domingo, 24 de agosto de 2014

EL CHIRRI


- Tito, ¿qué azeglo? - dice, sacando ya un alicate de plástico de su cinturón.
- Pues la pata de la mesa, por ejemplo.
- Vale, pero zi te duele algo me llamas, ¿eh? - Tiene 3 años y es el único manitas que repara la madera a base de martillazos.
(Al ratillo).
- Ay, ay, ay!! - me quejo.
- ¿Qué te paza? Los golpes cesan y aparece una media sonrisa.
- La barriga, me duele.
- Ziéntate aquí.
Jejeje.
Me empieza a operar. Me abre con un cúter y luego con el otro alicate maneja y me cura. Coge un dinosaurio de plástico (que es el bote de Betadine) y me desinfecta la herida.
- Yazta.

Es más bien de secano, pero ha descubierto una especie de rebuey con el que se mete en el mar hasta los tobillos para pescar algas, comida para los peces, dice él. Cuando le echo agua en la cabeza se enfada, y pone la mano así de canto, intentando una mirada agresiva que lo hace más gracioso.

Por la noche se acuerda de su madre, que está de viaje, y se le posa una nubecilla de tristeza sobre la pequeña nariz. Pero ponemos la peliculita de cowboys con sus caballos y se le olvida todo, hasta que cae frito.

Al salir de casa te coge de la mano, y en los chinos te consulta antes de comprar lo que sea.
- ¿Ezo, tito?
- No, la trompeta no, que se van a volver locos los vecinos (y nosotros).

Es mi sobrino Manuel chico, el más pequeño. ¿Quién nos iba a decir a nosotros que nos vendría algo así? Porque es la personita más linda del mundo, el tío más despachao, más espabilón y más simpático que hay; y el que se come mejor los boquerones.

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