¿Cómo hacer para que la Eucaristía sea algo más habitual,
cotidiano, no “raro”, y por tanto esté cercana a la situación humana de tanta
gente en la Amazonía? Es una cuestión compleja. Porque la Eucaristía depende
de los sacerdotes; y hay muy pocos, mientras que comunidades hay muchísimas.
Concretamente, en nuestro territorio más de 600.
Desde luego es preciso rezar para que haya más presbíteros,
y formar mejor a los candidatos (QA 86. 90), y ese es otro tema peliagudo en el
que no entro. Pero también hay que preguntarse qué nos está diciendo Dios
con todo esto. Es decir, ¿qué tenemos que cambiar, dejar o crear para
responder a esta tesitura de necesidad y carencia a la vez? ¿Qué hay que
desaprender, modificar y aprender?
Un ramillete de iniciativas creo que tendrían que ver
con lo que el Papa llama la inculturación de la ministerialidad, a lo
que dedica un epígrafe de Querida Amazonía (nn. 85-93). Él da por hecho que
todos entienden la Iglesia como un cuerpo ministerial, pero la realidad es que
el clericalismo de muchas cabezas sigue tragándose esa pretensión un poco por
todas partes. Lo sabemos y hay que remar con ese rumbo. ¿Cómo?
- los diáconos permanentes deberían ser muchos más en
la Amazonía; ellos, las religiosas y los laicos están llamados a asumir responsabilidades
importantes (QA 92) en las comunidades. Y también las que tienen que ver
con facilitar al pueblo menudo y alejado el acceso a los sacramentos.
- incluso el Papa dice que “los laicos podrán anunciar la
Palabra, enseñar, organizar sus comunidades, celebrar algunos sacramentos…”
(QA 89). No se refiere a presidir la Eucaristía, pero pueden ser el Bautismo,
el Matrimonio, la Unción… Hay maneras de celebrar la experiencia de la
reconciliación, aunque no pueda darse la absolución sacramental.
- pienso que podría haber muchos más ministros de
la comunión y por tanto más sagrarios por esos ríos y quebradas. Con la
mejora de la movilidad, sobre todo en algunas zonas, el pancito
seguramente llegaría a ser bastante más cotidiano y familiar para muchas
personas.
- eso por supuesto requiere “la presencia estable de líderes
laicos maduros y dotados de autoridad” (QA 94), que no funjan como meros sustitutos
o trasuntos de los sacerdotes, sino que sean ministros a su manera,
creadores de “una cultura eclesial propia, marcadamente laical” (QA
94). Palabras mayores.
Para ir progresando hacia ese horizonte, podríamos dar
algunos pasos concretos en la onda de poner las cosas fáciles al pueblo de
Dios para que pueda disfrutar del Pan que da la vida eterna.
- tal vez sería sensato focalizar algunas comunidades
en cada puesto de misión con las que hacer este proceso de promoción y
acercamiento de la Eucaristía a la dinámica celebrativa y a la vida ordinaria.
Si no podemos llegar a tantísimas, elijamos algunas y vayamos avanzando.
- estaría muy bien una campaña de preparación a la
primera comunión de los adultos, de suerte que en poco tiempo y de manera
sencilla, nuestra gente goce ahora de lo que no se pudo cuando niños.
- por otro lado, valorar el Pan por encima de todo y enseñar
que la Eucaristía es lo más importante, y por tanto siempre que haya la
posibilidad, hay que comulgar. No es nada excepcional ni esotérico; de
hecho, Jesús eligió pan y vino, lo que se comía todos los días en su cultura, y su mandato fue “tomen y coman”, no “miren” ni “adoren”.
- y claro, no cargar las tintas con “estar debidamente
preparados” (¿alguien puede decir que lo está del todo?). A la vez favorecer
modos de vivir el perdón, e ir acompañando a las parejas con prudencia
pastoral, estimulando el deseo de contraer matrimonio, pero acomodándose a
cada caso particular (Amoris Laetitia 300) y aplicando las normas con epiqueya.
Todo esto no es factible sin audacia, ensayando y
evaluando, y a la vez con paciencia y fidelidad a la aspiración de que la
Eucaristía sea de verdad significativa. Ojalá el Pan pueda iluminar cada
vez más todas las situaciones humanas y fortalecer el caminar de las
comunidades que desean seguir a Jesús en esta Iglesia amazónica,
pequeña pero enorme en extensión, precaria en recursos humanos pero optimista
en sus sueños.
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