Me encuentro en la mejor época de mi vida. Estoy tan contento y me siento tan bien que no hallo palabras para expresarlo y se las tomo prestadas a Rabindranaz Tagore (de "Ofrenda lírica"):
¡Qué plenitud la de tu alegría en mí! ¡Qué descendimiento a mí el tuyo! Señor de todos los cielos, si yo no existiera, ¿qué sería de tu amor?
Tú me tienes como compañero de tu tesoro; tus alegrías están jugando sin parar en mi corazón y tu voluntad está siempre recreándose en mi vida.
Por eso tú, Rey de reyes, te has adornado tan hermosamente, enamorado de mi corazón. Por eso te pierdes de amor en el amor de tu amante. Y allí eres visto, en la perfecta unión de los dos.
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