martes, 6 de noviembre de 2012

TODO ESTÁ A PUNTO DE DESMORONARSE

Tranquilos que no pasa ná; pero, ¿a que hay ciertos momentos en los que uno siente que esto o lo otro está como cogido con alfileres y a punto de derrumbarse? Ocurre con muchas cosas en la parroquia y en la vida, cuya aparente estabilidad es apenas un espejismo que nos sirve de tranquilizante.

Hace un par de semanas, por ejemplo. Están los jóvenes del grupo de la JEC de Santa Ana; no hay forma de convencerlos de que vayan a la asamblea regional. El viernes me cuentan que en otro pueblo se han borrao quince o veinte de repente, ¡la misma mañana de la convivencia!... Por la tarde, a la hora habitual del grupo, nuestros chavales van a la parroquia y trabajan estupendamente. Ver para creer.

Por la noche tenemos grupo del Movimiento Rural. Solo estamos tres, luego cuatro; decidimos suspender la reunión. Me voy a casa cansado, con una pelota en la garganta a causa de la faringitis, con la sensación de estar caminando en el vacío, preguntándome si realmente tiene consistencia aquello por lo que intento dar la vida. Ayer solamente tres madres en la catequesis familiar; la semana anterior la mitad de las catequistas que faltan a la coordinación, la misa del domingo sin rastro de niños...

¿O es que quizá la entrega solo es auténtica si aquello por lo que te partes la cara no está asegurado? ¿Lo de "no tener dónde recinar la cabeza" quiere decir hacer todo lo que uno pueda sin dar un miligramo de "éxito" por supuesto? ¿O convencerme interiormente de que esta palabra, "éxito", solo se puede escribir entre comillas sin falsearla con el tufillo de la vanidad?

Mucho de la vida, de la tarea misionera, se comporta como un sistema caótico, autogestionado, que escapa a nuestro control... Como algo que esté en el aire, que no acaba nunca de ser sólido. Esta tarde voy al Valle al grupo nuevo de Confirmación; y me dejan tirado, no vienen y no avisan... una hora allí sentado con los cables pelados, esperando, sin poderme ir porque está el coche en el taller. Lo mismo la semana pasada, con el grupo viejo, ¿cuántas veces tengo que quedarme solo para comprender que la misión no depende de mi fuerza, mi entusiasmo, acierto o ilusión?

Que empieza anatomía de Grey. Hasta mañana.

5 comentarios:

Morke dijo...

"No amarrar, si pudrir" - ALbum Pueblo de Dios. Brotes de Olivo...Me he acordado de esta canción leyendo la entrada, y de algo que me dijeron una vez para definir la esperanza pascual, que Dios tiene la última palabra no la penúltima. Un abrazo hermano

Anónimo dijo...

¿No te agota el esfuerzo de esa lucha
constante, sin remanso ni evasiones
nocturnas?

Sí, me canso pero sigo.

¿Quién te empuja?

La esperanza. Y el saberme con el peso
de ser hombre con los hombres.

¿No resuenan en tu oído las hirientes
carcajadas de la Historia, repitiendo
con los hechos que es inútil,
que las cosas son iguales,
son iguales, como siempre, sin remedio?

Yo no miro hacia el pasado.
me dirijo hacia el futuro y confío.

Luchador, en tu mirada
no hay relámpago de ira
ni perfiles de rencor,¿qué lucha es esa?.

Es la lucha del amor. No hay enemigos
que vencer. Sólo son obstáculos.

Y ese ritmo acogedor y adormeciente
de la vida en un presente sin recortes,
agotando los minutos y los goces,
¿no se infiltra entre tus huesos agotados?

El presente de la vida es la belleza
de la lucha no violenta por la vida.

Autóctono dijo...

La vida no es sólo el trabajo, sino el descubrimiento constante de ilusiones y esperanzas

Anónimo dijo...

los hay peores que tu y no se desmoronan y si se caen se levantan para seguir adelante.

Pepe Moreno Losada dijo...

Y yo cada día con más alegría y más libre...como tú¡¡¡ Abrazo.