sábado, 21 de marzo de 2015

CHAPARRONES EN EL 5º PIMIENTO (LA MONTAÑA DE ZARUMILLA)


Al llegar al puente de Legía, me bajo del carro con la mochila y ya me está esperando Teresa, una mujer menuda, con Darwin, casi un bebé, cargado a la espalda. Me lleva a su casa, donde juego a la pelota con Lesly, Leidy y Yesy, sus otras hijas, encantadoras por sus sonrisas luminosas. Cada patada al balón, cada grito de alegría van botando esa mijita de estrés que me cancamurre de vez en cuando.

En la noche tendremos la Eucaristía en la capillita de este pequeño pueblo, espantando los mosquitos que acechan el cáliz y comentando el evangelio de manera simpática. La mujer que entona los cantos, cuando el niño que lleva en brazos se cosca, saca la teta y plaf, zuguetazo que te crió y palante con el ofertorio, jejeje. Duermo en una habitación que es una especie de botica, donde hay una estantería con unos pocos medicamentos, y se me ocurre que no hay mejor remedio que el contacto con las personas, que estar aquí, con todos mis sentidos puestos en servir a esta gente sencilla y dejarme querer por ellos. Zzzz.

Martín viene a buscarme a las 6:30, porque quiere que vayamos a conversar con varias personas antes de que se vayan a la chacra. Hablamos con Mariola, que quiere bautizarse como Yuli, y quedamos de acuerdo en que se preparen. Luego, en otra casa, Marilín que tiene 12 años y es adventista nos dice que no, que no quiere el Bautismo. Martín va a todos lados con su biblia, de pronto lee un pasaje, me dice que lo comente, y yo me siento un poco como los testigos de jehová pero en versión cutre.

De Legía paso a San Antonio, una comunidad de las más pobrecitas. Como no hay capilla, la misa es en la escuela; y acude un buen grupo de gente, entre ellos cuento más de 25 niños de varias edades. Rosendo, el agente de pastoral de acá, tiene sus dificultades, dice que la gente es muy pasiva. Y desde luego tiene razón, porque cuesta horrores arrancarles una sonrisa, que canten e incluso que respondan "y con tu espíritu". Al final de la Eucaristía charlamos, les intento animar y casi les obligo a que salgan más personas que quieran ser agente de pastoral. Y se apuntan tres mujeres jóvenes: Silvia, Enith y Elena... que no está bautizada todavía.

Un poco tarde recojo a mi compañero Nico y emprendemos la ruta hacia Luz del Oriente. Tardamos más de una hora porque la "carretera" pulveriza todos mis registros, jamás había conducido por un camino tan difícil: piedras, barro, pasos angostos, derrumbes, badenes (uno de ellos a punto de desplomarse), el río que inunda el firme... uuuuuf. Cuando llegamos a Luz son casi las 7, está cayendo una tromba de agua y en el local comunal donde es la misa no hay nadie. Menos mal que Magalit, la mamá mushita* de dos niños de la casa hogar, sabe que vamos a ir y nos espera.

Nos planta un plato de carachama que nos sabe deliciosa, y luego otro de papas y arroz con más pescado. Conversamos con esta mujer peculiar, chiquita pero valiente y fuerte, que nos da alojamiento en su casa, por la que tengo que andar agachado para no darme coscorrones con las vigas y el techo. Bastante reventao, me acuesto escuchando el sonido de los grillos confundido con el rumor de esta lluvia que se precipita con fiereza. Y rapidito sueño que cada gota me relaja y me limpia, así que duermo como si nunca hubiera dormido, caigo como un saco de papas hasta la mañana siguiente. Sin prisas. Delicioso. Lo necesitaba.

Hay agua por todas partes cuando bajamos a la escuela, y allí las maestras nos permiten saludar a los niños, cantar alguna canción, contar un cuento e invitar a apuntarse a la Comunión o al Bautismo. Las escuelas rurales alejadas, como esta, tienen su problemática, que se merece otra entrada. De Luz pasamos a Río Verde, y de allí a Achamal y Zarumilla, el pueblo más grande, donde en la noche me encuentro con una comunidad viva, numerosa y dinámica. Tras misa, aplauso, cafesito... quedan otras dos horas de rally hasta casa. Llega uno molido pero contento tras estos días en el 5º Pimiento, con lo que ya he pisado las zonas más alejadas de la parroquia: el 5º Pino es la montaña de Omia y Donde Cristo Perdió el Mechero es la selva de Soritor, que ya conocemos. Aunque... los sitios lejos lejotes, de caminar horas, los dejamos para cuando llueva menos y el barrito de un respiro.

* Musha quiere decir "blanca", de tez blanca, pelo claro o rojo y ojos claros, azules o verdes.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Cómo para no perder kilos si no paras un momento, pero tus escritos transmiten una paz interior envidiable. Te echamos de menos, cuídate. Un gran abrazo de todos.

Unknown dijo...

Cómo para no perder kilos si no paras un momento, pero tus escritos transmiten una paz interior envidiable. Te echamos de menos, cuídate. Un gran abrazo de todos.