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Qué semanita. Cuajada de trabajos, algunos de esos que te ponen en tensión, otros nuevos, de esos que no sabes cómo van a salir. Una semana marcada por la muerte de Sandra, una niña de diez años que yo conocía; días como velados por una cortina de pena y desolación.
Este cura de pueblo y cura de jóvenes tiene por momentos tantísimas cosas distintas en la cabeza, y todas a la vez, que me aturrullo, me atasco, me colapso... y me agoto. Sí, ya se que le pasa a mucha gente, pero hoy me ocurre a mi, y por eso lo escribo. No son problemas serios de salud, ni económicos... son mis avatares, el devenir de mis cosas, con su dificultad.
Acoge en tu amor a Sandra, Señor; cuida a sus padres. Y ayúdame, en estos dos días y medio de Ejercicios Espirituales, a descansar en ti y contigo.
1 comentario:
Vaaaaaaaaaaaaya!
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