lunes, 1 de julio de 2013

46664

Parece ser que está punto de cerrar un ojo, como decía mi abuela. Pero no voy a esperar a que muera. Ahora que todavía respira el aire sudafricano, me apetece escribir que Nelson Mandela es una de las personas que más me han inspirado en mi vida.

Recuerdo que otro verano en Malí (no diréis que no me he pateado media África...) cayó en mis manos la famosa autobiografía de Madiba "Un largo camino hacia la libertad", que recomiendo mucho (mejor leerla en español). Durante el sopor de aquellas siestas sahelianas descubrí la inmensa personalidad de un hombre rebosante de pasión y armado de una determinación que le hizo indestructible.

Mandela se casó por segunda vez con 40 años y por tercera vez con... ¡80! Porque es cierto que en la vida hay muchas vidas si caminas con intensidad, ¡y vaya si lo hizo! Asumió el coste personal de luchar por aquello en que creía, se jugó el todo por el todo muchas veces, por senderos escarpados, notando el aliento del peligro permanentemente, esquivando la violencia por la sinrazón y la maldad de los hombres, escapando de entre los dedos de la muerte de madrugada, en coches que derrapan, con las balas silbando.

Su camino se hizo corto, casi diminuto: los 2 x 1,5 metros de su celda en Robben Island, durante ¡27 años! Su fortaleza interior se agigantó a cada paso, jamás cedió a los sobornos, los chantajes y las torturas con que intentaron doblegarle. Guardó intacta su dignidad y su prestigio ante sus enemigos, los carceleros de la isla y los políticos del gobierno racista. El preso 46664 cuenta que tuvo dudas, que sufrió lo indecible y se derrumbó muchas veces... Pero cuando uno apuesta firmemente  por una causa justa hasta el punto de no importarle sacrificarlo todo, incluso la vida, por aquello en lo que cree, se vuelve invencible.

Ahora este largo camino se apaga. Oigo en la radio que hay que ayudarle a respirar... Obama lo visitará hoy, y sonarán canciones por él en la guitarra de Bono, pero no le hace falta nada de eso para quedar por siempre en nuestra memoria y en el corazón de África: pobre, marginada, pero con las barricadas del apartheid demolidas. El tiempo coloca a cada uno en su lugar.

En estos tiempos tan hipócritas en que el arte más cotizado es el de colocarse en el lugar preciso, decir lo conveniente, pagar con la tarjeta y contar con buenos padrinos, conviene recordar que solo la libertad que no teme y no necesita adular al poderoso para conseguir yo no se qué, tiene el poder de cambiar la historia.

1 comentario:

pilar dijo...

A mi también me gusta y me inspira mucho! Gracias por ese conocimiento de Nelson Mandela, su vida y obra. Un beso Cesar.