miércoles, 14 de agosto de 2013

15 DE AGOSTO EN ZUBIATEPUQUIO


Así es como he celebrado hoy la Asunción de la Virgen: en un pequeño caserío llamado Zubiatepuquio, cercano a Mendoza, donde estoy desde anoche. La imagen de mi Señora de Valle de Matamoros se ha vuelto rosa, la banda de Santa Ana se ha convertido en una charanga que toca marineras, la cervecita con Lola la alcaldesa era un vasito de chicha y un plato de yuca, arroz y gallina, y la comunidad de repente se tornó chola y peruana.

Pero yo era el mismo y hablando de lo mismo, contando que María es como el prototipo de un carro nuevo, que Dios hizo como modelo para hacernos a todos. Las gansadas eran parecidas, pero... ¿se habrán enterao de algo? En el ofertorio preguntamos cuántos comulgan, levantan las manos y contamos las formas; el vino y el agua están en frascos de plástico que el sacerdote trae en su mochila. Lo mismo, la misma devoción, el mismo cariño sencillo a la Virgen, pero a miles de kilómetros de casa.

La procesión bajo la lluvia. Y luego la invitación y las despedidas agradecidas. Un ritual que se repite. Como el canto "Hoy he vuelto Madre a recordar", que esta mañana habrá adornado seguro las calles de mi Valle, donde habrá hecho calor, pero también se habrán empapado por la lluvia del cariño de Diosito, como acá.

¡Un beso a mis valleros y buena fiesta!


1 comentario:

Lolo dijo...

Seguro que estás disfrutando un montón. Yo tuve la suerte de hacerlo durante seis años por los cuales estoy muy agradecido a Dios y a los huayachos.