martes, 5 de junio de 2012

RECIDIVAS DE NACIONALCATOLICISMO-ANTICLERICALISMO

Hay una variedad de paludismo, la producida por el Plasmodium Vivax, en que la que una de las formas de vida del parásito se aloja en las células hexagonales del hígado humano; y allí se va gestando, latente, durante meses, de manera que, cuando parece que uno lleva tiempo sano, el bichito reaparece y regresa la pesadilla del fiebrón, la cefalea insoportable, la descomposición intestinal... Lo digo por experiencia.

Febrero, mes de congresos de los dos grandes partidos, registró curiosas iniciativas y declaraciones. Primero, Rubalcaba con el dedo extendido, pidiendo la revisión inminente del concordato con la Santa Sede, como si eso importara a alguien o fuera a resolver algo en medio de la tempestad económico-financiera que soportamos. Dos semanas más tarde, en el mismo sitio, un grupo relevante de congresistas del PP (entre ellos la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, por ejemplo) pide la retirada del rótulo "cristiano" de la definición ideológica del partido; moción que, por supuesto, fue ampliamente derrotada.

De tarde en tarde, cuando parecían dormidos, vuelven el anticlericalismo barato, trasnochado e inútil de algunos, y el nacionalcatolicismo publicitario y ostentoso de otros. Para mí son tres cuartos de lo mismo: la vieja manía de intentar colonizar las conciencias y las ideas, la pretensión secular de apropiarse las esencias de lo católico como patrimonio exclusivo. Recidivas estridentes, virutas de una secularización inmadura y mal interpretada.

La malaria requiere una cura radical del hígado. ¿Cuándo nos van a dejar en paz? ¿Cuándo van a dejar de utilizar a la Iglesia para atacarla de manera ventajista y facilona o para apuntarse al caballo ganador por todo el morro? Quizá el día en que cada cual pueda pensar y creer lo que quiera, sin que le cuelguen sambenitos progresistoides o facistoides; o el día que la etiqueta de cristiano deje de usarla cualquiera arbitrariamente, para acusar con ella o para colgársela como una medalla.

Mientras tanto seguimos buscando la vacuna, igual que el infatigable Patarroyo. Pero da la impresión de que a las multinacionales del poder (IBIS aparte) no les interesa demasiado. Qué coincidencia: como le pasa a Patarroyo.

1 comentario:

Álvaro Mota Medina dijo...

Vivimos en un país aún lastrado por prejuicios históricos, por ideas prefijadas y con una historia de la que muchas veces parece que no hemos aprendido nada.
La Iglesia ha tenido y tiene mucho que decir en todo ese espectáculo:las dos Españas, las izquierdas y las derechas y, como tu dices, esos resquicios radicales del nacionalcatolicismo y anticlericalismo.
Los que somos Iglesia tenemos parte también de responsabilidad en la persistencia de esos prejucios: mirar para otro lado en lugar de posicionarnos radicalmente en contra de una jerarquía anacrónica atada de pies y manos a los poderosos y a los sectores políticos conservadores y en las antípodas de la sensibilidad de Jesús no ayuda para nada.
Nosotros somos reponsables de esos prejuicios cuando nos empeñamos en defender una fiscalidad y unos privilegios que la institución sigue conservando y que siempre le impedirán defender con libertad a los pobres.
¡Cuánta demagogia hay en las palabras de Rouco cuando dice que el pago del IBI afectaría a Cáritas! Si casi no llega a un 2% el porcentaje que de la recaudación de este impuesto se destina a esta organización eclesial. Dejémonos de medias tintas.
Mostremos otro rostro de Iglesia, seamos críticos con nuestros líderes (no hay actualmente ninguna instutición menos democrática que la Iglesia) y defendamos la verdad del Evangelio y seremos los primeros en abolir los prejuicios históricos que nuestro país arrastra desde hace siglos. Aún queda mucho camino...