domingo, 24 de febrero de 2013

HAPPENINGS COTIDIANOS


La vida de cada día está sembrada de pequeños rituales. Situaciones que suceden más o menos de la misma manera, gestos que repetimos infinidad de veces o encuentros que parecen aquellos bucles de "El show de Truman" en que los figurantes iban pasando cíclicamente por los mismos lugares dando impresión de actividad. Es muy divertido.

Los domingos, sobre las 10:45, paso con el coche camino del Valle  junto al campo de fútbol. Por esos andurriales suele estar Paco Lobo, que ya tiene preparado L'Osservatore Romano (que viene con La Razón), bajo la ventanilla y me lo pasa. "- ¿Vamos bien?". "- Bien, pater".

Un rato antes de ir a darle la comunión a María Pedroche, cada miércoles, la llamo por teléfono para avisarla y que vaya abriendo la puerta. Cuando María descuelga, se oyen de fondo los aullidos de su perro, al que la frecuencia del timbrazo machaca los oídos. Siempre igual, parece un lobo, y a mí me hace mucha gracia.

Lolo el cartero yo yo nos vamos persiguiendo por el pueblo, él repartiendo, yo con las visitas a los enfermos. Hay días en que nos encontramos varias veces, y el diálogo es siempre más o menos el mismo: "- Hoy te voy ganando". "- Sihombreeeeeee, me he pateao ya medio pueblo".

Si llego antes que Mari Carmen a la iglesia, corro a ver si le quito el puesto de campanero del primer toque. Jeje, a veces echamos a correr. La misa empieza y está Anita Mandoble, siempre, en su sitio, fiel, ahí, inquebrantable (si no puede venir avisa y todo). "- En el nombre del Padre..."; -"¡buenas tardes!".

Por las mañanas entro en casa de mi vecina Josefita, sobre las 10:30 u 11: "- ¿cómo sales hoy?". Y cuando le envío a Juan Fonseca cada semana la hojilla parroquial para que la imprima, le escribo: "- ¡Juan, ahí va!". Y él: "- La saco y se la paso a mi madre. Enviado desde mi Blackberry". Jejeje.

Entrar en el Ayuntamiento y saludar a Tobías, vaciar los cubos que recogen el agua de la gotera del centro parroquial, pasar por el estanco de María Luisa, sentarme con los niños de catequesis un ratito ante el sagrario ("a ver la genuflexión..."), calentar la comida a mediodía mientras la radio da las noticias de las 2, escuchar Enya antes de comenzar la Eucaristía, pararle el coche a Maribel cuando baja por el caminito de San Gregorio hacia las 9, entrar en la sala al terminar la reunión de primera comunión para que las catequistas me den también a mí una bolsa de ositos Haribo... Pequeñas rutinas que aderezan la jornada con un delicioso sentimiento de cotidianidad, como si viviéramos en zapatillas y bata de boatiné y el pueblo entero fuera mi casa. Por cierto, que mis babuchas son del Atleti.

2 comentarios:

Autóctono dijo...

Decía la Madre Teresa de Calcuta : "Las cosas pequeñas hechas con amor, traen felicidad y paz. La falta de amor es la mayor pobreza. "

RAMÓN dijo...

El que más me gusta de todo lo que te he leído .
Te estás haciendo un Messi del blog.
Un abrazo.
Ramón.