lunes, 20 de octubre de 2014

CUY CON PAPAS


La parroquia de Bagua Grande es desde luego enorme: una ciudad de 30.000 habitantes y aproximadamente 120 pueblos de diferente tamaño distribuidos en el valle del Utcubamba y en los cerros que lo rodean. Una extensión inmensa, adornada con palmeras, papayas, plataneras y cocoteros, donde se cultiva de todo: cacao, café, frutales y, por supuesto, arroz. El azul del río se confunde con los tonos anaranjados del cielo a la caída del sol, y todo circundado hermosísimamente por océanos verdes de arrozales.

Nada más bajar del carro te tienes que quitar ropa: aquí ni chompa, ni casaca, ni zapatos; bermuditas, polos (camisetas) y chanclas. La poca altitud (400 msnm) y el emplazamiento hacen que el verano sea permanente. En la habitación no hay mantas, como en Chacha, sino ventilador. Esto del clima cambiante cada pocos kilómetros es increíble para los que no estamos acostumbrados.

Castinaldo y Nilson son los compañeros que llevan adelante la misión, que les desborda por todos lados. Como dice Calvino, "no llegan ni con una honda", jejeje. Todos los días hay salidas a los pueblos, y aún así me cuentan que hay sitios donde todavía no les ha dado tiempo a llegar. Castinaldo, licenciado en teología y en psicología, tiene la parroquia en la cabeza, la conoce muy bien porque empezó a colaborar aquí desde que era seminarista. Dice que el padre Sulivarría, jesuita pionero, puso "el chasis", la base pastoral de la parroquia, y que ellos han continuado desarrollando y profundizando la misma línea.

La clave son los catequistas. Son los responsables de las comunidades, los que celebran la liturgia de la Palabra los domingos, preparan a los niños a la primera comunión y a la confirmación, dan las charlas a los padres y padrinos, etc. Son la referencia cristiana de sus pueblos, a veces muy alejados, a los que el padre visita una, dos veces por año. Personas de fe recia, muy comprometidos, que llevan adelante una tarea muy difícil, arrastrando sus cansancios y limitaciones. Hermanos (en Bagua la gente se llama unos a otros "hermanos") ante los que quitarse el sombrero.

He pasado varios días disfrutando de la acogida y la compañía de mis compañeros, también de Juan de Dios (el primo de Nilson...), capellán del ejército, que les ayuda los fines de semana. He podido visitar varios pueblos y he procurado escuchar mucho, aprender, absorber como una esponja. También les he echado un cable en lo que he podido. He confesado a un montón de gente, he celebrado la Eucaristía el día del DOMUND, he visitado algún enfermo... Y siempre con la simpatía de la gente, todo el mundo se alegra de conocerte, estrechas cientos de manos, te agradecen y te dan lo que tienen con sencillez, y te piden que regreses pronto. Es estupendo.

En el caserío La Unión hubo "Promesa", día de encuentro de los catequistas, niños, jóvenes y adultos de la zona (la parroquia está dividida en 8 zonas, me parece...). Una jornada "dale que te pego": inscripción-animación-avisos-oración-presentación del tema-grupos-almuerzo-puesta en común-confesiones-Esucaristía-despedida. Muchas personas en la confesión me pedían consejo acerca de problemas de su vida... En Santa Clara, a una hora de conducción hacia la altura, hacía de nuevo frío; al llegar nos encontramos con que no se podía abrir la puerta de la iglesita, se tuvo que saltar un catequista y abrir desde dentro, jeje. Luego, antes de irnos, compramos papeletas para una rifa, y los premios me hicieron mucha gracia. Y ayer, en El Paraíso, un pueblito de 100 habitantes, la capillita tenía el tejado de calamina muy baja, así que todos sudamos la gota gorda. Almorcé dos veces: antes de la misa carne de res, arroz y yuca; después de la misa, tercer premio: ¡cuy con papas!

También participé en una reunión del Consejo de Pastoral. Reunión que coordinaron los laicos, y que comenzó sin que el cura hubiese llegado. Programaron una convivencia parroquial y, por más que el párroco insistió en un lugar, el consejo decidió otro... Jajaja, me encanta. En la parroquia, las hermanas Trinitarias de Valence y las religiosas Doroteas juegan un bonito papel.

Me quedan muchas cosas que contar... Bagua Grande es un imperio pastoral. Pero, como he prometido volver, ya habrá oportunidad.

3 comentarios:

Gabriel CB dijo...

Lo cuentas tan bien que parece que lo estamos viendo ¡jeje! Aunque seguro que para sentirlo no basta con imaginarlo, hay que vivirlo ;) ¡Un abrazo!

Pepa dijo...

¡Qué bien,César!Me encanta que tengas algo de tiempo para contarnos muchas cosas.No paras,de un sitio para otro,participando de todo.Te siento muy contento y animado.Ya sabía Dios a quién mandaba para allá.Rezamos por vosotros.Ayer lo hicimos especialmente.Cuídate mucho.Abrazos.

Pepa dijo...
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