domingo, 29 de septiembre de 2013

POESÍA NÚMERO 13

Eugenio Campanario escribe: "Durante 13 días he estado este verano en Madrid. Evidentemente, lo primero que nos llega a los que somos “de provincias” es el ritmo trepidante, el anonimato, incluso los rostros concretos de personas que van a la deriva. Todo esto lo reflejé en poesías en esos días. Pero la número 13 de este viaje ha sido una poesía luminosa, que refleja aspectos positivos e ilusionantes. Ahí va".


Una luz mágica
me transporta
entre las calles vertiginosas.
Me sonríen los árboles altísimos,
agitando sus ramas,
para acogerme.
Me reciben
con benevolencia
las claras cristaleras,
puliendo sus brillos.
Me muestran
su franca sonrisa
las grandes puertas
de los edificios solemnes.
Pasan los coches,
apresurados y con cantos de fiesta.
En la muchedumbre anónima
hay un gozo
extraño y auténtico.
Soy, siento, vivo,
ando, detengo mi paso,
vuelvo a sentir,
me sé,
un día nos supimos,
veremos el futuro de este verbo…
¡¡Ser una gota más,
en la tormenta oceánica
de la vida,
es vocación y destino!!
Una nota,
en la insomne melodía de las prisas
y la destrucción.
Hay luz
entre los árboles,
aunque vendrá la noche;
y el silencio
curará nuestras almas.
Hay una luz
mansa, amiga,
que te acaricia la espalda
en las horas más solitarias.
Y un agua dulce
en todas las fuentes
donde quieras que el agua te acune.
Y una brisa
importada de los lejanos, azules mares:
una brisa que siembra
esperanza y futuro,
sobre el cansancio y la ruina.
Y sí:
soy, siento, vivo,
y sé
que soy,
que siento,
que vivo.
Y sobre esta certeza
levantaré mi letra,
mi palabra,
mi canción,
mi entusiasmo.
Verdaderamente
el gozo estaba aquí
y yo no lo sabía.
Pero esta tarde, sí.
Esta tarde
el mundo despliega su hermosura
para el adiós,
las cosas se refugian
en la humedad y la ternura;
comprendo las raíces
de mi felicidad
y dejo que mis pasos
construyan un nuevo camino.
Y así,
transportado por la luz,
me despido
del retablo de mis fatigas,
del lugar donde jamás debería volver,
pues contempló mi dicha.
Comprendo que andan
las semillas creciéndome
por dentro,
y reclamando su mañana.
¡Ah! Gracias, gracias
en esta tarde
que se prolonga hasta la madrugada.
Gracias
porque todo es plenitud
y yo me he reconocido.

La foto de Lolo Matos se titula "El poeta".

jueves, 26 de septiembre de 2013

UN TIERNO SECRETO

Se me hace dura la cuesta por los Valladares mientras voy a visitar a José el coco. Siempre sudo, y siempre me viene a la cabeza el episodio en que Jesús cura al paralítico (Lc 5, 17-25). Me sentaré un ratillo con él, pero no podré librarlo del mal que lo atenaza, como hace el Señor. Pero no me importa, porque sé que hay quien sí que tiene ese poder.

No pueden siquiera los médicos. Su demonio es femenino y se llama ELA, esclerosis lateral amiotrófica. Lo tiene aparcado en una silla de ruedas desde hace más de año y medio a él, un hombre joven, de menos de 60, grande y fuerte como un baobab, trabajador de esos infatigables, padre sencillo y currante, vecino estimado en el pueblo.

Y el caso es que no pierde el buen semblante. Te recibe muy cordial y va contando cómo evoluciona su dolencia: lo que le cuesta dormir (y a su esposa Encarna a su lado), los dolores que siente en las piernas, las veces que no acierta a coger nada en las manos, ni el teléfono, ni los cubiertos... ¿Cómo deber ser verte, de buenas a primeras, incapaz de ponerte de pie? ¿Qué clase de impotencia se sentirá? Podía Jesús mirarla de frente y sanarla. Yo solo puedo escuchar a José y masticar mi propia pequeñez.

Porque, aunque parece que en los últimos dos meses haya menguado, José es grande. Hay que tener fortaleza interior para seguir lidiando con la vida cuando la vida transcurre sin ti, o tú estás a merced de las cornadas del destino sin capacidad para defenderte. Así experimentó la muerte de su padre. Así va recibiendo, una tras otra, las perplejidades de los doctores, que solo prueban y prescriben casi a ciegas y encogiéndose de hombros.

Pero el otro día descubrí el secreto en la entonación de su voz. Por la mañana viene su hermano a ayudar a su mujer a levantarlo de la cama. "¿Y a la noche?" - le pregunto. "Por la noche vienen mis nietos". Diego y Sofía, pequeños terremotos que no suman entre los dos 10 años, llegan con sus padres cada día a la tarea de acostar a su abuelo. "Se me tiran encima y me dan un montón de besos, son tremendos". Por eso las tardes son más breves que las mañanas: José empieza a ser feliz mucho antes de que los niños adornen la casa con sus risas. Ellos le dan la vida, ellos son los que sanan su corazón maltrecho con unos buenos viajes de cariños. El Evangelio se cumple así. Los ojos de Encarna destellan, quizá se prepare una lágrima, pero eso me lo confirma.

domingo, 22 de septiembre de 2013

EL PAPA ES UN CRACK

Hace unos días, el 19 de septiembre, el Papa Francisco concedió una entrevista al jesuita Antonio Spadaro, director de la revista La Civiltà Cattolica. El texto ha sido publicado en español en la revista Razón y Fe. Se puede leer íntegro en http://www.razonyfe.org/images/stories/Entrevista_al_papa_Francisco.pdf  y no tiene desperdicio. Pero yo no me resisto a poner unos párrafos que se comentan solos:



"Yo sueño con una Iglesia Madre y Pastora. Los ministros de la Iglesia tienen que ser misericordiosos, hacerse cargo de las personas, acompañándolas como el buen samaritano que lava, limpia y consuela a su prójimo. Esto es Evangelio puro. Dios es más grande que el pecado. Las reformas organizativas y estructurales son secundarias, es decir, vienen después. La primera reforma debe ser la de las actitudes. Los ministros del Evangelio deben ser personas capaces de caldear el corazón de las personas, de caminar con ellas en la noche, de saber dialogar e incluso descender a su noche y su oscuridad sin perderse. El pueblo de Dios necesita pastores y no funcionarios ‘clérigos de despacho’".

“En lugar de ser solamente una Iglesia que acoge y recibe, manteniendo sus puertas abiertas, busquemos más bien ser una Iglesia que encuentra caminos nuevos, capaz de salir de sí misma yendo hacia el que no la frecuenta, hacia el que se marchó de ella, hacia el indiferente. El que abandonó la Iglesia a veces lo hizo por razones que, si se entienden y valoran bien, pueden ser el inicio de un retorno. Pero es necesario tener audacia y valor".

“Tenemos que anunciar el Evangelio en todas partes, predicando la buena noticia del Reino y curando, también con nuestra predicación, todo tipo de  herida y cualquier enfermedad. En Buenos Aires recibía cartas de personas homosexuales que son verdaderos ‘heridos sociales’, porque me dicen que sienten que la Iglesia siempre les ha condenado. Pero la Iglesia no quiere hacer eso. Durante el vuelo en que regresaba de Río de Janeiro dije que si una persona homosexual tiene buena voluntad y busca a Dios, yo no soy quién para juzgarla. Al decir esto he dicho lo que dice el Catecismo. La religión tiene derecho de expresar sus propias opiniones al servicio de las personas, pero Dios en la creación nos ha hecho libres: no es posible una injerencia espiritual en la vida personal. Una vez una persona, para provocarme, me preguntó si yo aprobaba la homosexualidad. Yo entonces le respondí con otra pregunta: ‘Dime, Dios, cuando mira a una persona homosexual, ¿aprueba su existencia con afecto o la rechaza y la condena?’. Hay que tener siempre en cuenta a la persona. Y aquí entramos en el misterio del ser humano. En esta vida Dios acompaña a las personas y es nuestro deber acompañarlas a partir de su condición. Hay que acompañar con misericordia. Cuando sucede así, el Espíritu Santo inspira al sacerdote la palabra oportuna”.

“No podemos seguir insistiendo solo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos. Es imposible. Yo he hablado mucho de estas cosas y he recibido reproches por ello. Pero si se habla de estas cosas hay que hacerlo en un contexto. Por lo demás, ya conocemos la opinión de la Iglesia y yo soy hijo de la Iglesia, pero no es necesario estar hablando de estas cosas sin cesar”.

"Hay personas que instintivamente no tenemos en cuenta, y que sin embargo tienen más necesidad: Los más abandonados, los enfermos, aquellos que no tienen de qué vivir, aquellos que no conocen a Jesús, los jóvenes que están en dificultad, que no tienen trabajo. No tengamos miedo de salir y mirar a nuestros hermanos"

“Es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia. Temo la solución del ‘machismo con faldas’, porque la mujer tiene una estructura diferente del varón. Pero los discursos que oigo sobre el rol de la mujer a menudo se inspiran en una ideología machista. Las mujeres están formulando cuestiones profundas que debemos afrontar. La Iglesia no puede ser ella misma sin la mujer y el papel que esta desempeña. La mujer es imprescindible para la Iglesia. María, una mujer, es más importante que los obispos. Digo esto porque no hay que confundir la función con la dignidad. Es preciso, por tanto, profundizar más en la figura de la mujer en la Iglesia. Hay que trabajar más hasta elaborar una teología profunda de la mujer. Solo tras haberlo hecho podremos reflexionar mejor sobre su función dentro de la Iglesia. En los lugares donde se toman las decisiones importantes es necesario el genio femenino. Afrontamos hoy este desafío: reflexionar sobre el puesto específico de la mujer incluso allí donde se ejercita la autoridad en los varios ámbitos de la Iglesia”.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

DESPASITO

El ajetreo del principio de curso, el vértigo de la jornada, las prisas desatadas, el ritmo frenético que nos arrastra, incluso en los pueblos pequeños... hay momentos en que me alteran levemente, y noto como una violencia en mi velocidad vital. Alguien me dijo el otro día: "A lo mejor es que se te ha pegado lo de ahorita mismo", jejeje.

Puede ser. Voy como más lento, no sé, menos atropellao. Sé que es producto del mero descanso y cambio de chip. Cuando te alejas tanto tanto de los escenarios de la cotidianidad, la mente reposa y parece que el pulso se ralentiza. Es lo que tienen las vacaciones, al regreso estás como empanao.

Pero no es solo eso. Creo que probar vivir más despacio engancha. Reducir con modestia la lista de tareas para hacer en una mañana (hay días en que parece que intento batir el récord del mundo), ir caminando a los sitios más tranquilo, conversar entreteniéndome algo más de tiempo con las personas, no exigir que la realidad se comporte como una máquina de precisión en la que llenar los cuartos de hora...

En Perú todo está menos medido, el tiempo tiene otro carácter, escapa más a tu control, cada momento posee más densidad en sí mismo, y siempre pueden aparecer imprevistos que dan al traste con los planes. El tiempo es más espontáneo y sorprendente. Se detiene de vez en cuando y te deja disfrutar. Más oportunidad que calendario. Y está siempre cargado de rostros y de color.

Estábamos en Nuevo Vista Alegre y tenía que bendecir un cementerio antes de salir por la mañana a El Dorado, donde tenía una reunión con los niños a las 9:30. El camino es de hora y media a pie, así que, poniendo el despertador a las 6, daba tiempo a todo... en teoría. Pero luego: levantarse, el aseo "amazónico", el plato de arroz del desayuno... y la llegada de la gente para ir al cementerio, que nos caía de paso: llega uno, se sienta, charlamos, ahora viene otro, la conversación se enreda, y bla bla bla... Y luego el paseo hasta que llegamos al sitio, la bendición, hubo que firmar todo el mundo... Total, que a las 9:30 empezamos a andar hacia el otro lado. Y yo le dije a mi compañero el seminarista: "Erles, colega, cuando estamos de misión en los caseríos no se puede poner una reunión por la mañana en un sitio diferente al que amaneces... porque no sabes cuándo vas a llegar. Mejor por la tarde... y ya llegarás".

O sea, deja para mañana lo que dándote mucha prisa puedes hacer hoy y haz hoy lo que puedas pero más despasito. A ver lo que me dura.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

EL "HOY" DE DIOS

Me enseñó estas palabras Ignacio Iglesias, maestro humilde, amigo, y el primero que me dio los Ejercicios. Expresión para ayudarme a centrarme en mi realidad concreta, a reconocer en ella con alegría la única verdad de Dios para mi. Sin soñar ni volar, solo disfrutar de lo que tengo entre manos.

He pasado un mes fabuloso en Perú, estoy rebosante de agradecimiento, y realmente es estupendo volver a casa. Aquí también me estaban esperando, y estaba hasta el coro en la Eucaristía del sábado. Qué descanso no tener que estar pensando en decir "el Señor esté con ustedes", jejeje.

Qué cosa conducir mi carro, bajito, sin baches; o comer bacalao de mi hermana, ensaladilla de mi padre o tortilla de patatas de mi vecina Josefita, con pan (!) y un vasito de vino. Qué gusto saludar a mis compañeros y poderles decir que lo del Perú "fenomenal", y ver cómo se alegran de encontrarme bien.

O salir por mi pueblo, besar a un montón de gente, saber que me han echado de menos y que están contentos de que haya regresado sano y salvo, aunque "un poco más delgado, mire usté". Levantarme a las 7:30 en la oscuridad de la noche, salir de la parroquia a las 8 y ver la luz del día; abrir mi ordenador y teclear reuniones, catequesis, calendarios; cruzarme con el perro de Lourdes y hablarle a mi limonero; levantar ahora la vista y ver mis libros y, hace un rato, dos goles de la selección.

Es hermoso sentir los abrazos y besos de mis sobrinos, y la cara que han puesto cuando han visto los bolis tan chulos que les he traído, que tienen una llama bordada. Y quedar con los amigos para estar juntos, intentar contarles lo feliz que he sido allá y simplemente compartir la dicha de tener dónde regresar y sentirte amado.

Este es el "hoy" de Dios para mí, mis Valles, aquí están mi misión, mi familia, mi vida. Y, ahora mismo, una llamada de teléfono. Hasta mañana.

jueves, 5 de septiembre de 2013

SOLO LAS MONTAÑAS NO SE REENCUENTRAN


Son más de las 11 de la noche en Lima. En mi habitación las maletas hechas, los encargos cumplidos, las llamadas realizadas... todo preparado para volar mañana a España. Hay silencio; ha sido un día de risas y bromas con las hermanas, de compras y de conversación, pero a esta hora la calma domina la casa.

Y penetra hasta mi interior. Porque me siento muy sereno; muy pleno, muy feliz, pero ante todo tranquilo. Paladeo ahora con lentitud cada lugar, cada instante, cada rostro de este mes maravilloso. Vuelvo a disfrutar las sensaciones, a notar el calor de las sonrisas y a vibrar con las sorpresas. Es un momento incomparable.

El agradecimiento se abre paso en mi corazón hasta llenarlo todo. Me siento pequeño ante tanta bondad y solo deseo disponer de vida para regresar a esta tierra hermosa, dura y humilde que es el Perú.

Dicen que ánimo, que no les olvide, que hay mucho que hacer... Y ya escribí que no hay nada más estimulante que sentirse esperado. El refrán que encabeza estas palabras lo aprendí en África, y esta noche se me graba en el corazón. Gracias, Señor, por este tiempo. Gracias por tu regalo.

martes, 3 de septiembre de 2013

LA CIUDAD DE LOS SOMBREROS


Celendín debe de ser el lugar del mundo donde, cuando vas paseando, ves más sombreros por metro cuadrado. En el Perú hay muchos peruses, y aquí he contactado durante varios días con la cara urbana, populosa y quizá más desarrollada de este país, que crece a pasos agigantados. Celendín con su tonillo, sus moto-taxis, su mercado efervescente y su cielo azul te envuelve con un encanto diferente al de los pueblos serranos o al de la ceja de selva.

Antonio Sáenz es párroco de toda una provincia, un territorio inmenso cuyo epicentro es esta ciudad, la de los nashacos y la de fueeeeeeeeeeee (y otras muchas expresiones graciosas). Tiene tres compañeros curas para afrontar la tarea, ardua y desbordante. Nos encontramos en el desayuno y luego en el almuerzo; Juanita nos cuida con esmero, poniendo todo su cariño en platos deliciosos: sopa de verduras, tamalitos, arroz de mil maneras, canchitas, chicharrón de pescado... y por supuesto, cuy. Ella es una joya.

La joya es la de la izquierda, jejeje! Qué pinta, ¿no?
Por la tarde el domingo me veo en una Eucaristía diferente: una iglesia grande y elegante (casi una catedral), la gente lejos, un coro exquisito, moniciones bien ejecutadas... Misa de ciudad grande, que requiere otra manera de hablar, aunque, como siempre, me pregunto si se habrán enterao de algo. Pero el cariño es el mismo, el agradecimiento de la gente porque estás acá, lejos de tu tierra, aunque sea "de paseo", y hayas venido a conocerles. Es delicioso.

Salgo a la calle y de repente pienso que ya no me doy cuenta de que estoy en Perú, todo me resulta familiar, me muevo con facilidad, entro a comprar unas coca-colas, agarro un taxi, saludo... He quedado con Norma y con Soledad para ayudarles a crear un blog nuevo para la parroquia (el resultado, todavía en construcción, lo podéis ver en http://parroquiacelendin.blogspot.com/). Son cristianas comprometidas, laicas dirigentes de esta comunidad, responsables de sectores pastorales. Lo pasamos muy bien, charlamos de todo: de la fe, de la educación (son profesoras)... Tomamos un cafesito en una pausa, Norma es muy divertida, se mete con el padre Lázaro, tiene unos golpes que te partes:

Norma, Sole y el profe
Ahora ya no hay burra ni barro, ¿eh? Hay libros y la computadora. Así es Perú y así ha sido mi mes de agosto, lleno de sorpresas y de variedad, lleno de personas, de apretones de manos y de sonrisas. Está concluyendo mi último día "normal". Por la noche vamos a celebrar la Eucaristía a Los Milagros, un barrio con una comunidad de base que está celebrando la novena de su fiesta. Antonio se empeña en que presida; comentamos el evangelio, la gente se ríe con mis tonteras y mis gestos y yo, como todo este mes, me siento a gusto y feliz de ser cura y de poder andar entre gente sencilla. Vuelven a sonar las mismas canciones que aprendí los primeros días ("Que viva Cristo, que viva que viva Cristo...") y yo solamente puedo dar gracias por esta experiencia tan preciosa que Dios me ha dado. Cuando nos despedimos, alguien dice: "Padre, tiene usted que volver y quedarse".

En Los Milagros
Pues no lo sé... Solo sé que estoy muy sereno, como todos estos días en Perú.
Repleto de vida y de alegría. Interiormente exultante. Y, sobre todo, agradecido.
Mañana a Cajamarca y a Lima. Y el viernes a España.