viernes, 15 de noviembre de 2013

INTENTO DE INFLUIR EN EL ÁRBITRO DE LA ACERÍA


Ayer, en un grupo de Confirmación, trabajando con el cuento del buen samaritano, planteo la pregunta: "¿Quiénes son los heridos de hoy?". Inmediatamente los muchachos contestan: "Los que van a despedir en Gallardo". (Ya estáis preparados para confirmaros - pensé).

Así que esta mañana, muy temprano, me he lanzado sobre el Hoy digital (http://www.hoy.es/v/20131114/regional/gallardo-mantiene-siderurgica-solo-20131114.html) a ver qué novedades había en el entuerto, y he descubierto con alivio que la empresa y la plantilla aceptan la mediación de un árbitro que resolverá el conflicto y cuya decisión será de obligado cumplimiento para ambas partes. El plan de viabilidad de la empresa incluye el despido de 117 trabajadores con una indemnización de 30 días de salario por año de servicio, más reducción salarial de entre el 4 y el 25% para los que se queden; la plantilla  acepta rebajarse los sueldos pero rechaza los despidos y propone en cambio un programa de bajas voluntarias. El atasco de la situación amenaza con provocar el cierre de la acería, lo que significaría la liquidación de 532 empleos, un auténtico tifón que arrasaría socioeconómicamente nuestra comarca.

El empresario ha hecho un gesto que le honra; los obreros también. Ahora solo falta que el árbitro esté a la altura y se pueda llegar a una solución satisfactoria. Señor árbitro: quiero pedirle desde aquí, humildemente, que dirija este encuentro como técnico pero también como ser humano, que ponga en juego sus conocimientos y también sus sentimientos, su capacidad de empatizar.

La compañía ha rechazado hasta el momento la contraoferta de la plantilla porque "no hay más fondos para mejorar las condiciones de las bajas incentivadas"... ¿Se ha coscado usted, Sr. árbitro, de que, al aceptar su concurso, la empresa reconoce -sin decirlo- que sí que hay recursos suficientes? Dese usted cuenta de que no se pueden poner en el mismo plano los derechos del empresario y los de los empleados. Unos luchan para que la factoría, en la lógica capitalista, sea sostenible, o sea que no se pierda dinero y se pueda más adelante generar riqueza; los otros intentan salvar desesperadamente su pequeño bienestar, sacar adelante a su familia, poder afrontar al día siguiente el pago de la hipoteca, etc. No es lo mismo, citando a Alejandro Sanz.

Sr. árbitro, por favor, le pido que no sea injusto, pero sea parcial en la dirección correcta. No vaya a pasar como en la Liga, en que se favorece a los ricos y siempre se pita a favor del Madrid y del Barcelona para seguir haciendo negocio. No sea usted de acero, tenga entraña y corazón como el Dios bíblico, que se pone a favor del débil sin por ello perjudicar al fuerte, y que deja que cada cual cargue solo con lo que puede soportar.

Por desgracia, de to la vida ocurre que, para que los poderosos puedan seguir sentados en su sillón, los pobres tienen que morir. Esa es la historia de Jesús. Si el grupo Gallardo ingresa algún millón menos, que sea por no condenar a un montón de gente al paro y a la inseguridad. Así se podrán seguir teniendo mantos o joyas de imágenes sin traicionar al Evangelio. Porque lo que Dios quiere es que la persona humana viva, mientras que, como dice el texto de este domingo, templos, fábricas... "todo será destruido" (Lc 21, 6).

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