martes, 3 de septiembre de 2013

LA CIUDAD DE LOS SOMBREROS


Celendín debe de ser el lugar del mundo donde, cuando vas paseando, ves más sombreros por metro cuadrado. En el Perú hay muchos peruses, y aquí he contactado durante varios días con la cara urbana, populosa y quizá más desarrollada de este país, que crece a pasos agigantados. Celendín con su tonillo, sus moto-taxis, su mercado efervescente y su cielo azul te envuelve con un encanto diferente al de los pueblos serranos o al de la ceja de selva.

Antonio Sáenz es párroco de toda una provincia, un territorio inmenso cuyo epicentro es esta ciudad, la de los nashacos y la de fueeeeeeeeeeee (y otras muchas expresiones graciosas). Tiene tres compañeros curas para afrontar la tarea, ardua y desbordante. Nos encontramos en el desayuno y luego en el almuerzo; Juanita nos cuida con esmero, poniendo todo su cariño en platos deliciosos: sopa de verduras, tamalitos, arroz de mil maneras, canchitas, chicharrón de pescado... y por supuesto, cuy. Ella es una joya.

La joya es la de la izquierda, jejeje! Qué pinta, ¿no?
Por la tarde el domingo me veo en una Eucaristía diferente: una iglesia grande y elegante (casi una catedral), la gente lejos, un coro exquisito, moniciones bien ejecutadas... Misa de ciudad grande, que requiere otra manera de hablar, aunque, como siempre, me pregunto si se habrán enterao de algo. Pero el cariño es el mismo, el agradecimiento de la gente porque estás acá, lejos de tu tierra, aunque sea "de paseo", y hayas venido a conocerles. Es delicioso.

Salgo a la calle y de repente pienso que ya no me doy cuenta de que estoy en Perú, todo me resulta familiar, me muevo con facilidad, entro a comprar unas coca-colas, agarro un taxi, saludo... He quedado con Norma y con Soledad para ayudarles a crear un blog nuevo para la parroquia (el resultado, todavía en construcción, lo podéis ver en http://parroquiacelendin.blogspot.com/). Son cristianas comprometidas, laicas dirigentes de esta comunidad, responsables de sectores pastorales. Lo pasamos muy bien, charlamos de todo: de la fe, de la educación (son profesoras)... Tomamos un cafesito en una pausa, Norma es muy divertida, se mete con el padre Lázaro, tiene unos golpes que te partes:

Norma, Sole y el profe
Ahora ya no hay burra ni barro, ¿eh? Hay libros y la computadora. Así es Perú y así ha sido mi mes de agosto, lleno de sorpresas y de variedad, lleno de personas, de apretones de manos y de sonrisas. Está concluyendo mi último día "normal". Por la noche vamos a celebrar la Eucaristía a Los Milagros, un barrio con una comunidad de base que está celebrando la novena de su fiesta. Antonio se empeña en que presida; comentamos el evangelio, la gente se ríe con mis tonteras y mis gestos y yo, como todo este mes, me siento a gusto y feliz de ser cura y de poder andar entre gente sencilla. Vuelven a sonar las mismas canciones que aprendí los primeros días ("Que viva Cristo, que viva que viva Cristo...") y yo solamente puedo dar gracias por esta experiencia tan preciosa que Dios me ha dado. Cuando nos despedimos, alguien dice: "Padre, tiene usted que volver y quedarse".

En Los Milagros
Pues no lo sé... Solo sé que estoy muy sereno, como todos estos días en Perú.
Repleto de vida y de alegría. Interiormente exultante. Y, sobre todo, agradecido.
Mañana a Cajamarca y a Lima. Y el viernes a España.


3 comentarios:

pilar dijo...

Me alegro un montón de tu experiencia asi que te esperamos en las Jonadas Misioneras y nos lo cuentas. Besos a Antonio que está tan guapo como siempre. Buen viaje hermano!

Anónimo dijo...

Nos ha encantado tu experiencia por el Perú, hemos vivido contigo cada paso que has contado, de esa manera tan natural que te caracteriza.
Y sobretodo, porque te da vigor, energia, fuerza... para seguir en tus parroquias.
Gracias por haberlo compartido con todos nosotros, hemos aprendido mucho con tus vivencias.
Un abrazo fuerte desde Monesterio.

Gabriel dijo...

Un cura rural, urbano, analógico, digital... ¡Estás hecho un buen todoterreno! Sigue disfrutando de estos días que te quedan por allí, ¡un abrazo!