sábado, 27 de febrero de 2010

QUÉ PEAZO ENCUENTRO DE PRESENTACIÓN DEL MOVIMIENTO RURAL CRISTIANO


Los miembros del Movimiento Rural Cristiano en nuestra diócesis de Mérida-Badajoz nos hemos quedado con una satisfecha sonrisa de oreja a oreja al final del encuentro de presentación del movimiento que hemos celebrado en Zafra hoy sábado 27 de febrero. Y no porque haya acudido demasiada gente (estábamos de Burguillos del Cerro, de Montijo, de Oliva de la Frontera, de Villagarcía de la Torre, de Monesterio, de Valencia del Ventoso, de Almendralejo, de Segura de León, de Puebla del Maestre, de Higuera de Vargas y de Valle de Santa Ana) sino porque hemos estado muy a gusto compartiendo vida, inquietud, amor a nuestros pueblos y mucha ilusión.
Enrique, el Consiliario Nacional del MRC, nos ayudó en la primera parte de la mañana a reflexionar sobre la situación social de los pueblos, sus aspectos positivos y sus oscuridades, y los retos que plantea nuestro mundo rural a la Iglesia hoy. ¿Cómo ser iglesia evangelizadora, auténticamente encarnada en la vida de los pueblos y capaz de dar respuesta renovada a la creciente secularización? Hemos hablado de la corresponsabilidad de los laicos, de la evangelización de la religiosidad popular, de “mundanizar” la Iglesia, de generar procesos de formación…
Tras el café, Julio de Miajadas, Sole de Campolugar y Floren y María de Puebla del Maestre nos han contado su experiencia de vida como militantes del MRC, cómo el movimiento les ha aportado y les aporta el apoyo, el empuje y los instrumentos para vivir y comprometerse como seguidores de Jesús responsables y maduros.
En el diálogo posterior a estos testimonios nos hemos animado a ir dando pasos para iniciar el Movimiento Rural donde no está presente y fortalecerlo donde ya camina en nuestra diócesis. Los curas presentes hemos concretado incluso una fecha para encontrarnos, seguir compartiendo y acompañarnos mutuamente en esta tarea.
En resumen, un valioso día de encuentro que nos permite mirar al futuro con esperanza: el Movimiento Rural Cristiano es una herramienta que tiene mucho que decir en la tarea de seguir impulsando una pastoral rural misionera en nuestra diócesis… ¡hay tanto por hacer!

viernes, 26 de febrero de 2010

CURA QUE CURA... Y CURA QUE NECESITA CURA Y ES CURADO


Enrique, el cura de Miajadas y consiliario general del Movimiento Rural Cristiano, me ha pedido que redacte un texto sobre el tema del título de esta entrada para que lo publiquen en un próximo pliego de la revista Vida Nueva (¿se supone que así seré "importante"???). Pero antes de que lo lea nadie, que lo leáis vosotros; ahí va en cursiva.


Anita tiene en torno a 80 años, se mueve muy mal y vive en los Pisos Tutelados del pueblo desde hace algunos años; cuando entro en la sala de estar y ella oye mi voz desde su habitación, se incrementa el volumen de los golpes de tos y las quejas… hasta que paso a verla: “¡Vaya, parece que nos tiene usted abandonados! ¡Qué alegría verle!”.
El cura que cura se parece al Jesús del capítulo 6 de Lucas, que estamos trabajando en mi grupo de Estudio del Evangelio; es el que va con toda intención a buscar a la gente, especialmente a los más débiles. Y el personal se pone contento cuando apareces, tu presencia no produce incomodidad ni rechazo, porque no eres el “representante” de una “institución”, sino una persona-signo de algo esperanzador: Dios bueno, misericordioso, que comprende a todos y ama a cada persona, incluso si no van a misa…
Curiosamente, muchos días por mil razones no me sale la sonrisa tan fácilmente, el cura necesita cura ¡y es curado! Cuando ese día me acerco a un grupo de jóvenes, o celebro la Eucaristía, o escucho a alguien… ¡recibo los cuidados que necesito! Dios me espera en el otro, al que intento servir… para curarme. ¡Qué buen truco, Señor! ¡Qué milagro!


Para muestra un botón de hoy mismo: salgo con mi catarro colgando y regreso con... un chocolate con dulces en mi cuerpo, un bacalao y unas coles para comer y unas flores para el café... Sin pedir nada... Curas alimenticias...

jueves, 25 de febrero de 2010

DOCTORA BERTA

¡Qué listas son todas tus hermanas, decía hoy mi vecina Josefita! Y es verdad: todas son muy listas y muy guapas. Ayer una de ellas, la más pequeña, Berta, logró algo que durante años ha trabajado y luchado: leer su tesis doctoral. Resulta que Berta Caro Puértolas es la primera fisioterapeuta doctora de Extremadura; toma castaña; y nosostros con estos pelos.
Los pelos se le pusieron a ella chorreandito durante la exposición del tema (tratamiento de mujeres con coxartrosis y gonartrosis en piscina y balneario) y la respuesta a las preguntas. La veíamos sudar de manera típicamente caro, porque mi padre, ella y yo sudamos más o menos con el mismo calibre.
Había ya sudado mucho, años de trabajo combinado con su boda, el nacimiento de sus hijos... Por eso ayer todo resultó especialmente bonito, emotivo y merecido. Estábamos muy orgullosos mis padres, mi hermana Susana y yo allí sentados escuchándola referir un montón de datos y pronunciar términos que a nosotros nos sonaban a chino, pero ¡qué lista es!, ¡cuánto vale!, ¡qué guapa estaba! ¡Y es mi hermana, eehhh? Que quede claro.
Desde este humilde blog casero sin citas a pie de página quiero felicitarte, hermanita; de todo corazón. Gracias por ser modelo de superación personal, que no se me olvide cuando me pongo perrocho y pesimista, y todo se me hace un mundo; pero sobre todo, gracias por ser ejemplo de cariño, de atención, prefesionalidad y sentido familiar. El martes cuando te llamé a ver si estabas nerviosa empezaste diciéndome que no ha llegado el cargador del móvil que te encargué...
Por cierto Berta... ¿cuánto tiempo hace que no me das un masaje de los tuyos?

martes, 16 de febrero de 2010

ADIÓS A PILI


Ayer falleció nuestra querida Pili, la señora que ha limpiado la casa de los curas de Valencia del Ventoso desde hace años. Esta tarde iré a celebrar sus exequias porque mi compañero está de viaje y me lo ha pedido. Ayer, dede Mérida, viajé de noche a estar un rato con la familia.
La muerte nos ha cogido como a contrapié y nos ha dejado mudos, sin tiempo para decirle a Pili tantas cosas que ella y el Señor Dios ya saben… Pili se ha pasado la vida cuidando a todo el mundo, pero ella se ha ido rápidamente, quizá como ella hubiera querido, sin molestar, como si de un trabajo más tratase, sin que la vida se trastorne demasiado…
Pero nuestra vida se ha tambaleado, al menos la mía. No tenía yo previsto este momento porque sencillamente no me cabía en la cabeza que Pili fuera a morir. Ella ha sido una persona tan fuerte, tan activa, que me pareció siempre indestructible, inasequible al cansancio… como los niños ven a sus padres. Y es que Pili me trató siempre como a un hijo; guardaré infinidad de detalles: su trato discreto y cariñoso, las veces que al llegar del instituto me encontré con un plato de comida que me sacó del apuro… Ella me vigilaba para que mi casa estuviera a punto y yo estuviera bien; así me decía que me quería sin palabras. A mí y a todos mis compañeros.
A sus hijos, a sus nietos, a su marido… Pili les entregó su vida poquito a poco, de manera sencilla; sin grandes heroicidades y con sus fallos, pero con autenticidad, sin descanso, sin perder tiempo, madrugando y trabajando. Su fuerza la encontró también en su fe; tantísimos domingos celebró la Eucaristía en su parroquia, tantas veces compartió el cuerpo de Jesús. Su Dios habrá echado cuentas con ella y seguro que le habrá salido a “devolver” por todos los frutos de amor que ha cosechado Pili de los talentos que el Padre le dio.
El día de San Blas veníamos a la iglesia, Pili me cogía el brazo, guapa con su permanente; herida ya de muerte sin saberlo. Me hizo prometerle que antes de irme entraría de nuevo en casa, y allí me tenía preparadas varias cosas, entre ellas una tortilla en un plato de cristal. “Pero Pili, ¿qué hago con este plato?”. “Otra vez que venga me lo trae usted”. Pili, querida, el plato lo guardo, como te guardo a ti en mi corazón. Como estarás ahora con nuestra Virgen del Valle, síguenos cuidando junto a Ella.

viernes, 12 de febrero de 2010

EL DINERO COMO LOS ZAPATOS, JUSTITO


Aquí están mis reflexiones y mi enfoque para la homilía de este domingo, que intenta explicar el texto de Lc 6, 17. 20-26. por si os sirve.


Cuando hay que jugar a la lotería obligatoriamente, como en Navidad, la gente se pregunta: “¿qué haré si me toca un chorro de millones?” Yo confieso que la idea me horroriza, porque tengo visto y comprobado que el mucho dinero suele traer muchos problemas y a menudo impide la felicidad.

De eso habla Jesús; él contrapone:
- la felicidad aparente: el bienestar como absolutización del tener, como el acumular y la autosuficiencia. Los que tienen mucho, los que ponen su seguridad en las cosas materiales, viven para acumular y no comparten; los que piensan que no necesitan de nadie estarán solos y siempre insatisfechos.
- la felicidad auténtica: la libertad como el desprendimiento de lo material, prioridad al ser y experiencia alegre de la necesidad que abre al compartir. Los que tienen lo justo están abiertos al tesoro de la solidaridad, serán capaces de amar y ser amados y su vida estará llena y no vacía.

Recuerdo haber escuchado a Adolfo Chércoles esta ley: “el que no tiene nada lo comparte todo; el que tiene algo ya comparte menos; el que tiene mucho ya no puede compartir, tiene que defender lo que tiene”.

· Estar saciado, acumular… angustia. Los muy ricos a lo más que llegan es a divertirse (felicidad aparente, vacía), pero tener tanto preocupa, porque hay que conservarlo. Quien ahora ríe luego llorará…

· En cambio los que tienen lo justo (el dinero justito, como los zapatos) comparten mejor, son más libres y más felices. Aunque pasen más estrecheces, la necesidad une, y la seguridad se puede poner en Dios; la debilidad bien llevada descansa…

Por lo tanto cuidadito; revisemos nuestra actitud hacia el dinero y hacia los bienes materiales, ahora que vamos a comenzar la Cuaresma. Nos ayudará este cuento:

La historia se refiere a un individuo que se mudó de aldea, en la India, y se encontró con lo que allí llaman un maestro. Este es un mendicante errante, una persona que, tras haber alcanzado la iluminación, comprende que el mundo entero es su hogar, el cielo su techo y Dios su Padre, que cuidará de él. Entonces se traslada de un lugar al otro. Tal como tú y yo nos trasladaríamos de una habitación a otra de nuestro hogar.

Al encontrarse con el maestro, el aldeano dijo:
“No lo puedo creer! Anoche soñé con usted. Soñé que el Señor me decía:
-Mañana por la mañana abandonarás la aldea, hacia las once, y te encontraras con este maestro errante- y aquí me encontré con usted.”
“¿Qué más le dijo el Señor?” Preguntó el maestro.
Me dijo: “Si el hombre te da una piedra preciosa que posee, serás el hombre más rico del mundo. ¿Me daría usted la piedra?”

Entonces el maestro revolvió en un pequeño zurrón que llevaba y dijo:“¿Será esta la piedra de la cual usted hablaba?”
El aldeano no podía dar crédito a sus ojos, porque era un diamante, el diamante más grande del mundo.
“¿Podría quedármelo?”“Por supuesto, puede conservarlo; lo encontré en un bosque. Es para usted.”

Siguió su camino y se sentó bajo un árbol, en las afueras de la aldea. El aldeano tomó el diamante y que inmensa fue su dicha! Como lo es la nuestra el día en que obtenemos algo que realmente deseamos.
El aldeano en vez de ir a su hogar, se sentó bajo un árbol y permaneció todo el día sentado, sumido en meditación.
Al caer la tarde, se dirigió al árbol bajo el cual estaba sentado el maestro, le devolvió a este el diamante y dijo:“¿Podría hacerme un favor?”
“¿Cuál?” le preguntó el maestro.
“Podría darme la riqueza que le permite a usted deshacerse de esta piedra preciosa tan fácilmente?”…

jueves, 11 de febrero de 2010

ELLACURÍA



Recientemente se cumplieron 20 años del asesinato de Ignacio Ellacuría, sus cinco compañeros jesuitas, la trabajadora doméstica Elba Ramos y su hija Celina el 16 de noviembre de 1989 en el campus de la UCA en El Salvador.

Días atrás he leído algunas cosas sobre este cura comprometido con "la aflicción de mi pueblo" salvadoreño hasta el punto de entregar literalmente su vida. Y ha habido algo que me ha encantado y a lo que doy vueltas: Ellacuría solía decir que hay que:

- "hacerse cargo de la realidad", es decir, entender la realidad desde dentro. Conocer el pueblo y su historia, comprender los confictos, las carencias, las características, los logros y los sufrimientos. Pero desde dentro.

- "cargar con la realidad", que es hacer que las historias concretas, individuales y colectivas de mi pueblo impregnen mi reflexión. Él hablaba del carácter ético de la inteligencia: mi ser "uno de los nuestros" contagia mi percepción y mi análisis del pueblo, de los jóvenes, de las situaciones... Así yo pienso de manera comprometida, reflexiono como parte de la realidad que vivo y amo. Los deseos, las aspiraciones, los dolores y contradicciones de mi pueblo son también "míos", y mi reflexión creyente es "suya".

- "encargarse de la realidad", que es hacer que la reflexión se convierta en acción (carácter práxico de la inteligencia): implicarme, mojarme, mancharme de barro, bregar... No sólo decir o pensar, sino hacer, con toda la carga de riesgo que eso conlleva.

Gracias, Ellacu.

miércoles, 10 de febrero de 2010

ME GUSTA EL CARNAVAL DE MI PUEBLO



Más o menos así era el disfraz de mosquetero que Tetule me prestó la semana pasada; hizo un descanso en su estudio (el tío se está preparando unas oposiciones para bombero que cree que son en 2011...) y, después del día de trabajo, se presentó por la noche con los trapos de D'Artagnan...

Muy bonito... pero el cura de pueblo no fue capaz de ponérselo. Fue superior a mis fuerzas. No porque crea que "no pega" que el cura se disfrace (vaya tontería), sino por pura timidez, por sentido del ridículo, por... la cortedad mía de siempre, sea cura o sea bombero como Tetule será. Vaaaya.

Aun así, ¡qué gozada los carnavales de Santa Ana! Son como la cabalgata de reyes, ¿os acordáis? Pequeñitos, pueblerinos, muy sencillos y muy recogidos. Por la tarde el desfile, que yo vi pasar en la puerta de la iglesia: ¡los niños me llenaron de confeti (todavía hay por mi casa)! Por la noche, la gente se va a la nave, donde está el escenario. Como es un sitio no muy grande, allí estábamos todos con todos, charlando, saludándonos y riendo con las pintas de unos y de otros. Cuando estoy a gusto y en mi salsa mi timidez se disipa; allí, pelado de frío como todos, di un montón de manos, saludé a mil personas, "até cabos" ("claro, así que éste es el marido de ésta", etc.), me invitaron a un montón de copas, rechacé muchas a partir de un cierto nivel de mareillo, los zagales del grupo de rock me dejaron casi sordo (como a todos), fui tachando los números del bingo cuando David los cantaba y perdí los premios como... como casi todos, porque algún espabilao como Noni bien que se llevó una línea...

En resumidas cuentas... a mi no me gusta el carnaval: me gusta el carnaval de mi pueblo, de Santa Ana. Y qué contento estoy de estar aquí.

sábado, 6 de febrero de 2010

¡VIVA SAN BLAS!


Me quedaba en el tintero contar la experiencia del día de San Blas, patrón de Valencia del Ventoso, que fue el miércoles pasado. Valencia es mi primer pueblo como cura diocesano, allí me dejé la vida trabajando con toda la ilusión del novato y de allí me trasladaron pronto y bruscamente... Estuve sólo dos años felicísimos, pero tan cortos que no les dio tiempo a cansarse de mi y creo que se quedaron con lo bueno...
El caso es que ir a Valencia es para mi algo especial; y el día de San Blas más. Es un día muy bonito, "casi el mejor del año", un día (sólo uno) de fiesta en medio del invierno; con misa solemne, bendición de cordones, roscas y ramas de romero, procesión, cervezas, guarrito, setas y baile... Todos vamos muy sonrientes con nuestros cordones colgados del pecho; este año antes de llegar a la iglesia ya me habían regalado tres, y llevaba una bolsa de roscas.
Al acabar la misa empiezan los saludos, un chorro de besos, "¿cómo estáis?", "me alegro de verlo bueno". Mientras veo a unos y a otros voy comiéndome las roscas, por momentos me mareo o me pierdo por la avalancha de personas, pero lo que me embarga es la felicidad, el orgullo y el placer de ser querido. Sí. Querido. Así de simple y así de claro.
Muy querido. Y yo también los quiero a ellos; y sé que siempre serán de alguno manera "míos", y yo "suyo", porque fueron los primeros, a ellos les di mi corazón y me quedé con un cachito del suyo.
Mis pueblos son los Valles pero, de alguna manera y con toda verdad, Valencia es mi pueblo. Y siempre lo será.

VIVIR ES COMO PESCAR

Ésta es la homilía de este domingo; me he sentido feliz meditando Lc 5, 1-11; me he sentido feliz preparando estas palabras y también dirgiéndome a la gente en la Eucaristía. Ahí va.

Vivir es como pescar; ser cristiano es como pescar. Una tarea en la que a veces no se coge nada y en la que es preciso perseverar.

El Evangelio siempre habla de nuestra vida, o encontramos siempre nuestra vida en el Evangelio. Hoy vemos a Jesús “faenando”… Realmente la vida es una faena, una tarea, una misión; y ser cristiano, seguir a Jesús, pues lo mismo.

VIVIR ES COMO PESCAR.
Vivir no es como comerse el pescao puestecito en la mesa… Vivir es más bien como pescar. Nada en la vida nos lo dan hecho; todo lo tenemos que luchar. Vivir es una tarea, una briega, como la de los pescadores: difícil, trabajosa, uno se moja, requiere madrugar o trasnochar, esfuerzo físico, pasar frío… Vivir, como pescar, es en buena medida tener paciencia, resistir, esperar y confiar.
Porque como a los pescadores del Evangelio, a menudo la vida se nos pone cuesta arriba, y no sacamos nada, trabajamos sin resultado e incluso sufrimos malas pasadas…
Decididamente el texto habla de la vida: vivir es como pescar.

SER CRISTIANO ES COMO PESCAR,
puesto que seguir a Jesús es vivir como vivió Él, y vivir es una tarea, como el trabajo del pescador. Ser cristiano no es saber o pensar… es más bien hacer, es bregar para que el Reino, el sueño de Dios, sea realidad a nuestra alrededor. Eso cuesta mucho esfuerzo, muchas luchas, muchos desvelos… y muchos fracasos. Se pregunta uno más de dos veces qué hace pescando, si vale la pena creer con las cosas que se ven, si no es hora de abandonar la barca… Decepciones como la de aquellos pescadores, que tras una noche entera de trabajo volvían con las manos vacías… ¡vaya faena!

Pero el relato no acaba ahí. Nos da claves para pescar, nos enseña a “vivir bien”, a “tener fe”, cosas equivalentes para los cristianos. Vivir bien supone:
· estar con Jesús (Él se sube a la barca)
· estar con los demás (los de la otra barca vinieron a echar una mano), pescar juntos, si no, no se coge nada. Se vive y se es cristiano en comunidad
· escuchar la llamada de Jesús y hacer las cosas por Él, “por tu palabra”

La llamada nos llega de las cosas de todos los días; son los gritos silenciosos de quienes necesitan nuestro amor, nuestro servicio, nuestra generosidad. Dios está en la realidad, en los demás, en el interior de la vida… y nos llama… “ponte a pescar… yo estaré contigo… sin miedo, sin desfallecer…”.
Me voy a poner a pescar, Señor, por tu palabra; se que mientras esté faenando seré feliz, independientemente del resultado. Y, si cojo un pez, lo compartiré con el que no tiene, o sea, contigo.