sábado, 26 de agosto de 2017

SÍ TENEMOS MIEDO


Neymar siempre sonríe. Es un chivolo que vive dentro de un videojuego, en un mundo de fantasía, acompañado por sus toiss, entre fiestas, fama mundial y un sueldo de 30 millones de euros al año. Pero su primer partido con el PSG fue a los dos días del atentado terrorista de Barcelona, y durante el minuto de silencio previo se le vio llorar. Dominado por el desconsuelo y la tristeza, como todos. Porque todos tenemos miedo.

Es duro sentir que en cualquier momento unos locos pueden agarrar una furgoneta y acabar con tu vida, así, arbitrariamente, como quien se toma un helado. Es más espeluznante si además los asesinos lo hacen en nombre de Dios, su Dios, y en contra del nuestro: “A los cristianos españoles, no os olvidéis la sangre derramada de los musulmanes de la inquisición española. Vengaremos vuestra matanza, la que estáis haciendo ahora actual con el Estado Islámico”. Aterrador. Pero lo que más impresiona es comprobar que los terroristas están logrando su objetivo.

El primero es hacernos creer que es una cuestión religiosa, cuando es una cuestión económica. El Enemigo no es Alá, es el de siempre, es el dinero. El escritor argelino Mohamed Moulessehoul lo expresa con claridad: "Lo que hacen los terroristas no es por dios, es por el dinero, la soberanía. Es un golpe de Estado. Se disfrazan de la yihad, pero en realidad, los jóvenes que son devorados por este movimiento son unos mercenarios. Quieren violar, asesinar, pero dios no está en este combate. Hay que dejar de asociar el Islam a este tipo de cosas. Los yihadistas sobrepasan mucho el carácter religioso"*.

Cualquier extranjero hoy en España no podrá evitar encogerse ante al ola de xenofobia que nos envuelve. Ayer por la mañana pasé junto a tres chicos sentados en la plazoleta frente a la delegación de Hacienda; serían inmigrantes porque hablaban en árabe, y una de las dos muchachas llevaba hiyab. Les miré y al toque hicieron silencio. La atmósfera de este país está envenenada de prejuicios tan agresivos como falsos: "Todos los musulmanes son unos terroristas". Y con él vuelve el clásico: "Los extranjeros que se vayan a su país, que nos quitan el trabajo". Ahí está otra vez el Enemigo asomando su cola serpentina.

En ese clima llegó el evangelio del domingo pasado, Mt 15, 21-28, en el que Jesús supera su propio rechazo a la mujer extranjera y reconoce que ya no hay "perros", sino que todos somos "hijos" del mismo Padre, que a todos nos invita a la salvación sea cual sea nuestra raza, cultura o religión. Mi compañero Paco Sayago lo comentó más o menos así: "No es cristiano cerrar las puertas a los refugiados ni a los inmigrantes. La curación de la cananea, una malnacida para los judíos nos muestra que la salvación de Cristo es para todos, todos, sin exclusión alguna.Y, como cristiano, o tengo las puertas abiertas a todos, o mejor que pida la baja entre los seguidores del Nazareno, Crucificado y Resucitado". Yo dije algo parecido en la homilía de la capilla de la playa y un hombre se levantó y se fue.

Los terroristas nos están venciendo. Siembran muerte y cosechan odio, e intoxican nuestra sociedad de división. El conseller de interior, detallando las procedencias de las víctimas de la matanza, distinguía entre "dos personas catalanas y dos personas de nacionalidad española". Jaja, todavía me hace sonreír... ¿Cómo no va a haber islamofobia si nos empeñamos en diferenciar hasta ese punto? En línea con Puigdemont, que dice que los atentados no van a cambiar la agenda separatista, pues según él "solo un Estado independiente catalán podría luchar eficazmente contra el terrorismo". Su paisano Serrat canta "Cada loco con su tema", pero que nadie olvide que el tema catalán también es una cuestión económica.

Y para ayudar, interrumpiendo los mutuos reconocimientos de las administraciones y los varios cuerpos de seguridad del estado por haber abatido a la mitad de los criminales (lo cual a todo el mundo le ha parecido muy bien, que los maten nomá), el sacerdote Santiago Martín se descuelga en otra homilía diciendo que "Una parte de culpa, y seguramente los abogados de las víctimas lo recordarán, es de la alcaldesa de Barcelona"**. El arzobispado de Madrid se apresuró a desautorizar esa burda politización de los muertos de la Rambla, pero eso no impidió el sonrojo de los católicos. El 90% de los musulmanes estarán tan horrorizados como nosotros ante el conjunto del espectáculo.

Llora Neymar. Se fue del Barça porque el jeque qatarí Nasser Al-Khelaïfi pagó los 222 millones de su cláusula. Una barbaridad de plata que proviene del petróleo que Qatar y Arabia Saudí venden a occidente; dinero que financia el wahabismo extremista en España***. Tal vez esas lágrimas intuyen ese parentesco entre lo que él cobra y lo que compra los explosivos y las armas de los terroristas. Mientras esto escribo, veo la manifestación de Barcelona. Esta el Rey. Me emociono al ver tal muchedumbre y este artículo es mi aportación, pero no me identifico con el eslogan "Non tenim por". Sí que tenemos miedo, pero no dejaremos que el miedo nos venza, ni nos descomponga como sociedad, ni levante fronteras en nuestros corazones. De modo que "Menos lágrimas y más hacer cosas", ahí el cura sí acierta.



*https://elpais.com/internacional/2014/11/26/actualidad/1417035903_857051.html

** http://www.periodistadigital.com/religion/espana/2017/08/21/santiago-martin-culpa-a-ada-colau-del-atentado-de-barcelona-iglesia-religion-dios-jesus-barcelona.shtml

*** http://www.lamarea.com/2017/08/19/dinero-del-wahabismo-arabia-saudi-qatar-espana-parte-1/

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