viernes, 21 de agosto de 2015

LOS DESAYUNOS DE JUAN PALOMO


"¡Buenos días! Son las 7 de la mañana en Rodríguez de Mendoza. Con ustedes nuestro programa `La Hora de la Parroquia` en Radio Studio Paxss". Más o menos así comienza este modesto locutor su espacio en la radio los domingos... Ay Diosito, la de cosas que tendrá uno que hacer.

Llegas al estudio, que es una casa de dos pisos, llamas al timbre, despiertas a Patricia que sale a abrirte en bata y subes las escaleras con el soniquete de las cuñas y los temas musicales que están en el aire. Te encuentras con una mesa, varias sillas, el micrófono, los auriculares, la mesa de mezclas y la computadora. En la pantalla, el programa que produce programas de radio. Tú solito ante la máquina.

Apenas te sientas, lo primero que te llama la atención es que el ratón es tan viejo que hace lo que quiere. los clicks se disparan caprichosa y aleatoriamente, de modo que, a pesar de extremar el cuidado, puede pasar cualquier cosa. Luego está el manejo del programa; tienes que ir eligiendo la música MP3 de unas carpetas e ir pasando los archivos a la secuencia de emisión. Se pueden cortar las canciones, repetirlas, etc. Jugando con los mandos de volumen en pantalla y en la mesa, modulas la música y la voz a medida que vas hablando.

Había hecho otras veces radio, por ejemplo en Monesterio, donde iba a grabar el programa con Rafa Molina, le pasaba la música y nos compenetrábamos bacán, él al control y yo al micro. Pero acá es, como en tantas cosas, otra historia: todo lo tienes que hacer tú. El guión, la locución, la parte técnica, yo me lo guiso, yo me lo como. No existe la figura del realizador en el box, que es el que "te da paso" y se encarga de todo para que tú solo tengas que charlarle a la alcachofa. No hay mampara, ni técnico, tú solo ante el peligro, con tu destreza frente al ordenador... y en directo, o sea, sin margen de error.

Ya puede imaginarse la audiencia que en estos meses, hasta que le he cogido el tranquillo, ha ocurrido de todo: melodías que aparecen inesperadamente, silencios interminables en antena, emisión de ladridos de perro y saludos de la vecina, canciones que se repiten una y otra vez  sin que sepa cómo pararlas, músicas de fondo sin voz por no darle volumen al micro... Una vez, no sé qué hice, pero el programa de hacer radio se cerró entero y un vacío espeso se apoderó de las ondas, jaja.

El espacio tiene varias secciones: oración, "mirada creyente" (que es un comentario o un post sobre algo de la actualidad), canción, noticias, actividades de nuestra parroquia y anuncios de "la programación", o sea, de las visitas que los párrocos haremos a las comunidades la semana que comienza. Es muy útil y a la gente le gusta, pero pa mí se quedan los sudores que he dejado en los mandos de esa mesa, que me parecía un artefacto indescifrable o un instrumento de tortura, las fatigas cuando no acababa de salirme.

Poco a poco voy aprendiendo: ahorita saludo a Nelly o a Wilder, bromeo con los de Santa Rosa y bailo sentado en la silla con los cascos puestos mientras suena "Celebra la vida", "con esta sintonía nos despedimos hasta la semana que viene. Que pasen un bonito domingo, ¡sean felices! `La Hora de la Parroquia` en el 103.50 de nuestras ondas".

PS: Si alguien quiere escuchar el programa del pasado 16 de agosto, que pinche aquí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que alegría que sigas manteniendo el gusanillo de la radio. Un abrazo. RAFA Molina