martes, 18 de junio de 2013

25 AÑOS DESPUÉS


Nos saludamos en la entrada de nuestro colegio. Aunque estábamos en bastante buena forma, a alguno tuve que preguntarle "¿y tú quién eres?" porque, quieras que no, en un cuarto de siglo sin vernos la memoria se vuelve perezosa. Abrazos, sonrisas, paseo por el cole, incluso entramos en la clase de 3º de BUP y... ¡Amores se cargó la persiana! Hay cosas que no cambian.

Fue una tarde-noche-madrugada inolvidable, de las que guardamos en la despensa de nuestros tesoros y nos sazonan el corazón durante tiempo. Me sentí como siempre, traigo en el paladar el regusto de lo familiar, de estar con "los míos". Con alguno vi que he perdido terreno y me tengo que poner al día, por otros quizá debí interesarme más en algún momento... la vida es como una marea que, multiplicada por 25, arrasa y solo deja lo que tienes entre manos y te ocupa los días. Pero en general todo se recobra en pocos minutos, nos miramos y descubrimos en ese timbre de voz y en esos ojos al niño de anteayer y al joven de ayer. Es mágico.

Corbacho con sus parodias del Gordo diciendo "uyuyuyuy, uno que quiera", Loren leyendo la monición de entrada, Lancharro con ese trato limpio de hombre de campo (¡un beso a su hija Sara!), Yiyo con el mismo entrañable frenillo, Santi Cordero que llegaba tarde por su música, Miguel Macías igual de alto, Paqui Corbacho más guapa con los años, Francis, Luisete, José Ignacio, Luisma... y desde luego Eloy: ¡gracias por venir, cowboy! El rato en que, ya después de la cena, Campos se hizo dueño de las carcajadas del corro fue genial. De pronto, a través de tanto chiste y barbaridad, fue como si el tiempo no hubiera transcurrido. Me sentí aquel chaval, el de los comics, el baloncesto y las convivencias de Cristo Vive, aquel muchacho con sus amigos de siempre. Y qué orgulloso y feliz.

Fue inevitable recordar a los que nos han dejado. Compañeros, ¡hay que aprovechar la vida! Gracias por el día compartido. Para que nos quede este recuerdo, os pongo el final de la homilía. Nos vemos pronto, ojalá que el año que viene.

… y han pasado 25 años. A estas alturas de la película ya nos hemos dado cuenta todos que la vida no es exactamente como nos la imaginábamos. Ya hemos vivido suficiente como para acumular éxitos, decepciones, alegrías enormes, trabajo, expectativas, tropiezos, rutina, dureza, cambios, el matrimonio, los hijos, las responsabilidades mayores… Hemos perdido pelo, nos va saliendo barriga, notamos el paso del tiempo en nuestro cuerpo; incluso hemos perdido ya a algunos de nuestros compañeros y seres queridos. No. La vida no es como soñábamos cuando estábamos por aquí. Es más difícil, sorprendente y apasionante, llena de momentos hermosísimos y al mismo tiempo sembrada de lágrimas y de fracasos. Hoy es día para compartirlos; nadie se puede tirar un “pegote”.

A través de todo eso tan real, me gusta pensar que se revela Dios. Nos va sosteniendo y ayudando desde dentro, “sin que sepamos cómo” (Mc 4, 26-29), nos envía la lluvia tardía, a menudo durante la “noche”, en multitud de experiencias en las que aparentemente no hay avance, no sacamos nada, nos fatigamos y hasta quemamos, o no encontramos sentido… Pero siempre llega el momento de la siega, y hoy es un buen día para, además de mostrarnos cicatrices, contemplar los frutos. ¡Cuánto hemos vivido en estos 25 años!

En mi colegio, me he sentido siempre muy querido. Las personas que somos, se lo debemos en buena medida a cómo nos trataron en esta casa, que es la casa de Don Bosco. Y también a lo que significamos unos para otros. Aunque no nos veamos mucho, aunque estemos lejos, representamos la raíz, el ADN, los valores, el estilo, el tipo de gente que intentamos ser. Formamos parte unos de otros, y siempre será así. Pues que nos ayudemos mutuamente a vivir, aunque sea en la distancia o el silencio, a la manera de Dios.

Muchas veces hemos cantado “Rendidos a tus plantas” en esta iglesia; hoy lo haremos juntos de nuevo, pidiendo a la Virgen Auxiliadora luz, valentía y fuerza para afrontar el siguiente trecho de la vida. Y para que nunca nos falte la lluvia de Dios; nuestro cariño y amistad y su compañía en cada paso.  

1 comentario:

Javier Carmona dijo...

Aunque no pude estar por un problema familiar ineludible de última hora, puedes seguir contando con tu compañero de pupitre que te antecedía en la lista DESDE PARVULITOS en el Trajano. No olvides que por eso te llegué a elegir mi padrino de graduación. Como dice la canción de Carole King y James Taylor "you've got a friend"