No disponemos de un gran sueldo, es verdad (y mejor no hacemos más comentarios al respecto), pero los curas tenemos la solidaridad más afinada de lo que alguno cree. Hoy en la misa crismal hemos "aflojado la guita" y ,en lugar de disfrutar del tradicional aperitivo, hemos realizado una colecta para aportar a Cáritas Diocesana. Ha sido lo mejor de una misa crismal que, si la han estado siguiendo los extraterrestres desde el espacio, todavía estarán extrañados de haber vuelto de repente al siglo XVI.
Nos habían pedido, desde la Delegación del clero, que lleváramos preparados los sobres, y así lo hemos hecho. Con mucho silencio, casi con sigilo, hemos ido compartiendo momentos antes de la bendición de los óleos. Discretamente, como corresponde a seguidores de Jesús que intentan hacer verdad aquello de que las manos sean mutuamente ignorantes, no dar limosna "para que los vea la gente" (Mt 6, 3).
Es cierto que los curas no tenemos cargas familiares y no pagamos hipotecas, pero si alguien ha pensado en esto como "salida laboral" más vale que vaya haciendo unos cursos de calceta. Nosotros tenemos para vivir, pero no podemos aspirar a comprarnos una casa (entre otras cosas porque... ¿dónde ponemos la era?), el coche lo afrontamos con un préstamo del obispado, la provisionalidad marca nuestros años y si uno no tiene cuidado se funde la mensualidad en gasolina, y en Semana Santa ya te cuento.
No nos da la cosa para grandes lujos o para acumular y ahorrar capitales. A lo mejor por eso es de las "profesiones" con mayor índice de felicidad, si no la que más. Me ha tocado al lado Nemesio, misionero en Zimbawbe, un hombre pobre que ha colaborado con gran generosidad. No hay burn-out cuando se trata de los últimos. Mucho menos en un día como hoy en que el dato del paro da una nueva vuelta de tuerca: 40.000 personas más. Lástima que nada de esto se haya comentado en la Eucaristía.
Tan contentos como los bomberos. Probablemente el secreto es... que no se trata de una profesión, es una vocación. Más que elegirla, te eligen y te envían; en lugar de "fichar", te entregas y a veces se te acaban las horas del día. Es muy bonito pero también es duro, y económicamente infructuoso. Por eso para mí tiene más brillo el gesto de hoy, por eso quiero contarlo aunque me llamen trompetero. Además sé que no es algo no puntual sino continuo, una solidaridad económica acostumbrada muchos compañeros. Lo que pasa es que no sale en el telediario, pero que quede claro que no solo es mérito del obispo de Solsona. Hombre.
3 comentarios:
Qué hombre tan cuerdo eres... y qué clarito escribes, para que lo entendamos todos. O al menos quien quiera entenderlo.
Da gusto ver a los curas como hermanos, pasear juntos y trtarse con cariño fraternal.Da gusto veros disfrutar de vuestro ministerio. Las ovejas necesuatamo pastores ilusionados, motivados, esperanzados y vocacionados, no funcionarios.
Ya te lo he dicho en PeriodistaDigital. Muy bueno, si señor.
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