Me gustaría comentar un artículo de Lourdes Azorín aparecido (creo) en Ecclesia en el número del 26 de mayo pasado. Digo "creo" porque no he logrado encontrar este texto en la red (y por ello tampoco se cómo interactuar con la autora) y tampoco accedo de momento al original en papel. Se titula "Renovar la Acción Católica" y contiene, a mi modo de ver, varios excesos, algunos errores y desde luego una linda colección de eufemismos.
Empieza bien, diciendo que "la Acción Católica es la forma básica de ser cristiano laico asociado"; la Acción Católica, citando al Concilio en Apostolicam Actuositatem 20, "es un elemento estructural de la Iglesia, un elemento básico de articulación del apostolado seglar ascociado". Hasta aquí perfecto.
Un poco más abajo dice que "hay que actuar mucho más claramente respecto a la situación actual" que la AC tiene en España. Situación que califica de "un apaño": tras la crisis, "la reconstrucción de la Acción Católica se ha hecho desde el modelo de la especializada y con una atomización que subraya el carácter especializado de cada movimiento". Algo equivocado según la autora, porque puesto que "la Acción Católica tiene que ser una, es una cosa muy rara esto de ser ocho movimientos especializados distintos y otro más de la general"; de hecho, "no tiene sentido que haya movimientos especializados en su seno". Toma castaña. Exceso 1.
¿Por qué no tiene sentido? Porque ahora resulta que los adjetivos (obrero, cultural, estudiante, rural...) "son circunstancias más o menos coyunturales y apendiculares", "las modalidades o ramas son secundarias, son funcionales, no estructurales". Así por las buenas (exceso 2).
Pero nada de eso dice Apostolicam Actuositatem 20 (que más bien habla de "los diversos ambientes" en la primera nota). Ni el sentido común: ¿cómo es posible pensar que para un movimiento como la HOAC el ámbito del mundo obrero es algo accesorio? ¿Se trata de una broma? El mundo del trabajo, el mundo rural, el mundo estudiantil, no son solo el campo de acción de los movimientos especializados, sino que tiñen su espiritualidad, su estilo de organización, sus procesos formativos... todo está configurado por estos escenarios de la vida y la evangelización, que dan a cada movimiento su especificidad dentro del común espíritu de la AC. Los ambientes requieren esa especialización para poder llegar a ellos como levadura y sal en medio de la masa.... Los movimientos son instrumentos evangelizadores y misioneros de la Iglesia para entrar en todos los ámbitos desde el diálogo y la encarnación... Me pregunto por qué de repente eso no vale.
Seguimos. Un poco más adelante dice: "Si la Acción Católica es la forma básica de asociarse los laicos, es la forma básica y no es especializada", y por eso antes había dicho que para los militantes, aunque participen de mediaciones obreras o culturales, "su equipo de vida es el de su parroquia". Pero... ¿va contra algo el hecho de que la AC especializada es una forma de ser iglesia que no es necesariamente parroquial? La JEC, la HOAC, el MRC, son movimientos diocesanos, supra-parroquiales, que no dependen directamente de las parroquias y que a la vez viven y están perfectamente en las parroquias. De hecho hacen que la parroquia llegue donde por ella misma no puede llegar: instituto, mundo obrero, intelectual, universitario, etc... En una parroquia rural (como la mía) hay un movimiento especializado de jóvenes y otro de adultos (dirigidos por laicos, segunda nota), en total sintonía y coordinación con el resto de dimensiones y grupos de la comunidad. ¿Quién dice que solo la AC general tiene la exclusiva del carácter parroquial?
"La formación cristiana de las conciencias" (...) "se hace más y mejor desde la Acción Católica General que subraya la identidad cristiana básica y común a todos los fieles cristianos laicos". Tampoco estoy de acuerdo: ¿por qué descalificar a los que no son "los tuyos" insinuando que es que los demás hacen las cosas peor? Este exceso 3 me parece realmente intragable.
Y la última: "la Acción Católica no puede ser el polo crítico en la Iglesia, no debe serlo". Supongo que se refiere a los movimientos especializados, que por alguna extraña razón cargan con el sambenito de "disidentes", "críticos" y "progres". Lo curioso es que en ellos (cuarta nota) tienen entrada los obispos y pueden ejercer su función propia, puesto que son movimientos esencialmente diocesanos, mientras que no me imagino yo a un obispo nombrando a un coordinador (o su equivalente) de otros movimientos que hoy "pitan más" que la AC...
Resumiendo: es legítimo preferir la AC General y apostar por ella, pero ¿tiene que ser a costa de negar y excluir los demás movimientos? La realidad nos está llevando por otros caminos: necesitaremos gente capaz de iniciar cualquier movimiento de AC, según la necesidad u oportunidad, en una ciudad o zona. Personas (militantes y consiliarios) flexibles, que están por encima de las siglas, y apuestan por lo más conveniente en cada situación puesto que todo es igualmente iglesia.
Así que este artículo, en vez de "Renovar la Acción Católica", debería haberse titulado "Liquidar la Acción Católica especializada". Total, estamos atomizados (al menos es más fino que "despachurrados").
3 comentarios:
Estoy de acuerdo contigo en todo. Me parece que los obispos no creen en la especializada. Craso error
Me acuerdo del texto de San Pablo que dice que "hay diversidad de carismas,... y diversidad de funciones,... y todos sirven para el bien común". ¿Será que la diversidad en la unidad del Espíritu es una bendición de Dios?
encantado de leerte. Buen ojo para cazar excesos
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