martes, 27 de diciembre de 2011

COMPAÑEROS

 En este blog "mis compañeros" suelen ser los curas diocesanos, aquellos con los que comparto misión, vecindad y camino; cuando ellos, en alguna reunión o encuentro, se ponen a hablar de "sus batallitas" del seminario ("¿y cuando Don Fulanito nos pilló...? ¿te acuerdas de aquel día en clase que...?"), yo empiezo como Marta Amo: "me aburro, me aburro..." (dicho rápido, como en una ráfaga, ¡"me aburro"!). Jejejeje.

Y es que mis auténticos compañeros son los salesianos; aquellos que iniciamos juntos la aventura de la congregación en el prenoviciado y en el noviciado, quienes el mismo día pronunciamos los primeros votos (allá por ¡1991!) y temblamos al unísono en la hora decisiva de la ordenación como curas. Hemos crecido de la mano, hemos compartido mil experiencias y anécdotas, conocemos nuestras debilidades, nuestras manías y aspiraciones, si somos desastrados o hacemos la cama, si roncamos o nos huelen los pies.

¡Qué alegría lograr juntarnos para echar un rato los de mi curso! Fue ayer en Sevilla. No estábamos todos: hay varios con los que perdimos contacto, otro estaba de vacaciones con sus padres, alguno ha sido "adoptado" por gente más afín y otro siempre está trabajando y no suele aparecer. Pero allí estábamos; la mayoría sigue como salesiano y los restantes nos hemos ido; yo a la diócesis y otros a emprender diferentes proyectos vitales.

Inmediatamente notamos que la "química" sigue intacta, nos queremos casi tan instintivamente como montar en bicicleta, y eso es fabuloso. Sentados frente a unas berenjenas con salmorejo en el edificio Viapol nos ponemos al día, comentamos historias de ayer y de ahora, compartimos por dónde y cómo van las cosas de cada cual. Espontáneamente, como en el comedor de Sanlúcar o del Teologado; con la familiaridad propia de nuestra raíz salesiana, macerada y entrenada durante años hasta ser un reflejo.

Todos rozamos los 40 (yo ayer era el mayor...), y ya hemos respirado suficiente como para saber que nuestros sueños de postnovicios se estrellan cada mañana con la realidad... pero que, al mismo tiempo, la vida es tan simplemente hermosa que merece la pena seguir apostando por Jesús y su Evangelio. Fuimos un curso que generó enormes expectativas, pero curiosamente hoy por hoy otros parecen más valorados y tienen "cargos" más "importantes"... No pasa ná. Ya sabemos que la infantería es tan decisiva como los del puesto de mando, que cuando tropiezan se caen "con to el artesonao"...

Qué feliz y qué orgulloso me siento de conservar a mis compañeros. De verdad. Es mucho y muy grande lo que nos une. Lo pasamos ayer tan bien que hemos decidido dejar ya fijo este día; reencontrarnos nos recuerda quiénes somos: de la camada de nuestro Cipriano, inoculados para siempre de acaso un destello de su santidad pequeña pero fuera de serie. Ójala. ¡Va por vosotros!

2 comentarios:

Miguel Ángel M. Nuño dijo...

Calvo: eres un mamón! Casi haces que se me humedezcan los ojos. Gracias, por ti y por todos nosotros.

Anónimo dijo...

QUERIDOS REYES MAGOS:
Este año podéis cambiar el oro, incienso y mirra, por otras cosas que necesitamos más.
Os pedimos ...
Equilibrio, para que encontremos la mejor manera de vivir.
Serenidad, para que sepamos aceptar las dificultades del camino.
Encuentros, para que nos disfrutemos mutuamente.
Romances, para que no dejemos que la rutina apague nuestro amor.
Austeridad, para que aprendamos a vivir en la libertad del no tener todo.
Energía, para que no decaigamos ni vivamos una vida rutinaria y mortecina.
Comunicación, para que dialogando nos sintamos profundamente iguales.
Creatividad, para reinventar el momento, las relaciones y la vida.
Ternura, para llenar el mundo de Amor y sentirnos tod@s herman@s.
Diversión, para poder vivir la apasionante aventura de la vida con chispa y con humor.
Intimidad, para cuidar los momentos especiales con Dios y con l@s demás.
Resurrección, para que estemos convencid@s de que no hay muerte que nos pueda.

Y, sobre todo, traednos a Dios, a ese Dios que os encontrasteis,
porque con Él en nuestra vida conseguiremos mucho más que todo lo que podamos pedir y desear.