Cuando llega Josely se origina un torbellino. Estábamos sentados desayunando tranquilamente en la cocina de Celendín cuando
aparece, con su nervio y su simpatía, y todas las sonrisas giran en torno a él. Viene a la sesión de presentación del proyecto diocesano, que realizará hoy el equipo llegado de Cajamarca para la gente de este decanato (arciprestazgo). Nos juntamos unas 50 personas y trabajamos toda la mañana. Terminamos con el almuerzo y una
chicha morada.
José Ardila Codosero
maneja la Toyota con destreza, tomando las curvitas de esta pista que nos conducirá a sus dominios a veces con una mano, mientras conversamos y yo miro de reojo al abismo que queda a mi derecha y me cago de
miedito. Sorochuco es un pueblo de 800 habitantes, y su párroco es aquí (y donde quiera que vaya) un factótum. Veo todo lo que ha levantado en los 15 años que lleva acá y me pasmo: el centro pastoral, el auditorio, comedor, habitaciones, casa parroquial... El otro día el padre Lázaro me decía riéndose que
Josely es más peruano que los peruanos.
Acabamos de terminar la misa. Qué bonita la Eucaristía: poquita gente (acá les cuesta porque este
padresito es el primero que reside en el pueblo), pero cantando mucho y hasta con violín, y todos recitan las oraciones con el cura porque tienen la hojilla dominical. ¿Se habrán enterado de algo de lo que este padre extranjero les quería contar sobre
la puerta estrecha? No lo sé, pero al terminar Josely me dice: "baja que te saluden"... ¡y
han venido todos a abrazarme y besarme, a agradecerme que esté aquí y hasta a pedirme bendiciones para los bebés! Qué bárbaro, qué emoción:
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Cariños de todos los colores al final de la misa |
Por la tarde me voy con "el rayo que no cesa" a Huasmín, otro distrito, otra parroquia extensísima. Acá, como en Sorochuco, se palpa más la pobreza que en la ciudad, donde todo "da más el pego". Josely
duerme en la torre de la iglesia, en un cuartito al que se acostumbró antes de que la casa parroquial estuviera hecha. Al día siguiente vamos a Jerez (jeje), otro pueblito, en el que limpiamos y preparamos la casa, con gente muy simpática, nos reímos... Josely te prepara un cocido delicioso, parece conocer a todo bicho viviente, y desde luego si estuviera en Zimbawe hablaría en ndebele. Es un experto en gestionar su inteligencia emocional.
Su genio le alcanza hasta para
construir un seminario. Eso lo he visto en Cajamarca ayer y hoy, y también me ha dado tiempo para hacer un poco de turismo y ver cosas preciosas: la iglesia de San Francisco, la catedral, la Recoleta, el cuarto del rescate (donde Pizarro encerró al inca Atahualpa e hizo que lo cubriesen de oro para liberarlo, aunque al final lo ejecutó) y el barroco increíble de la capilla de Belén. Pero también he comido exquisito ceviche, pizza, cerveza de trigo, un helado delicioso y un café con todos mis compañeros de Perú excepto Ángel Maya. Y hasta aquí este capítulo de mi aventura peruana; "el rayo que no cesa" me ha traído esta noche hasta Celendín. ¡Gracias, Josely! Mañana a Leymebamba.
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la fachada imponente de San Francisco |
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Aquí se tramó el engaño de Pizarro y comenzó la conquista del Perú. Papá, ¿te gusta? |
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Foto para el recuerdo en Cajamarca |
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