jueves, 20 de noviembre de 2014

ASAMBLEA DIOCESANA


- "Damos paso a las hermanas animadoras para que nos despierten" (son unas jóvenes monjitas del asilo de Chacha, que agarran el micro y la guitarra y ya está liado).
- "¡Todos de pie! Vamos a cantar y bailar... He decidido seguir a Cristo... He decidido seguir a Cristo...".
No hay quien se escape de la animación. Así comienza cada sesión de la Asamblea anual de la Diócesis de Chachapoyas, un encuentro especialmente descriptivo de esta iglesia modesta, viva y creciente.

Mirando a los participantes se descubre una diócesis multicolor y en evolución: religiosas y sacerdotes de varias nacionalidades (Madagascar, Colombia, Venezuela, Congo, España, México, Irlanda, Argentina, Polonia...) junto a los más de 20 curas peruanos, la mayoría jóvenes. Y son ellos quienes llevan el peso de la organización de las jornadas y conducen los trabajos en grupo o en plenario.

La Asamblea gira en torno al Plan Pastoral Estratégico Diocesano, que ya cayó en mis manos los primeros días. Es un proyecto que hace tres años hicieron entre todos, partiendo de un análisis de la realidad de las parroquias. Aunque su terminología, tomada del mundo empresarial, puede chocar y es motivo de constantes bromas ("resultados de impacto", "estrategias", "visión", etc.), lo cierto es que poco a poco va calando, va siendo conocido y comprendido, y realmente hace sentir que vamos todos a una.

El Proyecto sirve para elegir en asamblea unas prioridades, una hoja de ruta que luego es la fuente de la programación anual de cada parroquia, el famoso POA ("plan operativo anual"). Cuento esto porque me encanta que acá se intente trabajar con técnica, programando y revisando, evitando en lo posible la improvisación o el "siempre se ha hecho así". Algo que en Santa Ana logramos los últimos años, que en mi diócesis de origen suena en general a chino y que en cambio en Chachapoyas está al orden del día como exigencia de los tiempos, de la comunión y de la eficacia. Ole ahí.

Las sesiones son maratonianas, a veces hay intervenciones muy lentas y muy peruanas, pero la asamblea está viva, hay momentos de crítica y debate, incluyendo ataques de personajes que Castinaldo llama los torpedos, que intentan dinamitar el POA, el PPED y lo que caiga. Me doy cuenta de que el Proyecto Diocesano no es un papel, es un proceso que vamos viviendo todos, haciendo la experiencia de iglesia en salida, en camino, en permanente aprendizaje y cambio, con todas las limitaciones del mundo pero con una estrella en la frente. La participación es el pulso de estas jornadas.

Mis viajes por las parroquias me permiten ahora recoger la cosecha, y tengo ya gente conocida en la asamblea, aunque es fácil relacionarse con todos en los descansos con cafesito y canchitas, en algunos paseos por la plaza de armas o en los momentos de comida, que por cierto está riquísima y no contiene siempre arroz (a Dios gracias). Una de las noches hay una reunión del presbiterio en el Preseminario; Humberto nos invita a torta, conguitos y un vinito, y pasamos un rato muy agradable juntos, riendo y tratando algún tema más serio. Yo solamente escucho y trago, pero me siento feliz como parte de este grupo.

Los torpedos y derrotistas la llevan clara, porque a esta diócesis no hay quien la pare. La van a llevar adelante fundamentalmente gente sencilla de pueblo, igual que mis santaneros tiran con su parroquia. Yo les pienso echar una mano en lo que pueda, como siempre. Por lo pronto, como dice mi animación favorita, "el diablo está pisado": el único que se fastidia es el mal de la rutina aplastante, la imposición y el arribismo estériles. "El diablo está pisado está pisado está pisado...". Jejeje.

PS: canchitas son palomitas, y torta es tarta.

3 comentarios:

Pepa dijo...

Gracias de corazón ,César, por contarnos tantas cosas.¡Qué pueblo tan admirable con gente tan sencilla!.Nos transportas hasta Perú cuando leemos tus entradas.
Abrazos.

analuisa dijo...

cASI PARECES MANCHEGO... JA JA ES UN CUMPLIDO

analuisa dijo...

lastima por Bagua Grande seriais un famoso trio con Casti y Nilso pero estámos no en la misma viña sino arrozal