martes, 16 de julio de 2019

EL CARDENAL MÜLLER LADRA, LUEGO EL SÍNODO AMAZÓNICO CABALGA


Hace algunos días, el cardenal Gerhard Müller, ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano, en una entrevista a la revista italiana La Nuova Bussola Quotidiana calificó el documento de trabajo del Sínodo para la Amazonía como “una herejía” que “viene de una visión ideológica que no tiene nada que ver con el catolicismo”. Si alguien no se lo cree, puede mirar la reseña aquí o aquípor ejemplo.

Lo digo porque yo lo tuve que leer dos veces para encajar una torpeza de tal calibre. A quien ha sido uno de los máximos dirigentes de la Iglesia en materia de ortodoxia se le ha de pedir al menos prudencia y honestidad intelectual. ¿Cómo es posible que el cardenal, que no es precisamente famoso por su conocimiento de la Amazonía, se atreva a airear una opinión tan desafortunada? Tal vez no ha leído con detenimiento el instrumentum laboris, y entonces agradecerá algunas precisiones.

En primer lugar conviene recordar que los responsables de este documento oficial no son cuatro amigos, sino el Consejo Presinodal, asesorado por expertos y compuesto fundamentalmente por obispos. El cardenal Claudio Hummes, el cardenal Peter Turckson, monseñor Roque Paloschi o monseñor Divasón no parecen demasiado sospechosos de herejía, y el cardenal Baldisseri, secretario general del Sínodo de los Obispos, menos. Supongo que a "ellos" aludirá el cardenal Müller cuando dice que “el hereje conoce la doctrina católica y la contradice, pero aquí hay una gran confusión en la que el centro de todo no es Jesucristo sino ellos mismos, sus ideas humanas para salvar al mundo”.

Según el señor cardenal, “Debemos rechazar absolutamente expresiones como ´conversión ecológica´”, ya que “solo hay conversión al Señor, y como consecuencia también está el bien de la naturaleza”. El problema es que la noción de “conversión ecológica” es uno de los argumentos centrales de Laudato Si (cfr. LS 216-221); que es una encíclica, es decir, un documento del Magisterio ordinario de la Iglesia que los sacerdotes (y obispos) hemos prometido conocer, seguir y obedecer. Por otra parte, puedo recomendar, por ejemplo, el artículo de Emilio Chuvieco Salinero en la revista La Albolafia: “La conversión ecológica en `Laudato Si` y en la tradición cristiana”, que muestra con claridad que la conversión ecológica no se la ha sacado el Papa Francisco de la manga, sino que está muy arraigada en la historia de la espiritualidad (ver aquí). Yo tendría más cuidado en rechazarla “absolutamente”, no sea que me tilden de hereje.

Pero pasemos al documento. Por ejemplo: “127. La Iglesia se ha de encarnar en las culturas amazónicas que poseen un alto sentido de comunidad, igualdad y de solidaridad por lo que no se acepta el clericalismo en sus diversas formas de manifestarse. Los pueblos originarios poseen una rica tradición de organización social donde la autoridad es rotativa y con un profundo sentido de servicio. Desde esta experiencia de organización sería oportuno reconsiderar la idea de que el ejercicio de la jurisdicción (potestad de gobierno) ha de estar vinculado en todos los ámbitos (sacramental, judicial, administrativo) y de manera permanente al sacramento del orden”. ¿Se referirá a esto? Si es por lo del clericalismo, es una de las críticas recurrentes del Papa; si es por lo de la potestad de gobierno y el sacramento del orden, no se aprecian ataques frontales contra el núcleo de la fe, más bien hay la intención de abrir una reflexión con connotaciones sociológicas en línea de inculturación.

O quizás sea esto: “126.c) Las comunidades tienen dificultad para celebrar frecuentemente la Eucaristía por la falta de sacerdotes. “La Iglesia vive de la Eucaristía” y la Eucaristía edifica la Iglesia. Por ello se pide que, en vez de dejar a las comunidades sin Eucaristía, se cambien los criterios para seleccionar y preparar los ministros autorizados para celebrarla”. Claro que también: “129.2. Afirmando que el celibato es un don para la Iglesia, se pide que, para las zonas más remotas de la región, se estudie la posibilidad de la ordenación sacerdotal para personas ancianas, preferentemente indígenas, respetadas y aceptadas por su comunidad, aunque tengan ya una familia constituida y estable, con la finalidad de asegurar los Sacramentos que acompañen y sostengan la vida cristiana”. Incluso en ese mismo número 129, en el punto 3 se pide “Identificar el tipo de ministerio oficial que puede ser conferido a la mujer, tomando en cuenta el papel central que hoy desempeñan en la Iglesia amazónica”.

Me figuro que por ahí irán las supuestas “herejías”. Me extraña y me entristece viniendo de alguien que ciertamente en su día acreditó inteligencia y capacidad; y al mismo tiempo me hace sonreír porque se trata de un miembro destacado de la oposición interna al Papa, que cada vez es menos disimulada. Dijo también que “el Sínodo de la Amazonia es un pretexto para cambiar la Iglesia, y el hecho de que se haga en Roma quiere enfatizar el comienzo de una nueva Iglesia”. Además de recomendarle leer el instrumentum laboris con buenos ojos, me atrevería a recordarle al cardenal Müller que efectivamente la Iglesia es semper reformanda, siempre está necesitada de cambios y reformas, y en todo momento ha de estar buscando nuevos caminos. No hacen falta pretextos ni hay que tener miedo a eso.

Escribo esto como un humilde misionero que suda sentado bajo una palmera de wasaí, en el corazón de la selva peruana. Desde acá se ven las cosas muy distintas, señor cardenal. Tenemos puestas muchas esperanzas en este Sínodo, porque palpamos a diario que la Iglesia necesita evolucionar para ser más amazónica e indígena, como pidió el Papa en Puerto Maldonado. Por favor, procure no olvidar que gran parte de lo cristalizado en el instrumentum laboris procede de las aportaciones que hemos hecho desde abajo, con la gente de a pie de estas tierras. Le aconsejo con cariño que sea delicado y no lo desprecie tan alegremente; respételo, estúdielo y dialóguelo cuando llegue el momento, pero con discreción y altura evangélica de miras. Sus ladridos intempestivos e innecesarios, que pretenden ensuciar, por el contrario hacen pensar que el Sínodo va en buena dirección. Pero no necesitamos carnaza periodística, sino debates eclesiológicos abiertos y valientes, y gente fiel a la Iglesia que quiera sumar. Incluido usted.

El instrumentum laboris del Sínodo de la Amazonía se puede encontrar en http://www.sinodoamazonico.va/content/sinodoamazonico/es/documentos/instrumentum-laboris-del-sinodo-para-la-amazonia.html 

1 comentario:

Paco Sayago dijo...

Aplausos miles y variados, querido César. ¡Quién pudiera participar en ese Sínodo! Seguro que será una fuente de aire fresco y de Evangelio para toda la Iglesia.
Mañana me cuentas detalles del mismo.
Un abrazo, amigo.