Y lo mejor es empezar sin más demora. Tenía pendiente contar algo que me dejó un poco mudo. Es el caso de las personas mayores que no pueden cuidar sus familiares.
Debe ser muy triste verte en una residencia. A los mayores que están en ellas les parece que están "rodeados de viejos", como desubicados, a veces desorientados en esos sitios impresonales, que han sustituido como intrusos a los lugares que les vieron crecer, amar y sufrir, a los lugares cuyo sabor reconocen y que han sido los escenarios de sus vidas.
Con todo, los mayores suelen estar bien cuidados en esas residencias o pisos tutelados. Y si el establecimiento está en su pueblo, entonces mejor que mejor: los cuidadores son "el hijo de" o "la nieta de", pueden ir a su casa de vez en cuando, sus vecinos y amigos van a verlos (aquí en Santa Ana los pisos titulados caen de paso, están encima de la cafetaría, la gente entra a diario...), alen de tarde en tarde a comer a casa de su familia, los Reyes Magos, la alcaldesa y el cura entran a verlos como miembros que son de la comunidad, conocidos con nombre y apellidos.
Pero ¡ay! Ocurre a veces que la residencia en cuestión o el piso tutelado no están preparados para atender a las personas cuando se eleva el grado de su condición de dependiente (baremada o no)... y entonces hay que trasladarse a otra residencia más capaz, más equipada o especializada... que a menudo ya no está en su propio pueblo. De repente, en un par de días, hay que despedirse del pequeño mundo de afectos, familiaridades y terrenos conocidos. De repente los cuidadores son desconocidos, en un lugar desconocido de un pueblo desconocido y a veces lejano. La tristeza da una vuelta de tuerca en esos ancianos. Casi no rcuerdo ojos tan tristes, tan vencidos y cansados. Como una pena que invade lenta pero inexorablemente el corazón, una losa que va aplastando el alma hasta silenciar el brillo de la esperanza.
1 comentario:
Hola César:
Seguro que ya te han comentado (todas esas personas que actualmente te rodean)que el Valle es un pueblo distinto y peculiar, pero lo tienes que comprobar por ti mismo y eso lleva tiempo y un estudio minucioso de sus gentes. No es difícil, pero sicológicamente agotador.
Creo que has tomado un buena decisión al seguir con el blog, ya sabes: Los caminos de Dios son inescrutables.
Un saludo: Autóctono
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