Los muchachos no aparecen por la Eucaristía ya antes de confirmarse, y después... pues el chiste de las palomas. Pero eso no es lo peor; el problema es que no hay iniciación, la catequesis es algo que no funciona, que no "engendra cristianos", no logramos provocar en los niños y jóvenes un encuentro auténtico con Jesús, el estilo de vida del Evangelio no cala, todo parece como cogido con alfileres, algo postizo, ocasional, estético, propio de una época de la vida, como el baile de presentación en sociedad del Casino cuando yo cumplí 18 años.
Lo curioso es que, a pesar de saber a qué conduce esta manera de hacer, nosotros repetimos machaconamente métodos, esquemas de trabajo, textos, procedimientos. Ahí, como los burros con orejeras, nosotros a lo nuestro, pétreos, monolíticos. Y claro, hacer lo mismo de siempre lleva a los mismos resultados. Es evidente.
No sabemos cómo hay que hacer, pero está claro que así, no. Entonces digo yo que habrá que atreverse a ensayar, innovar, cambiar. Cambiar a ver qué pasa por lo menos, ¿no? Como los adolescentes están enganchados al móvil, en nuestra parroquia estamos desarrollando un nuevo método, una App para smartphones que se llama e-Catequesis. Consiste en lo siguiente:
- durante tres años, les va apareciendo una pantalla semanal con unos juegos que les enseñen los contenidos fundamentales de la fe; en cada juego tienen que ir respondiendo a preguntas marcando unas casillas. El programa va almacenando las respuestas correctas
- pasado el número mínimo de pantallas, se accede a la Confirmación. El día señalado aparecen las manos en la pantalla del móvil, el confirmando se la coloca sobre la cabeza para la imposición cumpliendo así el primer rito
- mientras suena la oración de consagración, se va imprimiendo el santo Crisma en una impresora 3D, el chaval se lo unge en la frente y queda confirmado
- un Email es enviado automáticamente a la parroquia con sus datos para que se anoten en el libro
Es broma.