lunes, 9 de diciembre de 2013

GOLPES DE MIS SOBRINOS III

Mi sobrina Pilar es muy lista. Llego el otro día y me la encuentro leyendo un cuento sobre Jesús (que probablemente le habrá traído el rey Baltasar...). "Explícamelo, tito". Lo vamos viendo y llegamos a la pasión: "¿Qué es crucificar?" (ay madre). "Es que eran muy bestias -le digo- y les clavaban en un tronco, etc.". Paso la página y me doy cuenta de que menos mal que viene la resurrección, y se ve en el dibujo al ángel anunciándosela a las mujeres. Alivio inexistente:
- "¿Y qué quiere decir que Jesús ha resucitado?". Jejeje.
- "Pues mira, que aunque había muerto, Dios le ha devuelto la vida y ya no muere más".
              (Me mira fijamente en silencio)
- "Y eso le pasa solo a Jesús?"
- Noooo hija, eso nos pasa a todos.
              (Otra pausa procesando información)
- "Pues no, tito, porque mi bisabuela se murió y yo no la veo por aquí".
- "Claro, porque Dios nos resucita pero aquí no, en la vida eterna".
- "¡ME LO TEMÍA!"
Jajajajaja!!! Tiene 6 años.

Muy graciosa, pero su primo Guille, a sus 7 años, es un profesional de la muerte, como lo era su madre. Ella cuenta que iban andando camino del cole y de repente le suelta:
- "Mamá, ¿cuántos años te quedan de vida?"
Jeje. Por la tarde, en casa, está en el baño y vuelve a la carga: "Pero mamá, los científicos inventarán algo para que no nos muramos, ¿no?". Yo me escachurro.

Y es que no hay peor cuña que la de la misma madera. Que se lo pregunten a mi hermana Mª Elena con su hijo Carlos. Ella, que es tan radical, siempre les está dando la castaña con "made in China" a los niños y a mi cuñao, "que hay que ver, que los chinos invaden el mercado, que esas cosas las fabrican seguramente niños que no pueden estudiar, y además son productos de malísima calidad", etc. etc. etc. Vamos, como para explotarte la cabeza, y lo digo por experiencia propia, que nos llevamos año y medio ¿eh?
Por lo visto la semana pasada a la madre se le metió en la cabeza comprarle a Carlete unas zapatillas que fueran medio zapatos, para ir un poco más arreglao. El niño no quería, y ella erre que erre, ahí, sin piedad, intentando convencerlo. Hasta que fue y le compró las zapatillas de vestir... en una tienda de chinos. Mi sobrino, de 9 años, las ve y dice:
- "Que sepas que son horrorosas. Y además de horrorosas, ¡HECHAS EN CHINA! ¡Usas a los chinos para lo que te interesa!
Me lo imagino: es igualito que su madre. Jejejeje.

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