Camina inconfundible con sus botas, su sombrero, su eterna chompa verde y el pelo de nieve. Sonríe detrás de sus enormes gafas y al abrir los brazos a los niños parece extenderse como un mecano, grandazo y desgarbado: -"¡Señoritaaaaa!". Ha gastado 18 años de su vida en el Perú y ahora está de despedida. Es el Padre Ángel Maya, maestro de escuela, maestro de sacerdotes y maestro de vida.
Maestro por vocación, apasionado e incombustible. Ángel se pasa el día enseñando cosas. Cuando habla te dan ganas de tomar apuntes, porque de todo sabe y todo te lo explica con muchos ejemplos, con pedagogía, como en la escuela de Brovales o la de Valencia del Ventoso. Sabe de mecánica, de reforestación ("donde hay árboles se puede vivir y la gente se queda"), de matemáticas, de historia universal, de derecho canónico, de cooperativismo, de física, de albañilería... Yo le he visto explicándole a Toni cómo le tiene que arreglar la moto.
Y es que Ángel se recorre nuestra parroquia-provincia en moto ¡con 72 años! Llega a Nuevo Chirimoto con su impermeable, sus botas de jebe y su casco, derrapando. Y él lo ve tan normal. Pero también camina hasta Javrulot, ¿cómo hará para superar esas tremendas cuestas? Y allí donde va, visita a los enfermos, lee un pasaje de la Biblia, da la Unción y la comunión. Ignora el cansancio... Quizá sean las incontables tostadas de palta (aguacate) que se trinca en el desayuno.
Ama la Lectio Divina y está empeñado en contagiar a todo el mundo: la hace con los chavales de Confirmación, con los padres y padrinos que se preparan al Bautismo, con los matrimonios, con Luz Clarita que es una chica enfermita en Nueva Esperanza... En cambio le tiene tirria al APRA y es enemigo de las vacas, que "lo destrozan todo".
Ángel tiene un radar que le acerca a los más pequeños y desvalidos. Es amigo de todos los borrachitos de Mendoza, los conoce por sus nombres y de vez en cuando los lleva a comer en casa, y así sienten que son personas dignas. Le encanta visitar la Aldea Infantil y jugar con esos niños que necesitan quintales de cariño, y también los invita a almorzar muchos domingos: los niños preparan la comida y se lo pasan bomba. Y a las 6:30 de la mañana está como un clavo en la Casa Hogar para hacer la oración mañanera con los muchachos. Hay un montón de gente que llega a casa buscando al "padrecito viejito de pelo blanco" porque saben que les ayudará con una platita. Cuando ves naranjas sobre su mesa o una bolsa de plátanos en la cocina sabes que esa mañana ha habido algún "cliente" agradecido.
He pasado con Ángel estos meses, mis primeros pasos en la parroquia y en el Perú. Me ha explicado muchas cosas, me ha presentado a infinidad de personas, me ha dado consejos de todos los pelajes, desde cómo se debe abrir la bombona de gas del comedor parroquial hasta lo bueno de rezar el credo en todas las misas o tener en cuenta que "hay muchos tipos de barro". Pero las mejores lecciones me las ha enseñado sin palabras, con su vida, su cariño a las personas y su entrega total a la misión.
Ha sido todo un regalo compartir con Ángel este tiempo de entrenamiento misionero y es un privilegio participar en su adiós a estas tierras tan queridas. Cuando la gente me recuerda que soy yo el que lo sustituyo me da como un vértigo, porque no creo que le llegue ni a la suela de las botas. Él me anima y me recuerda que "Dios te ha enviado aquí para algo" y por tanto hay que confiar en su acción misteriosa a pesar de dificultades y contratiempos. Gracias, Padre Ángel, por regalarme tus guantes y mostrarme tu fibra sacerdotal y misionera. Procuraré contar bien las gotas de lejía para purificar el agua que bebemos, y que, junto con la gelatina, estará esperando tu visita. ¡Hasta siempre!
2 comentarios:
Todo eso y mucho mas es D . Angel para mucho de nosotros . Que Dios lo bendiga ynos lo traiga de nuevo aExtremadura su tierra . Aquí tambiwn lo necesitamos.
Que alegria verlo.Hace poco estuvo diciendo un dia misa en Valencia,y no lo reconoci,pues despues de 30 y pico,no me lo esperaba aqui.Como pasa el tiempo.
Publicar un comentario