mamá tu sonrisa perpetua,
la huella de tu presencia
de amor y de luz para nosotros?

sábado, 26 de julio de 2025

CUANDO VOY A ORELLANA SIEMPRE PASAN COSAS

 
Tal vez por eso me guste tanto ir. Y también por las risas, bromas y buen humor que siempre disfruto en este puesto situado en la boca del Napo, donde no hay misioneros desde hace trece años, pero con un equipo de laicos que hace funcionar la misión de verdad. Me habían invitado muchas veces a la fiesta del aniversario de la parroquia, el Sagrado Corazón, y este año dije: “¡lo programo y no me lo pierdo!

Al llegar el jueves, estaban en la preparación de la gymkana, una tarde de sencillos juegos para pequeños y mayores en la puerta de la iglesia. Hacer rodar bolas sobre una mesa intentando que se queden paradas sobre unas tiras de cartulina, por ejemplo; premios: bolsa de papas, chupachups y una manzana. La recua de participantes era bien nutrida.

Otra actividad era lograr pinchar a ciegas una cartulina con el corazón de Jesús sobre un mural en el sitio correcto. Las carcajadas retumbaban por la plaza ante las intentonas de los jugadores. Y luego las adivinanzas, que dieron para constantes chanzas los días siguientes: “entra derecho y sale doblado, ¿qué es?”; o también “entra seco y sale mojado”… Las mentes sucias estaban en su salsa. Había también preguntas relativas a la festividad, por ejemplo “Nombre y apellidos de nuestro vicario, que nos visita”; las respuestas eran desternillantes: César Luna, César Vílchez, César Pérez, jeje. Los galardones para los adultos: un sobre con veinte lukitas.

¿Y de dónde salían estos dineros para las pruebas y las recompensas? Pues de las colaboraciones de la gente. Porque acá es asombroso cómo todo el mundo echa un cable para que el festejo se pueda armar, es una verdadera minga, una especie de crowdfunding amazónico. El señor Mauricio viene para conectar el motor a la red porque hará falta cuando se vaya la luz del pueblo en la noche. La municipalidad ha brindado la materia prima de los juanes, pollo y arroz, y el maíz morado para la chicha. Un profesor trae una carga de leña para cocinar. Varias personas han donado plata para los premios, otras los kekes, otras el manjar para decorarlos…

Justamente la ornamentación de la iglesia merece un comentario admirativo: ¡vaya trabajo de los dos jóvenes artistas que la obsequiaron! No cobraron nada, por supuesto, pero les llevó horas de tarea, y el resultado encantó a todo el mundo, incluido yo, porque el altar mayor quedó en puro rojiblanco... También realizaron el arreglo del santo, una fina talla del Corazón de Jesús al que le acoplaron adornos florales y unas tiras de luces led en los costados que quitaban el hipo.

El grupo de jóvenes de la parroquia tuvo un gran protagonismo en todos los actos programados y en los preparativos, que desde luego sacaron el ancho. Los chicos organizaron la gymkana, ensayaron los cantos y limpiaron el templo de arriba abajo, moviendo toditas las bancas para barrer, trapear, y lavándolas con paños mojados. Qué satisfacción verlos tan dispuestos y contentos.

Llegó la Eucaristía, el momento central, la iglesia llena. Y después la velada, que consiste en danzar ante la imagen, en una expresión corporal, comunitaria y espiritual de la veneración al patrón. Nos íbamos aventando con nuestros pañuelos, al compás de la música tradicional, y yo me sentía en paz y a gusto, y además creo que me sale cada vez mejor, ¿eh?

Las tortas estaban listas con el número 65 clavado, el cumpleaños de la parroquia, pero primero pudimos degustar los juanes: un guiso de arroz con pollo, huevos cocidos y aceitunas, envuelto en hojas de bijao y cocinado; y un buen vaso de chicha morada. Cantamos el happy birthday y después hubo casi tantas fotos como felicidad. Sobre nuestras cabezas, el tejado de la iglesia se veía flamante, recién renovado completamente gracias a la ayuda de la parroquia de Santiago, de Don Benito. ¡Gracias!

Guardo otros detalles preciosos de los tres días de visita. Me invitaron a pango para desayunar, delicioso pescado con plátano y yuca; también gocé un almuerzo a base de majás, la más fina carne de monte, no me ponen cualquier cosa. En la reunión con el equipo parroquial hablamos de que falta cerrar el techo para que no ingresen las palomas (quien quiera apoyar a esta obra, que me avise). Y hasta se dio la ocasión de conversar con un joven y sus padres acerca de su inquietud vocacional, casi nada.

Porque en Orellana pasan cosas siempre, también cuando no voy.



sábado, 19 de julio de 2025

"AGUA HASTA LAS RODILLAS" (Ez 47, 4)

 
Yanashi sufre en todas las estaciones. Cuando hay vaciante severa, el caño mengua y es obligatorio varar, hasta que se seca del todo y entonces toca nomás caminar desde el río grande, como ya conté. Pero es que cuando la creciente es media-alta, y más en años de lluvias fuertes como este, el pueblo se alaga y la vida se transforma en una práctica constante de piragüismo amazónico.

A principios de junio, cuando fui a acompañar a las hermanas MEMIs a su nuevo destino, el pueblo se encontraba completamente inundado. Únicamente lo había visto así en fotos, pero ahorita pude experimentar en primera persona lo que significa vivir rodeado de agua. Algo que puede parecer pintoresco y hasta simpático, pero que es duro, y que a mucha gente nacida acá no le gusta un pelo y trata de evitarlo como sea.

Todo el mundo va de un lado a otro en canoa, a remo. Qué tradicional y chévere, ¿no? Sí, pero tú te sientes inútil total comparado con los vecinos, que manejan el bote como quien pela pipas porque han nacido en la orilla, ese pequeño detalle. De pronto salir a la calle (perdón, al río) se convierte en una proeza o directamente en un imposible. Una mijita claustrofobia… la impresión de estar un poquillo atrapado, sí.

Y eso que no cubre mucho. El nivel del río llegó hasta más o menos mis rodillas, y en la foto se ve cómo ya había comenzado a mermar, “agua hasta las canillas” sería, entre los versículos 3 y 4 de Ez 47. El agua ingresó en la iglesia, de modo que para poder usarla armaron andamios de madera a un metro de altura, pero ese portento de ingeniería popular selvática me lo perdí. Acá el personal es experto en apañárselas para sobrevivir.


Puedes caminar por la vereda, es cierto. “Vamos a comprar huevos para el desayuno”, dijimos Gris y yo, quién dijo miedo de ese cacho charco. No es tan sencillo: tienes que ir mirando a los costados para no salirte del concreto y no meter el pie en un barro; y siempre con tiento para evitar patinar y caer, porque el agua hace que crezca esa especie de limo verdoso y resbaladizo. Además, cuando llevas cincuenta metros, los pies se te quedan fríos y el paso se te vuelve pesado, como si estuvieras subiendo un cerro de 1ª categoría del Tour de Francia.

Total, que vimos unos niños por ahí y les pedimos por favor que fueran al recado mientras nos sentábamos en el respaldo de un banco con los pies a salvo, prudentes. Al rato regresó uno de ellos, ¡corriendo por el agua con la bolsa de huevos en la mano! Diosito, me sentí más homo hábilis que en la barquita, ni un huevito se cascó, yo hubiera llevado a la casa la tortilla ya empezada… Le di dos soles de propina, poco fue.

Como saben que somos gringos y no sabemos maniobrar, nos quieren llevar a todas partes en bote. Entonces aparcan lo más cerca posible de la puerta de la casa, pero igual tienes que remangarte los pantalones y andar a pata cala hasta que llegas a la embarcación, y ahí comienzan las operaciones expertas para subir sin voltearla y botar a todos los pasajeros a una remojada.

Bromas aparte, la crecida plantea muchos problemas al devenir cotidiano, dificultando, interrumpiendo y hasta impidiendo. Los alumnos deben llegar en canoa al colegio. Muchas actividades de las tardes, como la catequesis, no han podido comenzar. Trasladar a un enfermo o a un adulto mayor es como un sudoku. Las viviendas anegan, los enseres se empapan y algunos quedan inservibles, la humedad se cuela hasta los huesos, los artefactos se malogran, el cieno se acumula, la ropa huele, los papayos se pudren desde la raíz, los cortocircuitos proliferan y los reumatismos arrecian.

Es otra modalidad de aislamiento tal vez menos cruel que la sequía implacable, porque la movilidad y el abastecimiento siguen fluyendo -nunca mejor dicho-, pero bien fregada e incómoda. No se puede salir a pasear, si acaso a nadar. Eso sí, agarras tu jabón y el baño lo tienes a la mano. Y la gente sonríe. No queda otra que aceptarlo con paciencia y acostumbrarse. Saben que esto, como todos los años y todas las circunstancias, es pasajero, y pronto podrán plantar su arroz en el bajial.

domingo, 13 de julio de 2025

EN EL 80 ANIVERSARIO DEL VICARIATO, GRATITUD A LOS MISIONEROS CANADIENSES QUE DIERON SU VIDA

El reciente viaje a Canadá tenía como objetivo, más allá de asegurar ayudas y presentar necesidades, el de visitar a los misioneros antiguos que, después de su servicio en estas tierras amazónicas, regresaron a su Quebec natal. Para mí ha sido la parte principal de la celebración del 80 aniversario de nuestro Vicariato, que se cumple justamente hoy, 13 de julio.

Solo a tres de ellos he tratado en persona acá, todavía en activo: el franciscano Jaime Lalonde, único cura que celebra con gorro en la selva, el p. Louis Castonguay y el p. Yvan Boucher. Los dos primeros estaban ya trabajando en el Vicariato ¡cuando yo nací! Al p. Jaime lo hallamos con barba y físicamente bien, pero más silencioso, más decaído y con un preocupante temblor en un brazo. El p. Louis, que vive en una residencia para sacerdotes y religiosos ancianos en Montreal, cree que está en Ottawa, alterna momentos de lucidez con galimatías comunicacionales, y amenaza con volver a la selva cualquier día.

Mención aparte merece Yvan, querido y venerado, un místico que baila, persona afable, de profunda y sencilla humanidad. Encontrarlo en su Comunidad del Desierto ha sido un gustazo. Se le ve menos flaco, pero con más dificultades para recordar, para leer… Esta comunidad es un testimonio valiente y sinodal de compromiso con los vulnerables. Acogen a personas que luchan por superar adicciones, se nutren de la Palabra, cuidan una fraternidad sólida, en la que varones y mujeres prestan por igual el servicio de la autoridad. Conocerlos en su propia casa me ha permitido seguir entendiendo y apreciando la historia y el estilo de nuestro Vicariato.

Los que son religiosos están en residencias de mayores, a menudo con alas enteras ocupadas por una congregación, e instalaciones propias. Las ursulinas nos recibieron en su sala de estar: Desneiges, Gabriela y María de las Nieves, de la que en Yanashi me han contado tantas anécdotas, que es como si la conociera. Como al p. Gastón Harvey, legendario fundador del movimiento de los animadores en Orellana e incansable navegador de las riberas de Indiana. Con él y el resto de clérigos de San Viator pasamos un rato muy agradable: Clemente Larose, párroco de Tamshiyacu tantos años, el p. André Thibault, que fue vicario general…


De pasadita dejamos un regalo conmemorativo a la superiora general de las hospitalarias de San José. Y pudimos compartir una mañana entrañable con los familiares de la hna. Imelda Lossier, brava misionera que se dejó la vida en un choque entre dos embarcaciones cerca de Iquitos en 2000. Su hermano, su cuñada y sus sobrinos se mostraron emocionados de estar con nosotros, y renovaron su compromiso con la formación de los jóvenes de Indiana a través de las becas de su fundación.

La hna. Yvonne Cormier, del Santo Rosario, “párroca” de siempre en Pebas, donde todos la recuerdan, está en plena forma y seguro que seguiría en la brecha si su congregación no se hubiera retirado por falta de personal. Los franciscanos p. Diego Lefevre y hno. Andrés Racine también se notan “tiesitos”, y con muy buen humor y amena conversación. Solo al oblato Mauricio Schroeder, sacerdote y médico en Santa Clotilde por décadas, no logramos ver.

Antes no era como ahora: los misioneros venían a la Amazonía para entregar su vida entera, con todas las consecuencias, y permanecían años y años, dejando hondas huellas. Para mí eran nombres míticos al estudiar el archivo vicarial, personajes de leyenda a quienes se dedican calles o eventos, como el Centro de Formación de animadores cristianos “Gastón Harvey”; ahora, he podido abrazar a varios de ellos, escuchar su voz, acaso impregnarme de algo de su espíritu. Todo un privilegio.

En el ocaso de sus vidas, su debilidad actual no les hace perder ni un destello de su valía y de la magnitud de lo que han conseguido. Seres humanos con todas las limitaciones, cuyas peripecias no siempre fueron perfectas, pero que, con valentía, creatividad y mucho amor a estos pueblos, escribieron una página crucial en la misión de San José del Amazonas: integraron la segunda hornada, que continuó a partir de los 70 y 80 lo que los pioneros habían iniciado.

En esta efeméride, sirvan mis sencillas palabras de homenaje nacido de la admiración y el reconocimiento leal. Tal vez solo los que ahora pisamos estos mismos barros podemos ponderar con acierto lo que estos misioneros, y otros muchos, significan para nuestro vicariato. Guardar y contemplar su memoria es una inspiración y un acicate. Como ya escribí en las bodas de brillantes, ojalá yo pueda ser digno, con la ayuda de Dios, de su legado.