viernes, 12 de julio de 2013

TARDE EN LA PISCINA

Que los socorristas piten y relaten en la piscina al cura del pueblo tiene delito, ¿no? "¡Han sido ellas!", me defendí, imitando las ancestrales excusas de Adán con la manzana en la mano. Y es que la Bicha y la Elementa son de cuidado... pero yo soy peor que ellas bastante, entre otras cosas porque entre las dos no suman ni 15 años.

Al llegar compruebo que Mari Carmen está donde siempre y allí pongo la toalla. En estos días de calorina te pones en remojo como los garbanzos hasta que se te quedan los dedos arrugaos. Te sales un rato, te amodorras con el canto de las chicharras y entonces aparece la Madre Teresa de Calcuta con una caja de pastas, a ver si nos vamos a quedar hambrientos antes de que se las jinquen las colegas que organizan una merienda cada día.

Esta tarde ha habido hasta una cigüeña que ha intentado planear y beber de la piscina, pero la han asustado salpicando. Dice Cordero que era joven y estaba un poco perdida; se ha posado en el tejado de los vestuarios y desde allí ha emigrado al nido del campanario de la iglesia. Sabia decisión, marcando el camino al personal, jejeje.

Como Te-Reviento esté operativo, es el terror de la peña piscinera. Está cuadrao y te hace unas ahogadillas que te tragas una arroba de agua. Y luego están mis secretarias, que me avisan si me suena el móvil mientras me baño, y me birlan euros de mi bolso para comprarse un polo o una bolsa de gusanitos. Quid pro quo, pastas de chocolate por polos de limón, las gallinas que entran por las que salen.

Y así va pasando la tarde, después de la siesta y la etapa del Tour. Muy apaciblemente, con gente agradable, charlando, riendo y descansando. Que de eso se trata después de un curso a toda máquina. Las chanclas nos igualan a todos, democratizan y simplifican las relaciones. Mi rol de párroco se relaja, y soy simplemente una persona como todo el mundo, que se tira de cabeza (hay un bañador que se me baja y paso apuros...), hace el tonto, tirita y se toma un café si se tercia. Al principio se quedaron algo extrañados al verme llegar, pero ya están acostumbrados y hasta me preguntan cuando falto. Menos mal que no se han inventado los bañadores-clergyman... Mejor no dar ideas.

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