viernes, 23 de julio de 2010

LA JOTA DE MI PUEBLO

Estas dos bellezas son mis vecinas María Jesús y Claudia, momentos antes de irse a bailar la jota anoche. Ellas pertenecen al Grupo de Bailes Regionales “El Palancar”, asociación con gran arraigo en el pueblo; de hecho, por si no lo sabéis, la jota del Palancar es originaria de aquí de Valle de Santa Ana, y toma su nombre del barrio del Palancar, uno de los muchos que formaban antiguamente la población.
No se si soy capaz de poner en pie lo que me gusta la jota… ¡me encanta! La jota describe muy bien lo que somos, nuestro carácter; es un baile fuerte y claro, que parece que se ha de ejecutar con pasos decididos; su hermosura depende mucho de la sincronización de los movimientos del grupo, porque es una danza muy colectiva; aúna una gran plasticidad, especialmente en los giros marcados por las faldas, y una sencillez que te deja sin respiración.
La jota (perdón, la Jota) es humilde, enérgica, sencillamente alegre pero no ostentosa, serena y a la vez apasionada, constante, rítmica…
La Jota me hace sentirme orgulloso de ser extremeño. Alguna vez he intentado “ser” un poco andaluz por tantos años vividos en aquellas estupendas tierras, pero comprendo que lo único que soy y quiero ser es extremeño. Siempre ha sido así y siempre lo será.
Se me vienen a la cabeza unos versos de Luis Landero que ponen al final del programa “Extremadura desde el aire”… ¿los podría encontrar en internet? A veeeer… sí. Aquí están:

Uno mira estos pueblos, estos paisajes,
este ir y venir de sus gentes,
y comprende de un solo golpe de intuición
el argumento vital de esta tierra extremeña:
la belleza, el dolor, la alegría, la soledad, el esplendor y la miseria.
Aquí esta todo lo que somos y fuimos,
la trama de nuestra historia
y de nuestro singular modo de ser y de vivir.

Qué belleza y qué autenticidad. ¡Viva Extremadura!

P.S.: Mamá, ¡tienes que venir a ver la Jota!

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