domingo, 3 de julio de 2011

EL OFICIO DE CONSOLAR

La experiencia de los Ejercicios Espirituales se va acercando a su final. Esta semana ha sido en Málaga, junto al seminario diocesano, y acompañado como siempre por Adolfo Chércoles, hombre peculiar y humilde donde los haya, profundo conocedor de los Ejercicios y de cómo llevarlos a la vida.

Los días de Ejercicios así, "intensivos", son un cambio de ritmo absoluto. De repente te ves en medio de un grupo de gente, casi todas religiosas, mayores, con su dinámica de charla-silencio-oración... Se preguntarán rápidamente "¿quién es éste", cuando vean a "un chaval" por allí; porque Adolfo y yo aprovechamos los huecos entre sus charlas para encontrarnos, o antes del desayuno, o a la hora de la siesta.

Las tandas de las Bienaventuranzas que Adolfo da son en silencio total. El momento más curioso es el de la comida; sólo se dicen bajito cosas como "pásame el pan", uno no sabe dónde mirar cuando ya termina un plato... recuerdo que cuando lo hacíamos así en el noviciado, yo no podía aguantarme la risa... menos mal que uno progresa adecuadamente y ya no doy la nota.

Durante días no veo la tele, no me conecto a internet; no hay periódico, ni música, y sólo enciendo el móvil un rato por la noche. La vida consiste en horas de contemplación pautadas por los momentos en que las monjas sirven puntualmente las comidas; me organizo el trabajo a mi estilo, con la práctica que se acumula a estas alturas, y en mi caso después de casi cuatro años de aprendizaje.

La cuarta semana es la experiencia de encuentro con Jesús Resucitado. En ella se pide "gracia para me alegrar y gozar intensamente de tanta gloria y gozo de Cristo nuestro Señor", y todo gira mucho en torno a cómo Dios se revela ("la divinidad se muestra") y en concreto en el oficio de consolar del Resucitado. Consuelo que es alegría suya en ti por tanto bien, y que nos llama a prolongar en nuestro trato a las personas: hacer su oficio para buscarle a Él, consolar con delicadeza, tocar y abrazar con compasión, dando ánimos y fuerza, comunicando paz y quitando miedos, como hacen los amigos.

El proceso de des-centramiento de los Ejercicios se sustancia en la experiencia única y central de la amistad, de amar y ser amado como amigo; la amistad es clave de la vida y manera exquisita que tiene Dios de enseñarnos cómo es, cómo actúa, de qué carácter es su corazón... y a qué tipo de amor nos invita.

Unos días realmente inolvidables.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahora nos tendrás que acompañar tú a nosotros y consolarnos... un abrazo

Anónimo dijo...

SILENCIO, TRANQUILIDAD, CONTEMPLACION,CONSUELO DELALMA,..... UN PRIVILEGIO PARA LOS QUE ESTAMOS CANSADOS ,AGOBIADOS ,Y NECESITADOS DE PALABARAS ALENTADORAS..