Caían chuzos mientras conducía ayer por la mañana hacia Badajoz. Iba despacio y confiado a una cita decisiva para mi vida, un momento largamente esperado, un encuentro preparado con esmero. Y en esa conversación, franca y agradable, mi obispo Don Santiago García Aracil me dijo que sí, que me incardina definitivamente como cura de nuestra diócesis de Mérida-Badajoz.
En su casa, justo donde 9 años antes habíamos charlado por primera vez, se cerró el círculo. Ha sido un tiempo muy lleno, ¡cuántas cosas han pasado! Un cura de pueblo novato dando sus primeros pasos en Valencia y Valverde, con sus descubrimientos, sus agotamientos, la entrega a tope. Todo muy hermoso y muy nuevo, un descubrimiento feliz. Luego el traslado brusco, el bajón, la lucha, un obligado hervor, la adaptación... y el volantazo hacia África con el batacazo.
Ese fue el momento crítico, el punto de inflexión, y Don Santiago me trató como un padre. Más que las razones de un fracaso, recuerdo que le preocupó sobre todo mi estado físico, los kilos perdidos, la tristeza en mis ojos. Me supo escuchar y me dio una nueva oportunidad. Y ayer se lo agradecí expresamente. Es curioso: todo lo que le he pedido me lo ha concedido. Siempre. Así ha sido.
(Me voy al salón a llorar, no puedo seguir escribiendo...)
Muchos cambios, idas y venidas, experiencias, caídas, lugares, risas y también peligros y algunas zancadillas (que son como las meigas). Pero, sobre todo, muchos rostros. Ayer me felicitó un montón de gente, algunos viejos amigos, algún salesiano, pero en su inmensa mayoría fueron mis compañeros diocesanos y los amigos de ahora, personas con las que he conectado y compartido este camino. ¡Gracias por la parte que os toca!
La Delegación de PcJ, la JEC, el Rural... Y Los Valles, mis Valles, que son mi escuela de madurez, y a los que amo como el escenario de este momento. Estaba deseando contárselo a mi grupo del MRC en el pueblo. Es una sopresa constante: el Señor siempre nos da personas que nos acompañan y nos cuidan. Os doy las gracias desde el fondo de mi corazón.
(Otra vez me tengo que ir... Esto parecen las rúbricas del misal, jejeje)
Don Santiago, mi obispo, me acepta como cura suyo. Aunque es verdad eso de que "los curas escasean, etc.", aun reconociendo mis cualidades personales, es un acto de extraordinaria generosidad que no olvidaré jamás y que me hace mucho bien, más de lo que quizá él piensa. ¡Gracias, Don Santiago!
Los Ejercicios son una herramienta crucial en mi proceso. Siento,como nunca antes, una gran libertad. Me siento construido por dentro, con solidez desconocida. Un sms que Pepe Moreno me mandó antes de salir me hacía de música por la carretera: "estás incardinado en Cristo... ¿por qué temer?". Conducía y veía con claridad, porque los limpias me los había cambiado Enrique la tarde antes.
7 comentarios:
Enhorabuena Padre y AMIGO!! me alegro mucho por ti!!
Antonio Sánchez.
Buenos días Cesar, aunque a algunos nos cuesta expresar sentimientos, debes saber que nos alegramos mucho y sobre todo ver tu cara de felicidad y esos ojos que lo dicen todo.
ENHORABUENA,bueno me alegro mucho por ti,tu ya sabes que me dolio mucho que te fueras del pueblo,porque nos enseñaste otra manera de hacer las cosas,y que si sigo muchas veces haciendo las cosas,es acordandome de lo que me dijiste.un fuerte abrazo.
Amigo, no podía ser de otra forma cuando te estás dejando la piel por esta diócesis, por tus Valles, por los jóvenes...
Algunos/as somos testigos de todo tu esfuerzo, toda tu entrega y tu opción por esta diócesis. Ha sido un camino largo y complejo, pero todo llega.
Me alegro por ti, me alegro contigo y lo celebraremos, ¡¡¡Ezequiel!!!
Gracias.
Abrazos
Enhorabuena, no sabia todo este gran proceso, me alegra saber y mucho por tí y por nuestra diocesis.
Un abrazo.
Carmen.
todo lo que te haga feliz, nos lo hace a los demas que te queremos. Aunque sea por propio egoismo pues toda esa felicidad recaerá tambien en toda la diocesis. Me alegro un monton. Zafra.
lalalalala... un poco pelota.. pero bueno¡¡¡ El que ha tenido suerte es Don Santiago con este fichaje de invierno que se le incorpora.... Un abrazo. Hay que ver cómo te has resistido.. que no querías..que no querías.. menos mal que al final te convenció Don Santiago¡
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