Cuando desde la cama ves a los borregos campar a sus anchas por el suelo del dormitorio, señal inequívoca de que hay que hacer un poco de limpieza. Y así me he pasado la mañana de este día del Pilar fresco, acariciado por este sol meloso de otoño: entre bayetas, escobón y fregona. Mi vecina Josefita protesta, que "ya lo hace ella", pero yo le digo que entonces me priva a mí de darle un meneo a mi casa; me gusta, me hace sentirme "normal", como todo el mundo, como las mujeres de mi pueblo y las madres que vienen a la catequesis familiar.
Llamo a mi sobrina por teléfono para felicitarla. Echo de menos a Pili y recuerdo a mi abuela sirviendo la comida en su casa tantas veces en este su día; nadie me ha hecho comer más que mi abuela Pilar... y mira que lo han intentado. Despierto y compruebo que hoy estoy solo y que el encuentro familiar lo hemos puesto mis hermanas y yo el domingo. Mientras se seca el salón me siento frente al ordenador un rato, tranquilo; escucho la voz de Jorge Drexler de fondo; trabajo la homilía de mañana, preparo una reunión de catequistas...
Me viene bien estar tanto rato callado, mi médica particular me dijo anteayer que me conviene "reposo de voz" para evitar que esta faringitis tan fastidiosa se me cronifique. Pero hablo con los pimientos, mientras los corto y los limpio; unos los congelo, con otros preparo un sofrito, los rojos y los verdes... No se puede evitar que seamos distintos, la clave está en saber mezclarnos, sin que nadie pretenda prevalecer... No es fácil. Los pimientos no me hablan y ahora es Luz Casal la que canta mientras recojo la ropa de invierno y mi armario se llena de jerseys y camisas de manga larga.
Como. Veo y contesto whatsapp. Duermo el telediario. Y por la tarde leo: una novela biográfica sobre San Juan de la Cruz, un folleto de Cristianismo y Justicia, un artículo sobre agroindustria, unos poemas de Khalil Gibrán... Felicito a algunas Pilis. Me emociono como un tonto viendo el final de "El Señor de los Anillos". Escribo un par de cosas. Pienso que cada vez me gusta más escribir, crear, decir; leo varios mensajes y a las ocho me voy a la parroquia.
Celebro la Eucaristía con un grupo apañao de gente. Quedo para comer mañana en la fiesta del Vadesa. Organizo un par de cosas cara a la semana que viene y me vuelvo a casa con la garganta picándome. Compruebo que tengo miel para tomar con la leche antes de acostarme y me coloco delante del ordenador para escribir esto.
1 comentario:
no sabia que coincidieramos en una abuela Pilar la cual te atiborraba de comida para toda la semana, la mia era muy pequeñita, pero...tan,tan grande.
respecto a la afonia te recomiendo la miel con limon caliente, al menos para mi es mano de santo, y yo me las cojo muy buenas, osea que ya es cronica. cuidate. un abrazo, Pili.
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