sábado, 19 de enero de 2013

¡MI GRUPO!


Los chavales de confirmación, los matrimonios, los voluntarios de Cáritas, los rubios, los morenos, los del Movimiento Rural, los mediopensionistas... todo el mundo tiene su grupo, con el que comparte las risas y los amaneceres del camino. Pues este es mi grupo, ahí es nada.

Son mis compañeros, los curas con los que desde hace ya ¡9 años! ando en compañía. Con la técnica del estudio del Evangelio tomada de los sacerdotes de El Prado, cada año elegimos un tema y un libro del Nuevo Testamento y nos reunimos quincenalmente para poner en común lo que hemos trabajado. Este curso, por ejemplo, nos preguntamos cómo se sitúa Jesús ante los nuevos signos de los tiempos que va encontrando en su sociedad (por aquello de la nueva evangelización...). Es un proceso de conocimiento del Maestro y de identificación con sus valores, sus sentimientos y sus actitudes, hecho desde nuestra propia vida, intentando ver cómo el Evangelio se hace realidad en la tarea ministerial, en la relación con la gente, en nuestra experiencia como curas.

Yo le debo mucho a mi grupo. Nada más legar a la diócesis, Guadi y Lolo me invitaron y me animaron a participar. Así conocí a otros compañeros, que a su vez me fueron ayudando a integrarme en el presbiterio diocesano. A lo largo de estos años ha habido muchas circunstancias: unos nos han dejado, a otros los hemos "fichado", algunos se fueron al Perú y volvieron... Pero el grupo se ha mantenido como un espacio valiosísimo de encuentro y acompañamiento mutuo, de lectura orante de nuestra misión, de escucha, consejo y comprensión. En mis momentos peores ahí he contado con mis compañeros, que a lo mejor no sospechan lo importantes que han sido para mí.

Este primer trimestre hemos flojeado un poco, y por eso hoy nos habíamos propuesto revisar la andadura y reactivarnos, y oye, lo hemos logrado y bien. Hemos estado casi todos (solo Javi el Papa no pudo acudir) y hemos programado un día de encuentro y trabajo en el que contaremos con la ayuda de Manolo Barco. Además de la parte "seria", la comida es la ocasión de convivir sencillamente, contarnos cómo nos va, intercambiar ideas ("¿cómo haces tú esto?", "¿qué materiales utilizáis en la postcomunión?"), recordarnos fechas, recomendarnos unos a otros lecturas, motivarnos a participar en cosas, y por supuesto arreglar el mundo, la iglesia y la diócesis... Hay quien aprovecha hasta para vender lotería.

Me siento feliz y afortunado de pertenecer a este grupo. Un ámbito de afinidad en el que me reconcilio con la fraternidad y aprecio el gusto por la cercanía y la amistad con mis compañeros. Es algo que hacemos no "porque toca", sino porque nos ayuda, y lo elegimos; hermanos que no "me vienen dados", sino que he encontrado y me han aceptado; personas en cuyas ideas, planteamientos y sensibilidad me veo reflejado. Colegas a quienes admiro y de quienes aprendo. Y a los que hoy digo gracias.

2 comentarios:

Pepe Moreno Losada dijo...

Asi es ni más ni menos...

Bartolome dijo...

Me alegro por vosotros y por nosotros.No lo dejeis, sois autenticos.Saludos