miércoles, 31 de agosto de 2016

APRENDER A HABLAR


Me voy dando cuenta de que una de las causas de muchas dificultades y desencuentros es el idioma. Sí, ya sé que en Perú se habla español, pero la comunicación es tan diferente que eso hace muchas veces de barrera o de enredo o de trampa. Porque vivo creyendo que nos comprendemos cuando conversamos, y la mitad de las veces estoy equivocado.

A menudo noto que las personas no me entienden cuando les hablo. Creo que es porque hablo demasiado deprisa y además en español extremeño, es decir, que me como un montón de eses y uso unos tonos totalmente desconocidos. Además de emplear giros extraños; esta mañana les he dicho a unos papás: "portándose así, su hija no lleva camino", y me han mirado como si fuera de otro planeta. Hay muchas ocasiones que, durante la homilía, veo las caras y pienso: "no se están enterando de ná". Jaja. Y eso que ya no me salen las ces y las zetas, pero ni modo.

Otro problema es la manera de decir las cosas, no tanto el contenido. Manolo Vélez me explicaba una vez que cuando los españoles empleamos expresiones muy categóricas o tajantes, o subimos el volumen, la gente cree que estamos enfadados. Y es cierto. Cuando me embalo o me tocan la tecla, y hablo fuerte por contundente o rotundo, o levanto la voz, a la gente le choca y recibe lo que estoy diciendo en otra longitud de onda normalmente muy lejos de lo que deseo expresar, comprendiendo cosas distintas o incluso lo contrario. Mis asesores ya me han advertido, pero nada, yo terco.

La asertividad tiene una versión peruana que no acabo de captar. Está modulada por el lenguaje corporal, por la expresión de la cara, dulcificada por los "disculpe", o los "gracias". Cuando hay que decir "no" hay que empezar diciendo que "sí, pero...", y luego dar un rodeo, sin prisas, explicando bonito todos los extremos, pidiendo perdón por no poder atender a lo que te piden o por no estar de acuerdo con lo que el otro plantea. No se puede ser drástico o brevemente seco, el personal se pone a la defensiva y no descifra lo que quieres transmitir.

Y a mí me pasa tres cuartos de lo mismo: pongo el piloto automático y me dejo llevar por la impresión de que comprendo al otro cuando me habla, y la verdad es que más de dos veces no acierto porque desconozco su universo mental, sus categorías, los significados, su cultura. Cuando dicen "misa de difuntos" no están pensando en lo mismo que yo, si te invitan a su casa te están manifestando algo que no coincide con lo que yo entiendo; las palabras, los gestos, los detalles, los silencios... todo tiene apariencia de obvio e inteligible pero ha de ser correctamente interpretado con habilidad y el conocimiento que dan el tiempo y el cariño.

Pero mira, creo que me he percatado de algo de esto. He probado a conversar sonriendo, incluso para decir que "no"... y es mágico, da resultado. El lenguaje corporal está acá capitalizado por la sonrisa, esa es la llave, y he de sentarme en el pupitre y aprender. Cursillo de hablar en peruano. Necesito pasar más tiempo con la gente pero sin "trabajar", compartir ratos sencillos, conversar "de nada", bromear, estar nomás. Para calzarme las sandalias del otro y coscarme* de qué va la vida acá. Recen para que progrese adecuadamente que faltita me hace.

* "Coscarse" es enterarse, darse cuenta, entender, captar. Por si alguien no lo sabía (jeje)

No hay comentarios: