miércoles, 21 de agosto de 2019

UN ENCUENTRO MUY DIFERENTE


Hacía tiempo que no me divertía tanto en un encuentro vicarial, diocesano o de cualquier pelaje. La hemos pasado chévere en la reunión de catequistas en Indiana, ha sido una experiencia vacán, unos días chiripitifláuticos, desternillantes, pistofudos y refrescantes a pesar del calorón selvático.

Nos han acompañado los profesores Maricruz Martínez, Luis Ormeño, Ricardo García y Sergio Solano, todos ellos del colegio “Reina del Mundo” (Vicentinas) de Lima. Con muchas horas de vuelo en el trabajo pastoral con niños y jóvenes, superexpertos en dinámicas, juegos, canciones, mímicas, dramatizaciones, narraciones y cualquier tipo de actividad creativa para la catequesis y la evangelización. Unos verdaderos tromes que además han tenido la virtud de ir compartiéndonos su propia vida mientras desarrollaban los talleres, nos han dejado ver algo de su interior, sus convicciones profundas, su fe y su amor a Dios.

De izquierda a derecha: Sergio, Ricardo, Maricruz y Luis

Eso facilitó de inmediato la conexión con los participantes y estableció una alegre complicidad que abre muchos caminos para mover a un grupo de cincuenta y tantas personas. Nos han hecho disfrutar entregándonos y practicando con nosotros muchas técnicas para diseñar acciones formativas y catequéticas atrayentes, amenas y activas, nada aburridas, y que siempre conducían a una reflexión y diálogo en torno a algunas preguntas del tipo: ¿Cómo me he sentido? ¿Qué he aprendido de este juego? ¿Qué valores han aparecido en él? ¿Qué tiene que ver con la vida espiritual?, etc.

Confieso que al llegar a Indiana ya tenía medio planeado escabullirme de más de una sesión para hacer otras tareas, todas importantes y urgentes, pero que compruebo que funcionan como excusa para quedarse fuera de la mecánica general, “ver los toros desde la barrera” sin exponerse a compartir, competir y participar plenamente. Es un mal que observo desde hace muchos años y me fastidia: ¿por qué en muchos encuentros de jóvenes los asesores (curas, religiosas…) tendemos a quedarnos al margen, como si estuviéramos por encima del bien y del mal, ya lo supiéramos todo o como si eso no fuera para “nosotros” y sí para “ellos”?

¡Qué bueno es desoxidarse y simplemente dejarse llevar, ser uno más y abrirse a cosas nuevas con una expectativa positiva! Seguramente no hay nada más estimulante en la vida que aprender. Casi sentía cómo se me iluminaban de colores fluorescentes las zonas del cerebro que entraban en funcionamiento con cada canto, coreografía, juego, historia o desafío. A pesar de lo mal que (creo que) bailo, no hemos parado de movernos y sudar a chorros, hemos saltado la cuerda, corrido, disputado a piedra-papel-tijera, escenificado pasajes evangélicos, visto preciosos videos, debatido en grupo, orado con la imaginación, escrito en papelotes etc. etc. etc.

Y reído. Casi me da roche cuando recuerdo cuántas tonterías por minuto soy capaz de soltar, no me reconocía a mí mismo, estaba desatado, Ana María hasta me regañó un poco. Pienso que después de un mes y medio bastante estresante, esta convivencia me hizo de liberación, me “descomprimí” por medio de las carcajadas, las bromas, el fastidiar a uno y a otra, el gamberreo sano. Nada que ver con los días del CEFAC, los misioneros tuvieron que sufrir lo tenso que estaba… En fin, el factor humano.

También hubo algunas charlas, ¿eh? Y por supuesto oraciones, Eucaristía y los elementos habituales en una reunión como ésta, pero en general todo gravitó en torno a la creatividad, la motivación, la espontaneidad, la participación, la expresión de las emociones, el empleo de todo el cuerpo soltándose, sin inhibirse, el buen humor, la valoración de lo positivo… ¡qué gusto!

“Tachín tachín tachín tachín…🎶”.Gracias Sergio, Ricardo, Luis y Maricruz por el regalo que nos han hecho. Les esperamos el año próximo para gozar del privilegio de estar juntos y formarnos en el arte de acompañar a otros en el seguimiento de Jesús con claves de ingenio y sonrisa. 🎶 Sin amigos no se puede viviiiir…”.

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