miércoles, 14 de mayo de 2014
SUGERENCIA IGNACIANA CONTRA EL CIBEREXCESO
Leo alucinado varios tuits que un par de políticos "talentos" vomitaron tras el terrible asesinato (propio de la saga El Padrino...) de la presidenta de la diputación de León... ¡Qué pasada!
Así que, a los que se dedican a la contaminación digital a base de comentarios ofensivos, insultos en redes sociales, exabruptos muchas veces anónimos, mentiras y ultrajes gratuitos, improperios cobardes con forma de correo; a los que pretenden amenazar, ridiculizar, provocar o simplemente atraer el odio ciego hacia cualquier persona; a los que no encuentran otras maneras de lograr sus fines que la agresión verbal en internet; a los que lanzan plátanos... les daré un consejo gratis, hombre:
Que lean el número 362 de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, que es la regla 10ª para sentir en la Iglesia. Dice así:
"Debemos ser más promptos para abonar y alabar assí constitutiones, comendaciones como costumbres de nuestros mayores; porque dado que algunas no sean o no fuesen tales, hablar contra ellas, quier predicando en público, quier platicando delante del pueblo menudo, engendrarían más murmuración y escándalo que provecho; y assí se indignarían el pueblo contra sus mayores, quier temporales, quier spirituales. De manera que así como hace daño el hablar mal en absencia de los mayores a la gente menuda, así puede hacer provecho hablar de las malas costumbres a las mismas personas que pueden remediarlas".
Es decir: si tienen ustedes algo contra alguien, o no están de acuerdo con alguna actuación de una persona (especialmente "mayor" que ustedes, o sea, alguien con poder, ascendencia o alguna responsabilidad...), vayan y díganselo directamente a él. "Predicar en público" maldades o errores engendra más problemas, no es constructivo y hace daño. Tampoco conducen a nada alusiones veladas o indirectas, de esas del tipo "el que se pica ajos come", dirigidas a un público que dispone de las claves para interpretarlas como crítica o ataque a quien se pretende reprobar. No valen, no son positivas.
Sean valientes. Tengan la elegancia y la capacidad de enfrentarse sana y pacíficamente a aquel con quien están en desacuerdo, porque quizá él tendrá en su mano soluciones o cambios.Y, si no logran lo que persiguen, al menos nos habrán ahorrado violencia cibernética y basura esparcida en la pantalla.
Solo la lealtad posibilita la autocrítica. Esto es lo que pienso. Puedo equivocarme y, naturalmente, estoy dispuesto a dialogarlo personalmente con quien lo desee.
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