A menudo cuento en este diario lo acostumbrado que estoy a "fracasar": a convocar una reunión y que no vaya nadie, a que una actividad no salga
bien, o lo gente no se anime a ir a un encuentro, etc. Por eso empleo mucha prevención para compartir algunos "éxitos" de últimamente. Con temor y temblor.
Por ejemplo, la asamblea parroquial de Cáritas de Santa Ana, ¡qué montón de gente! Y además, cuando intentamos renovar la Junta Directiva, no solamente no hubo problema, sino que SE OFRECIÓ GENTE NUEVA -y joven- !!!! Marta (la técnica que lleva nuestro arciprestazgo) y yo nos frotábamos los ojos un poco asombrados ante tamaño
éxito...
Otro: en el Valle de Matamoros estamos intentando crear un grupo de Cáritas, que no había. Llamamos al Consejo de Pastoral, invitamos a más gente y ¡bingo!, se han apuntado varias personas (¡entre ellas gente nueva -y joven-!) al equipo. Marta y yo casi no dijimos nada, por no estroperarlo (...).
Del encuentro diocesano de animadores de PcJ (pastoral CON jóvenes) ya hablé en una entrada anterior. Me queda lo de este fin de semana del cual me estoy todavía reuperando. ¿Quién ha dicho que los jóvenes no quieren seguir a Jesús, no quieren comprometerse, no quieren luchar para que este mundo sea más como Dios sueña? Sí que hay jóvenes dispuestos, ilusionados, con las pilas cargadas. Algunos están en la JEC de Extremadura, que ha celebrado su asamblea anual. Con todas las miles de limitaciones, circunstancias, con la volubilidad propia de los jóvenes, esa especie de desbarajuste alegre y espontáneo que nos descoloca y amenaza de provisionailidad todo lo suyo; con las horas de esfuerzos de los excelentes animadores y consiliarios; con todas las debilidades, ausencias, cosas
cogidas con alfileres, despropósitos e improvisaciones... el hecho es que más de cien jóvenes se han parado a diseñar su acción de este curso para que sea generadora de Reino. Y de entre ellos, varios chavales de este pueblo han dado (¡ole ahí!) el
paso a la militancia ante nada menos que nuestro obispo; aunque lo hubieran dado de todos modos, y ni siquiera estaba yo para verlo, qué más da...
Aquí están los jóvenes; aquí está la acción católica,
y concretamente la especializada, sí, ésa que Apostolicam Actuositatem del Vaticano II anima y potencia...
¿No es para estar contento y orgulloso? Sin creérnoslo: ni cuando va la cosa torcida se debe sólo a nuestra torpeza ni cuando sale rodada es porque somos los más "guays". No. Está el Espíritu, que hace de las suyas, a través y a pesar de nosotros casi a partes iguales o por turno. Por eso, con humildad y precaución, pero... ¡nos merecemos un GALLIFANTE! Va para Pepe, el Equipo Diocesano, los animadores, los consiliarios y los jóvenes de la JEC, habitados por el soplo de Dios sin duda.