Faltaban varios meses para su asamblea anual, pero ya entonces me invitaron y detecté que era sinceramente. No me hizo falta anotar la fecha, porque cuando algo te interesa procuras recordarlo, y aquel grupo despertó en mí una benigna mezcla de simpatía y admiración.
Así fue como llegó el 1 de marzo y me presenté en la
asamblea general de la Asociación de Padres y Madres de Familia (APAFA) del
Colegio “Severino Deshaies” de Aucayo, uno de los cuatro centros educativos que
nuestro Vicariato tiene en convenio con el estado peruano. El viejo auditorio
de tejado de calamina se encontraba lleno de mamás y papás, y al frente de
ellos, la junta directiva, compuesta íntegramente por aquellas mujeres que
me habían invitado en noviembre.
Me volví a sorprender del orden, el entusiasmo y la
responsabilidad con que llevan adelante la tarea de liderar a un colectivo
de casi 200 familias. Después de pasar lista tuvo lugar la presentación de la
nueva directora del colegio, los dos subdirectores (también nuevos) y toda la
plana docente. Es un año de muchos cambios, y para afrontarlo hace falta estar
todos unidos, eso se recalcó en varios momentos.
El orden de día pronto se centró en el punto más sensible y
controvertido: la economía. El gobierno regional paga a los maestros y da un
pequeño monto para mantenimiento ordinario, pero no hay nada para los más
elementales materiales necesarios para el desarrollo de las clases. Los
padres y madres de familia deben costear tizas, papel bond (folios),
tijeras, cartulinas, engrampadoras, tinta de impresora, folders, lapiceros… Es
desolador.
Por otro lado, llegan víveres de Qali Warma, programa
nacional destinado a que los alumnos tomen desayuno y almuerzo en el colegio,
para mejorar su alimentación y que aprendan mejor (los niveles de anemia y desnutrición
infantil son galopantes en Perú). Se trata generalmente de productos secos
(arroz, alverjas…) y enlatados, de modo que la APAFA aporta los aderezos,
otros implementos y el gas… y los propios padres se turnan por grupos para
cocinar.
Todo esto, y algunas otras cosas más, conforma el
presupuesto que la junta directiva presentó en un papelote y explicó
detalladamente. Total: 15000 soles; divididos por el número de padres, salen 123
soles (alrededor de 35 €) de cuota anual. Y ahí comenzaron los amargos reclamos.
Podría parecer no demasiado, pero se junta en este inicio de clases con la
urgencia de comprar útiles (cuadernos, lapiceros, plumones, mochila…),
uniformes, zapatos, polos de educación física, buzos (chándals),
deportivas…
Los meses de marzo son mortales para las familias, la “vuelta
al cole” es un palo para estas economías precarias de zonas rurales, como
Aucayo. La gente vive literalmente al día: salen a vender las cositas de su
chacra (yucas, plátanos) para conseguir la comida de hoy, eso es todo. Les
toca hacer malabares, especialmente las mamás, para que sus hijos dispongan del
equipo escolar requerido.
En un país donde la educación es supuestamente gratuita,
me duele que los padres y madres tengan que pagar hasta las tizas con las que
los profesores escriben en las pizarras cuando enseñan a sus hijos. Por eso
dije a la asamblea que, desde el Vicariato, dueño del colegio (qué
vergüenza), trataríamos de encontrar alguna ayuda que pueda aliviar en algo el
peso que los hogares tienen que soportar.
Cuando les pedí a las mamás de la junta directiva que
redactaran solicitudes para que yo las pudiera enviar a España, no demoraron ni
un día. Así son: eficaces, rápidas, chamberas. Y así fueron
manejando el resto de las intervenciones aquella mañana lluviosa, con juego de
cintura y la autoridad que dan la transparencia y la labor bien hecha.
En ocho años en Perú, es la única APAFA que veo que
funciona, por eso estoy convencido de que merece la pena apostar por esta junta
directiva, estar de su lado y arrimar el hombro. Madres capaces (no sólo madres
coraje), mujeres inteligentes, honestas, generosas, bravas, hábiles; mujeres
extraordinarias. Feliz fiesta del 8 de marzo, y adelante.
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