Me acuerdo que, hace varios años, en uno de los pueblos en que he estado, conversaba con una señora acerca del dilema de ir al Mercadona o hacer la compra en los comercios del pueblo. En un momento determinado le digo:
- Usted lo tiene fácil, porque tiene una tienda a 20 metros de su casa.
- Ah, no - me contesta rápidamente -. Yo no compro ahí.
Entonces empezó a explicarme el porqué de ese boicot, que se remontaba a la noche de los tiempos (como en "Astérix en Córcega"); por lo visto había pasado algo con su hijo y con el tendero, que le había dicho nosequé, la mujer fue a aclararlo, hubo una discusión, se medio arregló... y el resultado desde hace años es que "yo saludo, digo buenos días, si les hace falta ayuda y yo puedo pues aquí estoy, no le deseo mal a nadie, pero... yo no compro ahí".
Jajaja. Me recuerda a San Ignacio, que en las Reglas para sentir en la Iglesia habla de la actitud de "alabar" (por ejemplo, en la regla 6ª, alabar "estaciones,
peregrinaciones, indulgencias, perdonanzas, cruzadas y candelas encendidas en
las iglesias" [358]). Alabar es apreciar desde el respeto, no desde la adhesión. Es estimar algo como válido aunque no lo incorpore a mi vida, porque veo que no es para mí; pero no por eso lo descalifico, ridiculizo o condeno.
Así exactamente me sitúo yo hacia personas, grupos, estilos, convocatorias, encuentros en la diócesis, opciones pastorales, talantes, acciones, iniciativas... Deseo éxito en las ventas, que les vaya bonito y todo les salga como desean... pero "yo no compro ahí". Podrían colgar una foto mía en ciertos despachos, porque no me verán luchando en sus cruzadas o encendiendo sus candelas, fomentando o participando en lo que no me va... Y eso con deferencia, "alabando", sin rechazar ni sabotear nada. Con claridad y lealtad.
Pero yo no compro ahí.
jueves, 30 de enero de 2014
domingo, 26 de enero de 2014
ANTE EL BELÉN (poesía de enero)
Eugenio Campanario, el autor, subtitula este poema como "Balance de la Navidad". Pero en un whatsapp me ha dicho que "vale pa la vida, en cualquier momento". Ahí va, con esta sugerente imagen de Lolo Matos titulada "En camino".
Lo más importante es el camino:
a veces te guía una estrella,
en ocasiones te habla un ángel;
se dan casos en que un sueño te pone en marcha.
Pero lo importante es el camino.
Un pie tras otro pie y otro;
la pisada que marca
dónde estuviste
y cómo
(firme y honda: estuviste entero;
suave y ligera: sólo tu cuerpo).
Caminos de pastores,
de magos,
de mujeres que guardan con apego a sus niños,
de ángeles,
hasta de algún espía sórdido
que le va con el cuento a Herodes.
Lo importante es lo recorrido:
dejar atrás la oscuridad o el pasado,
las certezas o la comodidad.
Salir al camino,
entregarse con gozo al camino,
saberse, sentirse en el camino.
¡Ah, y lo más importante es el camino de por dentro!
El camino en que te sientas
y decides liberarte de la pesada mochila
que, descubres, aprisionaba tus alas.
Entonces…¡por eso te dolía tanto la espalda!
En ese camino ves con claridad los rostros,
descifras las sonrisas,
comprendes el silencio, la palabra
y hasta el beso bajo la lluvia, inesperado.
¡Ay, niño aún: aún quema la mejilla!
Lo importante es el camino
que sólo conoces tú
(y, bueno, quizá, no te esfuerces por ocultárselo,
alguien que sepa ver más allá de las palabras)
en que arrumbas las máscaras,
decides ponerte a la escucha de los ángeles
y seguir las rutas de las estrellas
y el rumor magnífico de los camellos
y el suave sonido del agua del río…
para descubrirte en todo
y descubrir todo en ti.
¡Magnífico camino en que la amistad te acuna,
el abrazo es más sencillo,
el verso brota como el canto fácil del jilguero,
descubres las conversaciones de los caminantes,
te dejas naufragar en unos ojos infantiles,
te enamoras (temporalmente) de una idea azul
y te transformas en millares de figuras distintas!
Es lo importante: el camino.
¿Quién llega a ver al Niño?
Quizás ya vive dentro…
quizás sólo pide no perder el ritmo:
un paso tras otro paso y otro:
sin miedo, sin límite: el camino.
miércoles, 22 de enero de 2014
INFATIGABLE SUSI
Cuando estábamos en el colegio siempre decíamos que, de los cuatro hermanos, tú eras la más trabajadora, la que más estudiaba, ahí, como una hormiguita, persistente, horas y horas en BUP, un martillo pilón. Como si paliaras ser "menos lista" con tener más fuerza de voluntad que otros a los que supuestamente "nos costaba menos". Y nos metíamos con tu voz de pito.
Pero la hazaña del otro día me ha acabado de convencer de que eres la más inteligente de todos nosotros. Porque la inteligencia es la capacidad de comprender y de resolver problemas (lo dice el diccionario de la RAE, lo tengo en el kindle...), y tú te has enfrentado a una situación realmente espinosa compitiendo por tu propio puesto de trabajo -después de ¿11 años?- en una oposición en la que tenías mucho que ganar y muchísimo que perder.
Es increíble cómo te has dejado la piel machacando las leyes y los temas desde agosto, a tope, más que en COU, por las tardes después de trabajar, sábados y domingos, sin salir, sin vacaciones, con la Navidad bajo mínimos, y llevando la casa, los niños... Aunque ahí mi cuñao Nando ha dado la talla el tío, con su 1,90, vaya padrazo y vaya peazo marido. Él es también el más inteligente, porque la RAE añade que se trata de habilidad y destreza, y ahí no hay quien le eche la pata, sobre todo si hablamos de centros de planchado.
Creo que la fuerza la has sacado de la necesidad, de tu instinto de madre que protege a sus cachorros, que lucha por asegurarles su sustento. Manolete podrá ir a la uni y Guille al zoo. Les has enseñado más con esto que con mil charlas o consejos. Están orgullosos de su madre.
Como todos... Supongo que me dirás: "¿Para qué pones esa foto? ¡Estaba horrorosa!". Pues esta foto está siempre en mi caja de fotos favoritas, pa que veas, y me encanta esa sonrisa adolescente y esa belleza como por pulir. ¿Te acuerdas de las aventuras del tampax en la playa? Jajaja, vale, vale, ya me callo. El otro día estabas más guapa, con todos tus regalos de reyes puestos, jejeje. Cuando te vi salir, yo levanté los brazos porque era alguien mío quien triunfaba, y estaba así de ancho.
Queridos compañeros curas de Badajoz: esta es mi hermana Susana, trabajadora social, que os atenderá en la oficina de los Servicios Sociales de Base de la plaza de la Soledad. Es una fuera de serie en calidad personal, en sensibilidad y compromiso con los más débiles. Acudid a ella y decidle que vais de mi parte.
¡Enhorabuena Susi! Te lo mereces por tu esfuerzo, pero sobre todo por tu profesionalidad, tu honestidad y tu nobleza. Cuánta razón tiene Josefita: "¡Qué listas son todas tus hermanas! Y mu guapas".
domingo, 19 de enero de 2014
GABINETE DE CRISIS
"Cuando dos o tres estén reunidos en mi nombre..." (Mt 18, 20). Pues sí. Pues menos mal. Porque el miércoles pasado estábamos tres en la misa, y eso por lo visto nos aseguraba la presencia de Jesús entre nosotros. Sitio tenía, desde luego.
Es algo muy habitual en los pueblos chicos: la misa de diario en familia. Y en las ciudades, según me cuentan, también. Se nos quedan las iglesias grandes y vacías; nosotros nos ponemos en la capilla del Sagrario, y normalmente estamos cinco o seis, pero como se junte una matanza, alguna clienta enferma y un día muy feo de lluvia y frio, puede ocurrir esto. Solo queda el resto fiel de Israel.
Pero ya estamos acostumbrados y le vemos hasta el lado positivo. Cuando llegamos, nos preguntamos cómo estamos. Echamos unos minutos tranquilos en silencio ante el Señor, con una música suave que nos ayuda a encontrar serenidad en mitad de la batalla cotidiana. Y celebramos con gusto, sin aceleraciones ni aglomeraciones, comentando un poco la Palabra, comulgando bajo las dos especies.
Mari Carmen (a la izquierda) es el alma de la parroquia: si no estuviera ella, seguramente se hundiría. Abre la iglesia, toca las campanas, barre lo más gordo, prepara las cosas de la misa, llena las pilas y me recuerda que bendiga el agua, hace los pedidos de las formas, castiga la oreja de su primo Antonio para que venga a arreglar la avería que se tercie, pone el belén, persigue a los gatos que se cuelan en la iglesia, redacta las moniciones y peticiones de la misa de niños, etc. etc. etc. Vamos, una joyita, ¿no? Hace muchas más cosas que el párroco. Pocas personas conozco tan serviciales como ella... Y con una reciedumbre en el seguimiento de Jesús que ya me gustaría a mí.
Y a la derecha, Anita Mandoble. Esta semana le toca trabajar barriendo las calles. Tiene 66 años, pero aún le quedan unos meses para llegar a los 15 de cotización y poder jubilarse. Se quedó viuda muy joven, con menos de 40 años, y le ha pasado de todo en la vida. Ha trabajado un montón en matanzas, blanqueos... se ha dejado la piel para sacar adelante a sus hijas. Una de ellas la recoge al salir de misa en un escarabajo negro. Anita ha sufrido mucho, pero eso no la ha apartado de la fe; al revés, un día me dijo que si no llega a ser por Dios y lo bueno que ha sido con ella, no habría salido adelante. Toma clase de espiritualidad.
La pequeña Eucaristía concluye. Hoy no hay ninguna reunión después, así que el gabinete de crisis se despide en la puerta. Suena el cascabel del llavero de Mari al cerrar y ya se escucha el ruido del beettle negro que sube la cuesta. Un día más, un día cualquiera de mi vida, de mi pueblo. Con la única novedad de esta foto que levanta tres sonrisas. Un día perdido en el océano de lo cotidiano. Y solo eso.
sábado, 11 de enero de 2014
LA CATEGORÍA DE UN PUEBLO SE MIDE POR SU SOLIDARIDAD
El otro día un antiguo profesor mío, ya jubilado, me preguntó: "Y tú, ¿dónde estás de cura?" - "En los Valles, Valle de Santa Ana y Valle de Matamoros", contesté yo. "¿Allí? ¿Y qué has hecho para que te manden ahí?". Jejeje. No es la primera vez que me hacen un comentario de ese género algo despectivo. Y es que la ignorancia es muy atrevida.
Al mismo tiempo que contestaba, me paseaban por la mente algunas cifras: 7990, 440 y 1200. A lo mejor se percató el hombre del cariz irónico de mi sonrisa. "No crea, no se está tan mal". "Si conocieras el don de Dios"- le dijo Jesús a la samaritana (Jn 4, 10); "si yo te contara" - pensé yo. Le contaría que:
- 7990 Euros hemos logrado recaudar en un solo día para ayudar a nuestro vecino José el coco, enfermo de ELA, del que ya hablé aquí (26 de septiembre de 2013). Primero mediante un partido benéfico entre el Vadesa y el Jerez, en el que José, emocionado, hizo el saque de honor. Y luego, por la tarde, con un recital de nuestra Banda, que tomó la iniciativa y se brindó a una buena sesión de soplidos de generosidad. Un montón de gente que iba a lo que iba, una atmósfera de cariño y de sensibilidad, unas sentidas palabras de Encarna, la hija de José, un hartón de trabajar para los organizadores... y casi 8000 euros que serán convertidos en breve en una necesaria silla de ruedas.
- 440 Euros hemos enviado a Filipinas tras una sola colecta, y solo con la gente que viene a misa.
- 1200 kilos de alimentos recogimos, en un par de horas, para donar al banco de Jerez, gestionado por Cruz Roja y del que se beneficia toda la comarca. Fue una mañana preciosa, de tarea compartida entre Ayuntamiento, Cáritas y Cruz Roja, cuyos voluntarios se frotaban los ojos al ver la lluvia de paquetes de comida que iba cayendo en el Abanico. Es como si cada santanero, incluida mi vecina Fátima (que tiene 10 días), hubiera compartido 1 kilo de alimentos; con esa media, en Mérida habrían sacado 58.000 kilos, y creo que habrán sido algunos menos (...). O como si cada vecino del pueblo hubiera colaborado con 6,50 Euros para apoyar a José. Vamos... una pasada.
Pero más allá de los números, que son bien elocuentes, me gustaría componer con palabras el timbre de las voces, el brillo de los rostros, la energía que manaba de los corazones... una auténtica avalancha de cariño, de adhesión, de "cuenta conmigo"; una marea de manos laboriosas que se apretaban, que tocaban el hombro, que acariciaban con el silencio colorido de la compasión. Compasión creativa y no pena, porque la lástima nos separa del que sufre, mientras que la compasión es una ternura recia, que se hace cargo de lo que le pasa al otro, porque el otro es algo "mío". Es el lenguaje de Dios, que rebosa la vida de este pueblo, y cuya hermosura tantas veces recorre sus calles.
Porque la categoría de un pueblo se mide por su solidaridad. No es "mejor pueblo" porque sea más grande o más chico, o porque la gente vaya más o menos a la iglesia, sino por su capacidad de movilizarse por una causa noble, por el calibre de su humanidad. Gracias, Señor, por formar parte de Santa Ana. Gracias por tener la suerte y el orgullo de llamarlo mi pueblo. Si me han enviado a donde merezco, debo de ser el mejor cura de la diócesis.
miércoles, 8 de enero de 2014
DESINTOXICACIÓN NAVIDEÑA
Seguramente tanto comer cansa. Termina uno los días de la Navidad con una extraña mezcla de frescura y de agotamiento, con pesadumbre porque se acabó lo extraordinario y a la vez alivio al repescar las rutinas que dibujan nuestra vida.
Es necesaria una desintoxicación corporal, porque el organismo ha procesado más tintos, martinis y bebidas espirituosas de lo habitual, y hay en el estómago un imponente lucido de jamón, turrón de chocolate, cordero y gambas. Por no hablar de la bacalaoización que se opera en mí estos días. Vamos, que está uno empachao. Así que un par de días a base de puré de calabaza, acelgas y naranja no me vienen mal; y mucha agua.
Igualmente saludable es una purificación visual y auditiva, una limpieza de absurdos anuncios de colonia, de películas manoseadas, de estruendo en las calles, de tumultos de gentes que caminan (caminamos) bosas en ristre, poseídos por la psicosis de comprar, de buen rollo pseudonavideño postizo, de solidaridad comercializada, sensiblera y facilona... En fin, todo lo que pretenden hacernos tragar en plan de Navidad artificial y consumista.
Dicho esto, y para comenzar el año con buen pelaje, he de confesar que lo he pasado muy bien con mi familia estos días. Mis siete sobrinos cunden mucho, cuando se juntan son como la marabunta, pero es increíble cómo uno los quiere y disfruta de su ilusión de niños en estado navideño. Me quedo con el miedo de Manuel chico abrazao a mí en la cabalgata, gritando a Melchor: "¡Quiero un teleno!" (teléfono, en su idioma). O el rato ayudando a Pilar a hacer los deberes y luego jugando con la Chichi Love (no me preguntéis cómo se escribe). O alucinando con los coches teledirigidos la mañana del 6, ¡que guay! O yendo a ver a mi hermana Susana a la biblioteca andando, empapados bajo la lluvia, y secarle el pelo a Nanete en el secador de manos del WC; descompuestito con sus primos, casi le damos un Valium.
¿Y qué contar de las sesiones de petardos, en la charca, en el parque...? Le encantan a Carlos, un híbrido de modelo infantil, pirómano y guitarrista. En el teatro romano tiramos uno que parecía una mascletá valenciana, ¡qué bestia! Y lo que disfrutó Manuel grande con "La guerra de las Galaxias. Episodio V", se sabe todos los nombres, hasta los de los cacharros esos gigantes que disparan en el planeta nosequé. O dormir con Luis en mi habitación, como cuando era chico, y sentir cómo crece, cómo va madurando. O el día que fuimos a comer al wok y el wok casi revienta.
Pero mención aparte merece Guille, que requeriría un blog para él solo. Le pidió a los Reyes "una espada láser de berdad, pero de verdad" (no sé si la carta se ve bien) y decía que era para cortar jamón. La noche del 5, en una refriega a almohadazos antes de acostarse, se llevó un mandoble en el ojo. Gritó, entré en el cuarto, lo vi como llorando sangre y me entraron las siete cosas. A urgencias, un corte en el párpado, una crema y un susto morrocotudo. No podía ser otro: "es tu destino, Luke". Jejeje.
A la mañana siguiente, los juguetes hicieron olvidar el parche en el ojo. A mí los reyes me echaron el casco vacío de un E-book, aunque me dolió más que no me hayan comprado el turrón de galletas Oreo... El premio del roscón le tocó a Piluki y yo me sentí afortunado de tener la familia que tengo. Es un regalo que se aumenta, mejora y se renueva cada año. Como los gintonics de mi cuñado.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)