jueves, 6 de diciembre de 2012

DÍAS DE ENCENDIDO

Al llegar y saludarnos, las caras son conocidas. Vemos algunas gafas cambiadas, algunos kilos de más o de menos, calvas o blancuras ampliadas… pero básicamente somos los mismos, con nombre y oficio, que nos juntamos cada año en el encuentro nacional de consiliarios y curas del Movimiento Rural Cristiano. Y en la casa de las Cruzadas de Carabanchel, también habitual.

Es un día y medio para encendernos y conectarnos. Cuando escuchas a Pedro José Gómez Serrano hablar de la nueva evangelización, se encienden un montón de bombillas en tu cerebro: “la fe no puede transmitirse porque no es una propiedad, es una experiencia interpersonal de amor. Solo podemos ser organizadores de citas”. Genial. Se trata de generar interrogantes, de que “nos salga” de manera transparente lo que vivimos. Así que, ¿cómo tener una vida (una fe) intensa alegre, racional (no infantil) y humanizadora?

Las charlas las vamos condimentando con diálogos, preguntas, interrogantes y dificultades que brotan de la experiencia de cada día, dura y hermosa como la siembra en otoño. Hay compañeros que llevan 19 pueblos, algunos están un poco solos, casi todos desbordados por lo árido de la tarea y al mismo tiempo felices de ser curas rurales. Todo sale a borbotones en cada momento.

Con José Manuel Vidal, el director de Religión Digital, charlamos por la noche de la importancia de los medios, de lo crucial que es hoy contar las cosas de manera ágil y sencilla, porque lo que no aparece en los medios no existe. Y él nos contó desde luego muchas cosas como buen conocedor de entresijos y trastiendas de nuestra Iglesia, y nos animó a “conectarse entre sí todos esos curas (que siguen siendo miles) que apuestan por el modelo de Iglesia del Pueblo de Dios (pero de verdad y con todas las consecuencias) (…), luchar por defender lo que, en conciencia, creen que debe ser el Reino de Dios. Tendrían que unirse en Red”.

Las luces de colores brillan en el corazón escuchando a un teólogo como Jesús Espeja, hombre anciano y sabio, curtido en mil batallas, experto del Concilio y con un entusiasmo intacto por la evangelización y por el Reino: “es necesario que el sacerdote sea un místico enamorado del Evangelio, de que lo de Jesús es para humanizar la vida”. Nos invito a ser testigos de aquello que somos y pensamos con toda humildad y sin miedo a perder poderes.

“Necesitaba escuchar esto”, me dice Fermín antes de despedirnos. Y yo también, y todos. Algo fresco y en otra onda que nos encienda por dentro y nos recargue de esperanza, para seguir en la brecha. Y salir a sembrar despiertos, y en pie, con el corazón iluminado para descubrir al Reino que nace.

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