lunes, 18 de abril de 2011

ENTRE LO INÉDITO Y LO CHUSCO

Más o menos por esa zona se podrían situar los últimos episodios protagonizados por los pseudogrogres anticlericaloides que andan sueltos por este país nuestro de pelotazo y pandereta. Se ha escrito y dicho de todo, ha habido hasta desagravios litúrgicos y quemas en hogueras mediáticas, pero no me resisto a comentar lo de las capillas universitarias, lo del boicot a la mezquita y lo de la procesión... "laica" (como si las otras fueran todas creyentes...).

Primero lo de esa invasión de universitarias en top-less a la capilla... ¡vaya ocurrencia!, como se entere Almodóvar copia la idea. Los que estaban rezando, ¿se enterarían de por qué protestaban? Me temo que las distracciones provocadas por las mozas de buen año fundieron plomos y neuronas. En cambio, los que están en contra de la mezquita en Collado Villalba utilizan cabezas de cerdo, como para dejar bien rubricado el surrealismo que los adorna. Es una protesta más ibérica de bellota, o sea propia de españoles belloteros.

¿De dónde han salido estos cómicos? ¿De las peladuras de manzana de lo políticamente correcto o de los intestinos del inconsciente colectivo, repleto de engendros fascistas ? En la tele, se ve a los que protestan blandiendo un cartel: "En los lugares de todos, los símbolos de todos, o mejor ninguno". ¿Y cuáles son los "símbolos de todos"? ¿El yugo y las flechas? Los símbolos son polisémicos, son semáticamente abiertos, estimulan la creatividad, nos pasamos la vida personalizándolos. ¿Por qué eso molesta?

¿No hemos quedado que en democracia cada cual puede pensar y creer como quiera? ¿A qué obedece, entonces, eso de "manifestarse contra" alguien o contra algo? A una chica, un consejo escolar le prohíbe llevar velo porque en el instituto no se puede ir con la cabeza cubierta y a los gurús y las gurusas de la igualdad y del género les dan siete síncopes de democrática indignación; pero claro, una capilla es una rémora arqueo-religiosa y una mezquita un potencial foco de binladenes barbudos. ¿Dónde están mis ministras, diputadas y secretarias de Estado con sus cruzadas y su lazo en la solapa?

Él último modelo en estupidez es la procesión laica que tramaban para el Jueves Santo. A nadie se obliga a creer o a practicar ninguna religión, pero que nadie se atreva a impedirlo o violentarlo. A ver si la defensa de los derechos y las libertades va a ser la piel de cordero de dictadores envueltos en papel de celofán con tuétanos de intolerancia pasada de moda. Porque el anticlericalismo es una antigualla; hay que dejar tranquilos a los de los pelos verdes, a los vegetarianos, a los góticos, a los antitaurinos... y a los católicos también. Ese prurito laicista torticero y chapucero... qué cansinos, de verdad.

Menos mal que son anécdotas puntuales; porque yo sigo creyendo en la mente amplia de los jóvenes, vayan a misa o a un concierto. Y en su capacidad de convivir con todos... hasta con los que boicotean chuscamente a base de maracas o pestorejo colgantes, según el caso.

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