miércoles, 17 de septiembre de 2014

AGILA


Es decir: espabila, arrea, apresúrate... Una palabra castúa redonda. Es la palabra de mi amiga Loren Molina, quizá la que mejor describe su personalidad y hace de diapasón para medir su historia. Muévete.

Estos días, cada mañana la recojo en la puerta de su óptica (C/ Almendralejo 18 de Mérida) para irnos a patear la isla. A las 7:30 apenas comienza a clarear por el lado de la muralla del alcazaba. Caminamos a buen ritmo; ella nunca ha parado, desde que era chica en Esparragosa de Lares, donde escuchó por primera vez "agila". Y luego niña en el Claret de Don Benito, con el reflejo de defenderse solita y ser autónoma. Apáñate.

Las chicas de las Escolapias venían a integrar el COU de mi cole. Las esperábamos con las hormonas en ebullición. Me acuerdo de un comentario los primeros días: "Hay una que es un punto, la de las gafas de sol". Porque a Loren ya entonces le gustaban las gafas, incluso una vez me rompió las mías. No de una guantá, sino sentándose encima, en su casa, viendo un partido de la NBA. Conectamos muy bien: el teatro, la pandilla, el baloncesto, el sufrimiento de aquel curso estresante que une para siempre. Ponte las pilas.

Paso el verano, y una noche de fiestuki de despedida antes de irnos a la universidad, me comí un semáforo en rojo, salió un coche y le dio a Loren que iba de paquete; resultado: múltiples contusiones, abrasiones... y la moza con un tobillo roto. Se tuvo que quedar todo el primer trimestre en su casa, pero no pasó un pelo, porque después de Navidad se fue a Madrid y esprintó para sacar su carrera de óptica. Aligera.

Luego se atrevió a montar su negocio. Ahí, sacudiéndose el miedo, aprendiendo, abriéndose paso a golpe de riñón y de profesionalidad. Poco más tarde fue madre, y enseguida se encontró con que tenía que sacar adelante a su hijo sola. Valiente, fuerte, decidida. Ingéniatelas.

Esta mediodía nos ha puesto a Paco Sayago y a mí una fabada riquísima, porque además es una cocinera hábil y original. Así es Loren: una auténtica mujer de bandera. Mu tremenda, de carácter, pero muy sensible, muy inteligente y muy viva. Una madraza y una gran amiga. Marco, colega, qué suerte tienes, aunque a veces debe de ser una buena castaña vivir con la Lorenza... Sobre todo cuando se pone sargenta y te dice: ¡agila!

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