martes, 21 de julio de 2015

UN DÍA REPLETO


Acaba un día a tope, rebosante de encuentros, tareas, actividades. Colmado de vida pero sin aristas ni las migajas de aspereza que a veces deja la prisa. Quizá por eso me siento agotado pero serenamente feliz.

El despertador suena a las 5:12 de la mañana. A esas horas encuentro un espacio de tranquilidad que me encanta: tengo mi rato de oración, leo, disfruto del silencio de la madrugada... A veces abro el postigo y veo a la limpiadora de la municipalidad barriendo la plaza; nos saludamos con la mano y luego, quizá, nos encontraremos por la calle y bromearemos: "- ¡Usted madruga mucho! - Como usted...".

Cuando subo del desayuno en la casa de abajo, ya hay gente esperando. Un señora entra, quiere conversar, se sienta y te cuenta historias de su familia... Escucho con paciencia, le doy algún consejo... Luego llega Reina, tartamuda, sin dientes, discapacitada, trae unos plátanos y se lleva un par de soles... Ahorita Froid que viene a arreglar un tomacorriente y a cambiar los filtros de los tanques de agua. Aquí hay un respiro para hacer la cama y lavarme los dientes. Pero durará poco: la casa es un permanente trasiego de gente.

Durante el resto de la mañana transcribo un contrato de carpintería, hago una partida de Bautismo, busco otra pero no la encuentro, converso con Artemio un buen rato, me reúno también con mis compañeros, me acerco donde Lucho a por fotocopias, preparo la hojilla del domingo, pongo una lavadora con sábanas, comienzo a inventarme la parte de "juzgar" de la campaña de la JEC, voy en moto hasta el mirador... De todo.

Almuerzo y ahí sí, logro descansar una media hora en que me quedo frito. Y empieza la tarde: doy Ejercicios por skype, hago otras dos partidas, les doy las "buenas tardes" a los muchachos de confirmación, sustituyo a un catequista quedándome con su grupo, y después viene la reunión del equipo de catequistas, que es interesante, fructífera y agotadora. Justo al concluir me requieren las parejas guía, les explico un par de cosas del último tema y entonces comienza la misa de 7:30, que además es celebración de mes de la catequesis familiar.

Le toca a Nico, que también lleva un palizorro en el cuerpo porque ha tenido que ir a Mashuyacu, casi en el quinto pino, a un entierro. Yo le ayudo a que todo esté listo y concelebro con él. Cantos, palmas, animaciones... y al acabar nos invitan a un tuprache que nos sabe delicioso: plátano rayado con leche (la foto es de ese momento). Me jinco 3 vasos: energía ya que la jornada no ha terminado.

Son casi las 9 cuando iniciamos la reunión del equipo de liturgia. Estamos todos reventados, pero al revisar el trabajo de este nuevo grupo parroquial, vemos que las cosas van por buen camino y nos animamos. Las risas y las anécdotas nos ayudan a ir ultimando este día. Ahorita, cuando escribo, son más de las 10 y media de la noche; no he contado nada extraordinario, pero es que no doy para más. Es simplemente la crónica de un día desbordante, que me deja un regusto cansado y satisfecho. A la cama. Mañana, más.

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