sábado, 3 de junio de 2017

YO VIVO EN UNA ISLA


Está en medio del río Yavarí, frontera nororiental del Perú con Brasil, y es un pueblo construido sobre palos y columnas de cemento, que pasa medio año sobre el agua y el otro medio sobre barro y tierra seca. Es para mí un mundo a la vez extraño y pintoresco, duro y asombroso, que no se parece a nada conocido, así que estoy tratando de acostumbrarme.

Es una isla muy creyente: hay como siete u ocho iglesias o sectas o religiones, de entre las cuales la católica es una más, y no creo que la más numerosa. Mi calle es la “calle comercial”, así que está llena de casas de israelitas, que son los que controlan el comercio en todo este Amazonas fronterizo a partir de San Pablo. Son una mezcla de asociación, partido político y grupo religioso que merece una entrada aparte (por lo menos). Los viernes por la noche empieza el Sabbat, así que el 90% de las tiendas de mi isla cierran y la iglesia de color azul que está al costado de mi cuarto empieza a funcionar con una sucesión casi ininterrumpida de cantos, oraciones, inciensos y sermones que terminan al día siguiente a la caída de la tarde. El ruido en general es excesivo por todas partes. ¿Cómo serán los evangélicos, pentecostales, movimiento misionero mundial y el resto de la tropa…? Mejor no saberlo.

Si paseas por el mercado de mi isla, junto al muelle, escucharás acentos brasileros y tonos colombianos, y verás circular varias monedas. Hay hombres que llegan con hatos de pescado recién cogido, y mujeres con piñas de plátanos y alguna que otra papaya. La sirena de la lancha que está casi a diario atracada silba abriéndose paso entre los estruendos de la afanosa carga y descarga, y siempre puede leerse un cartel donde aparece el horario de salida: “Gran Diego” o “María Fernanda” - “Iquitos 10 am”. Mi isla es un lugar de trasiego, de paso y de tráficos de todo tipo, unos más presentables que otros. Hay varias balsas que son grifos donde los botes repostan, casas que flotan en pleno río sobre gigantescos troncos.

Yo llegué el jueves 18 de mayo, y ese domingo 21 las autoridades me invitaron a hacer el izamiento del pabellón nacional para darme la bienvenida. Después de misa (es a las 8 de la mañana) nos dirigimos hacia la canchita donde semanalmente se celebra la ceremonia para honrar a los símbolos patrios. De pie nos sancochábamos al sol mientras el policía pedía permiso al subprefecto para comenzar el evento. Luego desde el parlante me invitaron a acercarme al mástil para alzar la bandera blanca y roja mientras sonaba la marcha militar. Yo quería irme a mi sitio, pero el policía me decía bajito: “ahí nomá”. Cuando me indicaron, volví donde las personalidades y desde allí entonamos el sagrado himno, y descubrí que ya me lo sé. Luego hubo un par de mini-discursos, incluido el mío. Es una isla peruana y por tanto acogedora con los que llegamos nuevos.

Pero no todo en mi isla es bonito. Muchos días no hay luz, ni funciona la señal del celular, ni hay internet (de hecho, no sé cómo haré para publicar esto), ni agua potable. No recuerdo que en mi depa el termómetro que me regaló mi mamá haya bajado de 28 grados, y conmigo viven unas arañas tamaño XXL, de vez en cuando nos vemos y cada uno sale corriendo por su lado. No parece fácil vivir aquí ni trabajar como misionero. Pero es acá donde hoy he cumplido 47 años. No es perfecto, pero  sé que es lo que Diosito quiere y me siento en paz.


Gracias por todas las felicitaciones; me siento abrumado e incapaz de contestarlas todas. Y si mis amigos del cole buscan AK-47 en wiki encontrarán esto; a mí me ha hecho reír:

El fusil AK-47 es famoso por su gran fiabilidad, ya que soporta condiciones ambientales muy desfavorables sin ningún inconveniente. Se ha probado que el arma sigue disparando a pesar de ser lanzada al barro, sumergida en agua y atropellada por una camioneta. Ejemplares viejos con decenas de años de servicio activo no presentan ningún problema; es un arma muy segura y permite alcanzar un blanco a 285 metros de distancia, según el fabricante, ya que fue diseñada según las experiencias de la Segunda Guerra Mundial, y se entendía que todos los combates se producían a menos de esa distancia.
Existen informes de la Guerra de Vietnam donde soldados estadounidenses abandonaban sus fusiles M16 por el norvietnamita AK-47, debido al constante encasquillamiento de sus fusiles y al hecho de que esta arma era más corta y fácil de operar en la selva.

Jaja… Un año más y cada vez estamos más operativos, compañeros. ¡Felicidades!

2 comentarios:

Pepa dijo...

Felicidades César,a pesar del retraso.Es una tarea casi imposible seguirte mentalmente por el recorrido desde que llegaste a Perú.Pero en el corazón te seguimos y rezamos por ti.¿Te vas a estabilizar en algún sitio o esto forma parte de la Misión?
Abrazos desde Jerez.

Anónimo dijo...
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