domingo, 11 de mayo de 2014

PONDERACIÓN DEL ELOGIO


"El elogio debilita", se suele decir. Un adagio de éxito acuñado por deportistas supercampeones. ¿Seguro? ¿Siempre es así? Tengo mis reservas. Quizá para los que no formamos parte de la élite de nada (y lo sabemos), el reconocimiento reafirma, motiva y refresca.

Estoy adentrándome en época de despedidas. Y ocurre que muchas personas de mis pueblos, al conocer la noticia de que me marcho, se ven apremiadas a comentarme algo sobre el tema. Voy por la calle y casi a diario se reedita un diálogo así:
- "Me han dicho que se va usted, ¿no?"
- "Sí, es verdad. Pero todavía no me voy. Ya en verano"
- "Pues qué pena, porque..." y plaf, aquí va la alabanza.

Son carantoñas verbales de muchos estilos y grados, pero en general la gente me dice cosas muy bonitas, y tengo que exhibir reflejos para cambiar de tercio. Es precioso comprobar que muchos vecinos sienten al cura como algo suyo, y por tanto disfrutan del derecho y la confianza de pedirme una explicación o preguntarme algún detalle.

En reuniones, en la tienda, en el paseo, en misa... "Veremos a ver qué pasa ahora, cuando tú  te vayas"; "una vez que nos conocemos y hemos cogido confianza, coges y te vas"; "hay que ver que estás tonto, a quién se le ocurre"; "para algo bueno que viene a este pueblo", etc. Todo está exagerado por el  cariño, por supuesto, pero... ¿no sería desolador notar indiferencia o -peor aún- alivio porque por fin se han librado de semejante bicharraco?

A veces se desliza alguna zalamería barata. La escucho con una media  sonrisa, y a otra cosa. Hace mucho que no me creo halagos del calibre "eres el mejor". Adulaciones desorbitadas en plan pelota, que funcionan como infladores de la vanidad y sí que fragilizan a quienes se creen de categoría extra... Algunos hay. Ya me he pegado en mi vida suficientes batacazos como para saber de qué pasta soy, y soy uno de tantos. Dice el Cholo que a los del Atleti todo nos cuesta muchísimo trabajo, y "special one" solo es Jesús de Nazaret.

Prefiero verlo en clave de agradecimiento. En las parroquias hemos currado a tope, nos hemos comprometido y hemos conseguido mucho. Sí señor. Los elogios sencillos demuestran que lo hemos hecho bien, que este es el camino. Y también, a nivel personal, significan una ratificación a unas opciones, a una manera de ser cura. Respiro mucho aprecio por mi persona y por mi tarea, ¿cómo no voy a estar orgulloso?

Pero con los pies en el suelo, ¿eh?, que tampoco es para tanto. El mejor piropo fue un whatsapp, el otro día: "La vida es así! Unos van, otros vienen... pero lo bueno de todo es conocer a gente tan buena y humilde". Y ahora viene un emoticono de un tío colorao.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

César: Eres tan transparente, que no hace falta mucho tiempo para conocerte y saber de los valores humanos que tienes. En Monesterio estuvistes poco tiempo, pero dejastes una huella imborrable, de sencillez y acercamiento con las personas, sobre todo con las más desvalidas. Te recordaremos siempre y deseamos que donde quieras que estés sigas igual. Un abrazo fuerte y que todo te vaya bien.

Anónimo dijo...

TE MERECE TODO LO QUE TE DIGAMOS,VAS DEJANDO HUELLA ALLA POR DONDE PASA Y CREO QUE ESO LO SABES TU.TIENES OTRA MANERA DE VER LAS COSAS Y ES LO QUE TE HACE GRANDE.MUCHA SUERTE ALLA DONDE VAYAS,AQUI TE ECHAREMOS DE MENOS.

Anónimo dijo...

Vayas donde vayas, siempre quedarà tu huella.
Estes donde estès...siempre sembraras semilla de esperanza, de luz...cuando no se vè.
Vuelvas , cuando vuelvas...siempre encontraràs , esperandote, una sonrisa,un cariño y un bienvenido de nuevo a casa, tu casa, tu pueblo.